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El Papa Francisco firma el Libro de Oro junto a la presidenta de Hungría, Katalin Novak, en BudapestAFP

El Papa Francisco desde Hungría insta a «recuperar el alma europea» ante la guerra y nacionalismos

El papa Francisco emprendió este viernes una delicada visita de tres días a Hungría durante la cual hablará con el primer ministro Viktor Orbán de la guerra en Ucrania y del drama de la migración en Europa

El pasado viernes el Papa Francisco llegaba a Hungría para una visita que duraría tres días y que estaría marcada por el drama de la migración en Europa y la guerra en Ucrania, según informó un comunicado oficial. A sus 86 años, el Papa deja atrás los problemas respiratorios por los que fue hospitalizado antes de Semana Santa, y con la ayuda de su silla de ruedas ha vuelto a subirse a un avión que puso rumbo a Budapest.

Tras su llegada, pronunció su primer discurso, en el que deploró el «triste ocaso del sueño coral de paz, mientras los solistas de la guerra se imponen». Más de un año después de la invasión de Ucrania por las tropas rusas y mientras las perspectivas de paz son inexistentes –Kiev se prepara para llevar a cabo una contraofensiva en primavera–, el Santo Padre ha optado por alertar desde Budapest a las mentes europeas.

Durante la visita de cortesía a la presidenta de la República Húngara, Katalin Novak, el Papa ha firmado el Libro de Honor, escribiendo de su puño y letra estas palabras: «Vengo como peregrino y amigo a Hungría, país rico en historia y cultura; desde Budapest, ciudad de puentes y de santos, pienso en toda Europa y rezo para que, unida y solidaria, sea también en nuestros días casa de paz y profecía de acogida».

«Europa es fundamental»

«Es esencial volver a encontrar el alma europea: el entusiasmo y el sueño de los padres fundadores, estadistas que supieron mirar más allá del propio tiempo, de las fronteras nacionales y las necesidades inmediatas, generando diplomacias capaces de recomponer la unidad», subrayó. Francisco comenzaba así su primer discurso en el que también se ha preguntado «¿Dónde están los esfuerzos creativos por la paz?» Pues a su parecer, solo se logrará de la mano de unas «políticas capaces de mirar al conjunto, al desarrollo de todos: atentas a las personas, a los pobres y al mañana; no sólo al poder, a las ganancias y a las oportunidades del presente». Además, ha dicho que en «esta coyuntura histórica, Europa es fundamental».

El Papa Francisco también quiso recordar a Hungría la responsabilidad que tiene –al ser país fronteriza con Ucrania– hacia los migrantes e instó en la «necesidad de apertura a los demás» pues «los valores cristianos no pueden ser testimoniados por medio de la rigidez y las cerrazones», advirtió ante el primer ministro nacionalista Viktor Orbán, conocido por su política antimigratoria que tan duras críticas ha recibido.

Al hilo de esta acogida, ha recordado que «quienes se profesan cristianos, acompañados por testigos de la fe, están llamados principalmente a testimoniar y a caminar con todos, cultivando un humanismo inspirado en el Evangelio y enraizado en dos pistas fundamentales: reconocerse hijos amados del Padre y amar a cada uno como hermano».

Erradicar la «indiferencia»

En el segundo día de su vista, como incansable defensor de la «apertura a los demás», el Papa Francisco pidió «erradicar los males de la indiferencia» en el acto del sábado por la mañana que congregó a un millar de fieles en la iglesia neogótica de Santa Isabel y de entre los cuales se encontraban alrededor de 600 refugiados, provenientes principalmente de Ucrania, además de personas pobres.

Tras escuchar varios testimonios, entre ellos el de Oleg Yakovlev, un ucraniano padre de cinco hijos que contó haber huido de su país en guerra, el Papa agradeció a los húngaros. En particular a las asociaciones religiosas, «por el esfuerzo realizado en la caridad» y «por el modo con que han acogido –no sólo con generosidad sino también con entusiasmo– a muchos refugiados procedentes de Ucrania».

Desde el inicio del conflicto, más de dos millones de ucranianos transitaron por suelo húngaro, aunque solo 35.000 solicitaron el estatus de «protección temporal» implementado por la Unión Europea (UE), según datos del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR).

Algunos de los fieles, como Olesia Misiats, madre de tres hijos que tuvo que dejar Kiev el año pasado dijo que en Hungría se sentían «seguros» y afirmaba que mucha gente les estaba ayudando, a pesar de que la posición ambigua del primer ministro húngaro no incite a muchos ucranianos a quedarse en el país. Hasta el momento el dirigente nacionalista va a contracorriente de la solidaridad mostrada por la UE y la OTAN y ha rechazado enviar armas a Kiev a la vez que mantiene estrechos vínculos con el Kremlin.

Visita a niños con discapacidad

Continuando con su programa, el Santo Padre ha visitado de forma privada el Instituto para Ciegos Beato Laszlo Batthyany-Strattamann, que acoge a niños con discapacidad visual, dificultades motrices o necesidades educativas especiales.

El centro fue fundado en 1982 y, en 1989, se trasladó a las actuales instalaciones más amplias en Budapest. Francisco ha sido recibido en la entrada principal por el director György Inotay, quien le ha conducido al refectorio para mostrarle algunas de las aulas del centro, antes de dirigirle un breve saludo.

Todo el encuentro ha estado amenizado por canciones infantiles, una de las cuales también tocaba la flauta. «Gracias a todos por la acogida –ha dicho el Papa al verlos, tras el saludo del director–. Gracias por vuestras canciones, por vuestros ojos. Gracias al director porque ha querido comenzar con la oración de san Francisco, que es un programa de vida». Su visita ha finalizado con una breve reunión y saludo a todos los empleados del Instituto.

El domingo presidirá una misa al aire libre detrás del Parlamento en Budapest. A pesar de los dolores persistentes de rodilla, que lo obligan a moverse en silla de ruedas, el Papa, sonriente, parece estar en buena salud, en su 41º viaje internacional tras su elección en 2013.