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El Santo Padre a su llegada a la plaza de San Pedro

El Santo Padre a su llegada a la plaza de San PedroEFE

Audiencia general

El Papa Francisco pide a los políticos que «silencien las armas» y escuchen «el grito de paz»

En la audiencia general en la plaza de San Pedro, el Santo Padre ha vuelto a pedir oraciones por la paz en Ucrania y en todos aquellos lugares donde hay conflictos armados

Con la llegada del buen tiempo, las audiencias generales comienzan a celebrarse de nuevo en la plaza de San Pedro, a donde hemos visto llegar al Papa Francisco este miércoles, 27 de abril, sentado en el papamóvil. El vehículo le ha llevado hasta la tribuna desde la que el Santo Padre pronuncia su catequesis, para que tuviese que andar lo menos posible y evitarle el subir las escaleras.

El dolor de rodilla del Pontífice, causado por una gonalgia aguda, le impide andar con normalidad y, de hecho, este miércoles se le ha podido ver llegando a la silla desde la que ha presidido la audiencia, apoyándose en ella y en el cardenal que le acompañaba.

El Papa Francisco besando a un bebé, a su llegada a la audiencia

El Papa Francisco besando a un bebé, a su llegada a la audienciaEFE

El pecado de la suegras: «la lengua»

En la audiencia de hoy, que ha continuado la serie de catequesis sobre el valor de la ancianidad, el Santo Padre ha pedido oraciones por la paz en Ucrania y en todos los lugares donde hay abiertos conflictos bélicos, al tiempo que ha instado a los líderes políticos a «silenciar las armas», «para que quienes tienen el poder de detener la guerra escuchen el grito de paz de toda la humanidad», ha pedido el Pontífice durante los saludos que ha dirigido en la audiencia general a los fieles de lengua portuguesa.

Francisco ha dedicado su catequesis a la parábola de Rut. Esta moabita, después de la muerte de su esposo Mahlon, se dirigió a Belén con su también enviudada suegra Noemí. Este pasaje bíblico, según el Papa, ilumina «la belleza de los vínculos familiares donde la juventud se revela capaz de dar de nuevo entusiasmo a la edad madura».

El Santo Padre ha pedido que se trate mejor a las suegras del mundo, que «son también madres. Es cierto que a veces son un poco especiales, pero han dado todo». Y a ellas, les ha dicho: «tened cuidado con vuestras lenguas. Es uno de los pecados de las suegras, la lengua».

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