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El Papa, junto a los miembros de la Secretaría del Sínodo en la apertura de la AsambleaEFE

Sínodo 2023: reflexiones sobre el celibato y diversidad sexual

El Sínodo ha abordado temas controvertidos, tales como el diaconado femenino, el celibato y la manera de acoger a personas con diversas orientaciones sexuales. En el documento final se ha omitido por completo la referencia a la nomenclatura «LGTB» que había sido utilizada en el documento de trabajo. En su lugar, se ha optado por hablar de la acogida de personas con diversas orientaciones sexuales

El Sínodo, una asamblea de obispos que por primera vez ha incluido a laicos y mujeres con derecho a voto, concluyó sus trabajos este sábado por la noche tras casi un mes de sesiones en el Aula Pablo VI del Vaticano. Durante este periodo, se reunieron 460 personas, de las cuales 364 tenían derecho a voto, y de estas, dos tercios eran obispos. Su objetivo principal fue discernir la forma en que la Iglesia debe abordar la sinodalidad, promoviendo la participación activa de todos los miembros del «pueblo de Dios» en la toma de decisiones y la búsqueda de una auténtica comunión.

El documento de síntesis, que resultó de las deliberaciones y que incluye las propuestas aprobadas, se dio a conocer tras ser votado por la asamblea. Además, ha señalado los temas que requieren un mayor análisis y que servirán de base para el trabajo que se llevará a cabo durante el próximo año, culminando en la sesión final programada para octubre de 2024.

El Informe de Síntesis, que consta de alrededor de 42 páginas, no presenta conclusiones definitivas, sino más bien una serie de temas demarcados con una convergencia, cuestiones que enfrentar y propuestas que serán abordadas en la próxima asamblea sinodal. Las controversias, que sí se presentaron según los implicados en los puntos de prensa diarios organizados por la Comisión de información del Sínodo, están redactadas de manera general y enfocadas en continuar la reflexión en cada diócesis, comunidad e iglesia local.

Además, se subraya que se trata de un trabajo no conclusivo y en progreso, con el propósito de estimular el discernimiento y la escucha, especialmente entre los laicos y las familias, prestando atención a la 'complementariedad' de vocaciones, carismas y ministerios. También es importante destacar que el texto final no influye en la vida de la Iglesia. El Sínodo 2021-2024 tiene un carácter consultivo y, en última instancia, serán las decisiones del Papa Francisco las que guíen el rumbo de la Iglesia. En línea con esto, la Carta al Pueblo de Dios, redactada y votada por los padres y madres sinodales, promete seguir el proceso con un espíritu de servicio y comunión, sin excluir a nadie, y ampliando la convocatoria para participar en la última etapa.

A propósito de resistencias, es importante destacar que 12 sinodales votaron en contra de la Carta al Pueblo de Dios. El Informe de Síntesis obtuvo la aprobación de todos los puntos. Pero, el voto fue menos unánime en el tema del diaconado femenino que fue señalado como una cuestión por enfrentar nuevamente (obtuvo 69 votos contrarios, 277 a favor). «El Sínodo no es un parlamento», ese es el imperativo del Papa. No obstante, es natural que surjan opiniones divergentes, especialmente en cuestiones doctrinales. Por lo tanto, cualquier tema difícil de asimilar para los opositores al Sínodo tendrá un año completo para ser analizado y discutido, ya que la segunda etapa está programada para octubre de 2024 en el Vaticano, continuando un proceso que se inició en 2021.

Sin embargo, a priori, este evento eclesial ya cuenta con detractores y críticos definidos, aunque sean una minoría aparente, que logran llamar la atención y generar suficiente consideración mediática. Sin entrar en detalles, el punto clave de la discusión gira en torno a la doctrina: ¿cómo cambiar sin cambiar la doctrina? Esto se hizo evidente antes del inicio del Sínodo de octubre de 2023 con la publicación y amplia difusión de los «Dubia» de cinco cardenales (algunos de ellos eméritos, lo que representa menos del 2 % de los purpurados, parte del colegio que tienen la misión de aconsejar al Pontífice). Además, enviaron nuevas preguntas al Vaticano, dirigidas al Sucesor de Pedro, incluso después de recibir una respuesta oficial del Dicasterio para la Doctrina de la Fe en septiembre.

La sinodalidad es un concepto nuevo que genera sentimientos y argumentos encontrados. Aquellos que se sienten excluidos de este camino seguirán debatiendo la idoneidad de permitir que los «no obispos» participen y voten en un Sínodo de Obispos. Hay apocalípticos y conversos en este difícil proceso de reforma. El Papa Francisco ha dejado claro cuáles fueron los requisitos clave en su elección en 2013, es decir las exigencias de los cardenales que le eligieron, y que marcan el camino sinodal: acabar con el centralismo vaticano y los cortesanos papales, y luchar contra el flagelo de los abusos. La sinodalidad como camino de la Iglesia del tercer milenio.

Los temas a debatir

En el centro de la atención del Sínodo se encuentran temas que continuarán siendo objeto de debate fuera del Aula Sinodal, como el acompañamiento pastoral a las comunidades LGTB, el acceso al diaconado de las mujeres (antes mencionado), el celibato (tema muy debatido en Alemania y en el norte de Europa), la lucha contra el clericalismo (una prioridad de la reforma del Papa Francisco, como se evidencia en su última intervención en la 18ª Asamblea General contra la marginación de las mujeres en la Iglesia, el machismo y las actitudes dictatoriales de ciertos clérigos), la secularización de los sacerdotes, la renovación de las estructuras eclesiales, la atención a las víctimas de abusos y las vocaciones, entre otros.

