Dos mujeres viendo los daños en una residencia en Kiev provocados por el ejército ruso
Las Iglesias europeas claman contra la guerra: «Está causando un sufrimiento incalculable»
Los obispos de las diócesis en el continente han reconocido la labor de los países y ONG que están ayudando a los refugiados que huyen de la barbarie en suelo ucraniano
el Comité Conjunto de la Conferencia de Iglesias Europeas (CEC) y el Consejo de Conferencias Episcopales Europeas (CCEE) ha emitido un comunicado pidiendo a la comunidad internacional hacer «todo lo posible» para «poner fin a la guerra actual en Ucrania» que está «destruyendo vidas y causando un sufrimiento incalculable».
«La religión no puede usarse como un medio para justificar esta guerra. Todas las religiones, y nosotros como cristianos, estamos unidos para condenar la agresión rusa, los crímenes que se están cometiendo contra el pueblo de Ucrania y la blasfemia que es el mal uso de la religión en este contexto», anunciaba el Comité Conjunto CEC-CCEE en su última reunión en Bratislava, Eslovaquia.
Los obispos europeos, por otro lado, no se olvidaron del trabajo de las iglesias locales y de las ONG, así como de los países que están acogiendo a los miles de refugiados que llegan a Rumanía, Polonia, Moldavia o los países bálticos. Del mismo modo, tanto la CEC como la CCEE reconocían en su nota las voces del pueblo ruso que protestan contra la invasión y la barbarie instalada a las puertas de Europa.
La estrategia del Vaticano en la guerra de Ucrania
Pedir por la paz
«Continuamos orando por el don de la paz y llamamos a todos los cristianos a unirse a nosotros», remarcaban los obispos para después reconocer la importancia de «afirmar el valor de la vida y promover activamente la reconciliación».
En esta misma dirección está el Papa Francisco desde el estallido de la guerra, habiendo desplazados a dos de sus cardenales de máxima confianza, hablando con la embajada rusa en el Vaticano, contactando con el presidente ucraniano y ruso al mismo tiempo, que abría las puertas de la Santa Sede para atender a los niños que vienen de las bombas en el hospital infantil Bambino Gesù, donde se ha atendido a 50 infantes procedentes de Ucrania.
