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Las vocaciones, gracias a la labor de los misioneros, crecen de forma exponencial en el continente africanoCathopic

Cristianos perseguidos

Las balas van más lentas que el Evangelio en África: el crecimiento de la Iglesia en un continente hostil

Al tiempo que crecen las guerrillas en el olvidado continente, las diócesis siguen su expansión lenta pero constante. Vocaciones que generan cierta suspicacia pero que ayudan a sostener la Iglesia

El crecimiento de los cristianos desde la llegada de la Buena Nueva a la historia, de los territorios y de los corazones de las personas, siempre ha ido de la mano con la persecución, el ostracismo y el recelo por aquellos que escuchan a los que dicen ser de Jesús.

Mientras Occidente está en abierto repliegue de la fe, con templos vacíos y vocaciones en horas bajas; con cristianos que han renunciado a asumir lo que implica el haber sido bautizados, la Iglesia africana y asiática no deja de experimentar un impresionante crecimiento donde el buen discernimiento y la integración en sus comunidades son las principales tareas que tienen que llevar a cabo los misioneros que, todavía hoy, llevan el Evangelio y la Eucaristía a lugares desconocidos y remotos.

El eje vertebrador de la fe católica está ampliando sus pilares allí donde más necesaria es la misericordia salvífica.

Dos hermanas de la caridad en Áfricacathopic

Fe de corazón, miedo de pensamiento

En 2020, los datos publicados por el Vaticano muestran cómo en Europa disminuye el número de sacerdotes sobre el total de 2019, pasando de un 60 % a un 40 %. Sin embargo, África y Asia, en el mismo periodo, habrían ganado terreno el ámbito diocesano, subiendo hasta un total del 30 % de las vocaciones en todo el mundo. Esto supone, en tan solo un año, un 5 % más que en en el 2018.

Una de las principales causas de este fenómeno reside en la vida consagrada, que es joven y abundante, y que está poblando a pasos agigantados los seminarios e institutos religioso. Por tanto, la población vive en un crecimiento constante de la fe al mismo tiempo que la libertad religiosa está en números rojos, tal y como se desprende del último informe de Ayuda a la Iglesia Necesitada.

Los gobiernos inestables, los sistemas tribales, lo endeble de las democracias, la pobreza, la falta de bienes básicos o la lucha por hacerse con los minerales raros que demanda Occidente, están generando una desigualdad a la que los católicos tratan de responder espiritual, física y socialmente en su día a día. Los diamantes de sangre silencian sus voces y corazones con miedo y angustia.

Soldados somalís en plena guerra

La fe en el punto de mira de la guerrilla

La República Democrática del Congo (RDC) es el país africano con más católicos. En total, 44 millones, lo que supone el 95,1 % de la población. En contraposición a este dato, está la zona del Sahel, donde las madrazas –escuelas coránicas– intercambian suras y pan a cambio de adeptos. O el caso de Somalia, donde los cristianos han tenido que huir a Kenia y Etiopía y han sido esquilmado en el estado fallido.

En el caso, del norte y el sur de RDC, en particular en la región de Kivu, los mercedarios y la guerrilla tienen una alta presencia. Ya en 2018, la Conferencia Episcopal del Congo, luchó para que hubiera unas elecciones justas, libres y limpias para acabar con los asesinatos indiscriminados, las enfermedades anquilosadas –como la Malaria–, la corrupción y las constantes guerras civiles que impiden el desarrollo y crecimiento del país. En este conflicto, los cristianos son un blanco directo.

Por otro lado, en Nigeria la situación no es distinta. Desde 2009, Boko Haram controla parte del país. Esta banda, vinculada al yihadismo más extremo, lleva décadas secuestras, persiguiendo y asesinando a los religiosos de la zona como elemento desestabilizador de la situación política y social. Los asesinatos hace tan solo unas semanas de los sacerdotes Joseph Akete Bako y Felix Zakari Fidson, son dos de los nombres propios de los cientos de casos que sacuden el país. El periodista Fernando de Haro, en su documental Aleluya, narraba cómo a pesar de vivir en medio del infierno, los cristianos de Nigeria seguían sin abandonar a Jesús.

Sin miedo a lo que esté por venir

La libertad religiosa, a pesar del crecimiento de las vocaciones en África, sigue siendo un agujero negro en la mayor parte de estados de este lugar. Aún así, los cristianos viven su fe sin miedo, con arrojo y valentía, intentando hacer de su mundo un lugar de paz. Porque tal y como señalaba Javier Menéndez Ros, director de Ayuda a la Iglesia Necesitada en España, «cuanto más castigada está la fe, más vocaciones surgen, especialmente en lugares como la zona del Sahel, con unos índices de violencia brutal, y lo hace porque adquiere mucho significado el que nosotros, los cristianos, no combatamos el odio o el terror empuñando un arma. Lo combatimos perdonando y con amor, y eso transforma a muchísimas personas».