En cuanto a la bendición de parejas del mismo sexo, se mantuvo la perspectiva tradicional: «La orientación homosexual no se considera pecado en sí misma, pero se considera pecado cuando las personas tienen relaciones sexuales entre ellas. Esto es aplicable a todas las personas, no solo a las personas homosexuales, ya que las relaciones sexuales fuera del matrimonio se consideran pecado», según el arzobispo de Riga, Zbigņevs Stankevičs.

El Santo Padre solicitó a los participantes mantener la confidencialidad y el ayuno informativo desde el 4 de octubre, con algunas excepciones como la entrevista de ese mismo día de apertura del Cardenal Müller a un canal de televisión norteamericano. Esta «confidencialidad» ha promovido la oración, el silencio y la escucha entre los participantes, pero también ha creado una mayor expectación, en los observadores externos, sobre los temas discutidos en el Aula Pablo VI.

Los Círculos Menores del Sínodo están conformados por 35 mesasEFE

Las madres sinodales españolas, en una entrevista con El Debate, aseguraron que «se han tejido muchas especulaciones, pero la doctrina es inmutable». Es relevante destacar la diversidad de opiniones en la 16ª Asamblea, como lo muestra la imagen del jesuita estadounidense James Martin junto al cardenal Gerhard Müller. Martin es partidario de la inclusión del colectivo LGTBI, mientras que Müller, ex prefecto de la Doctrina de la Fe, critica el proceso sinodal. También se destaca que 54 mujeres votaron por primera vez en la historia del Sínodo. Además, un hecho colorido: El Papa Francisco justificó la participación del miembro más joven de la Asamblea, Wyatt Olivas, de 19 años, permitiéndole recuperar clases en la Universidad de Wyoming a su regreso a Denver (EE. UU.).

En cuanto a las reticencias contra el Sínodo, el proceso de mesas redondas, inédito y diferente a los sínodos anteriores, así como la inclusión de laicos, ha marcado un desarrollo que algunos consideran un grave error. La cuestión que plantean estas voces es: ¿cómo puede ser un Sínodo de Obispos si incluye miembros votantes que no son obispos? El Cardenal Christoph Schönborn afirmó que esto no fue un problema para el desarrollo del evento y que sigue siendo un Sínodo episcopal, con una participación más sólida de no obispos, lo cual considera un desarrollo positivo.

Por otro lado, recientemente el Arzobispo de Sídney, Anthony Fisher, planteó cuestionamientos sobre la autoridad del Sínodo y la necesidad de reflexionar más profundamente sobre su implicación en términos eclesiológicos, canónicos y prácticos. En 2018, el Papa Francisco estableció en la constitución apostólica «Episcopalis communio» esta nueva función y estructura del Sínodo de los Obispos, que incluye la participación de laicos con voto bajo invitación papal. Es posible que este debate continúe, alimentado por teólogos y expertos en derecho canónico, y que se convierta en un punto focal para responder o rechazar las propuestas definitivas del Sínodo en 2024.

En cuanto a la 'germanización' del Sínodo, parece que esto no ocurrió, como se evidencia en la falta de énfasis en el tema de los sacerdotes casados según las voces sinodales que decantaron lo sucedido en el aula. En efecto, el punto en cuestión es buscar alternativas que no necesariamente involucran la ordenación de mujeres ni la clericalización de los laicos, como explicó el cardenal Robert Francis Prevost, prefecto del Dicasterio para los Obispos. El Papa mismo enfatizó que el clericalismo es una forma de mundanidad que perjudica al pueblo fiel de Dios, destacando que los obispos de la Iglesia no existen aislados del pueblo, y que la Iglesia como pueblo de Dios es ese «pueblo sencillo y humilde que camina en la presencia del Señor», que es «infalible» y que transmite la fe en «dialecto femenino».

La paz en Oriente Medio

Mientras tanto, afuera del Aula Pablo VI, se escuchaban los constantes llamados del Papa Francisco en medio de un mundo convulsionado por lo que él ha denominado la «tercera guerra mundial a pedazos». El Papa ha expresado su profunda preocupación y tristeza por la crisis en Israel y Palestina, que se desató después del ataque de Hamás y la respuesta de Israel. El viernes 27 de octubre, el Santo Padre presidió un evento de oración y al ayuno por la paz, junto a los participantes del Sínodo en la Basílica de San Pedro. Por su parte, la diplomacia vaticana trabaja en la liberación de los rehenes israelíes en manos de Hamás.

Pensando en los niños, el cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado, insistió en evitar una nueva escalada de violencia en Oriente Medio. No obstante, el Santo Padre ha continuado atendiendo a asuntos de suma importancia, como la preparación de la COP28 en Dubai sobre el Cambio Climático, en la que se contempla su posible participación según varias fuentes, pero que el Vaticano no confirma, así como su llamada telefónica con el presidente Joe Biden, en la que expresó la necesidad de buscar caminos hacia la paz entre israelíes y palestinos,