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El rapero Grilex durante su concierto en las Jornadas de la ACdP en Bilbao

El rapero Grilex durante su concierto en las Jornadas de la ACdP en BilbaoACdP

Grilex, el rapero al que le «daban asco los cristianos» hasta que se convirtió

El 'mc' madrileño, a quien muchos conocieron por su concierto en la gran manifestación provida de 2019, ofreció su testimonio en Bilbao

«Yo fui perseguidor del cristiano». No habla Pablo de Tarso, sino Guillermo Esteban, alias Grilex: «Hoy me conocen como el rapero cristiano, pero a mí los cristianos me daban asco», confesaba el artista sobre el escenario del Palacio Euskalduna de Bilbao en el contexto de las últimas Jornadas de Católicos y Vida Pública del País Vasco, organizadas por la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP).

El mc Grilex, a quien muchos conocieron por el concierto que ofreció en la Marcha por la Vida de marzo de 2019, recordó su historia frente a un auditorio entregado. Segundo de cinco hermanos, creció en un hogar católico, pero se fue apartando de la fe. Fue un proceso paralelo a su interés por la cultura hip hop y por el rap, música que descubrió a los siete años.

El emotivo mensaje a participar por la marcha «Sí a la vida»

El emotivo mensaje a participar por la marcha «Sí a la vida»

Una espiral de violencia

Se metió –dijo– en «un ambiente turbio, duro; no de batallitas de gallos, sino de hacer daño a las personas, de destrozar a las personas y sus familias». Inmerso en un baile de máscaras y violencia, fue desarrollando rencor, consumiendo para anestesiar su dolor. El rapero evocó las peleas constantes –«los puñetazos que daba y recibía me hacían sentir vivo», advertía– y reconoció que en el fondo se arrastraba mendigando amor.

«Escribía para «vomitar toda esa rabia», narró Grilex, cuya espiral descendente tocó fondo una madrugada, al llegar a su casa. «Yo estaba muy roto, mis padres estaban preocupados; aquella noche mi madre me cogió por banda y consiguió que yo aceptase acompañarla a misa al día siguiente».

En este momento, el relato de Grilex comenzaba a llenarse de luz, también de bromas cómplices con el público. «Me llevó a la parroquia de jóvenes, a los que yo había hecho muchísimo daño, y cuando vi al grupo de cristianitas me entró un asco atroz…», contaba, aunque allí se encontró con chica que escuchaba su música y que –ni corta ni perezosa– le invitó a asistir a una cena Alpha. «Era muy guapa, primero pensé que era una gatita, pero no: ¡era una leona!», celebraba el rapero.

El rapero Grilex durante su concierto en las Jornadas de la ACdP en Bilbao

El rapero Grilex durante su concierto en las Jornadas de la ACdP en BilbaoACdP

El inicio de un proceso

Por ella acudió a esta cena Alpha, una iniciativa de apostolado extendida por todo el mundo y que consiste en una serie de encuentros distendidos en las que se presentan y debaten cuestiones básicas de la doctrina cristiana. «Todos iban muy bien vestidos –¡parecía una secta!–, pero lo que me impresionó fue ver lo felices que estaban los voluntarios que servían… eso me hizo volver una segunda, y una tercera…», detalló Grilex.

Aquellas cenas fueron el pistoletazo de salida a su proceso de conversión. A raíz de nuevos encuentros, como unas convivencias en las que Dios le tocó el corazón, y nuevas experiencias, fue conociendo una iglesia que no se correspondía con sus prejuicios. Descubrió una iglesia de pecadores acogidos, no de justos.

Te pido Grilex

Te pido Grilex

Su proceso se deja ver en sus creaciones. «Escribí la canción Te pido, en la que hablo a Dios, y una persona me dijo que gracias a ella no había llegado a suicidarse», detalla. Tras un largo proceso de transformación interior, hoy todas sus letras dejan traslucir su vivencia personal del amor de Jesucristo, con frases como «Caigo y me tropiezo en esta vida, / por eso, Padre, te confieso que te busco pa' buscar salida» o «Quiero vivir para poder cantarte cada vivencia que viene del Padre».

Grilex concluyó su testimonio instando a los jóvenes asistentes a darse valor, a quererse a sí mismos para querer del mismo modo al prójimo. También les conminó a formar comunidad y a «abrazar al mundo, lleno de corazones rotos». «El mundo –insistió este San Pablo con micrófono– no necesita jueces, sino el abrazo fraterno, la escucha… tenemos que acoger muchas cosas para encender en los corazones la llama de Dios».

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