Fundado en 1910

Fachada de la catedral de Barcelona

Religión

La verdadera catedral de Barcelona (y que no es la Sagrada Familia)

La sede del arzobispo de Barcelona reside en el templo catedralicio de la Santa Cruz y Santa Eulalia

La Sagrada Familia es uno de los templos más emblemáticos de España. A lo largo del pasado año 2023, la basílica acogió a más de 4,7 millones de visitantes. La obra diseñada por Gaudí es la primera iglesia que se nos viene a la cabeza cuando pensamos en Barcelona. Sin embargo, en ella no reside la sede del obispo (en este caso cardenal arzobispo) de esta diócesis. Para comenzar a hablar de la catedral de Barcelona hay que remontarse a finales del siglo III.

La primitiva diócesis estuvo fundada sobre la sangre de los mártires. Eulalia era una niña de trece años que vivía en el territorio de esta ciudad. Durante la época del emperador Diocleciano, se perseguía a los cristianos de la zona. Ella, que había sido educada en la fe, la confesó abiertamente y fue condenada al martirio. Varios fueron las torturas a las que fue sometida hasta que fue crucificada desnuda en una cruz en forma de aspa. Se cuenta que en ese momento se produjo un milagro, cayendo una nevada que le cubrió el cuerpo.

También derramó su sangre por su fe san Cucufate, quien, de origen africano, desembarcó en Barcelona. Después de practicar la caridad con los necesitados, fue apresado y torturado. Al conservarle Dios su vida milagrosamente tras varios tormentos, muchos se convirtieron. El prefecto Rufo fue quien lo mandó pasar a espada, muriendo degollado.

Orígenes de la catedral

Hasta el año 343 no se tiene constancia de que haya una organización eclesiástica, con la llegada de Pretexto como obispo de Barcelona, quien aparece en el concilio de Sárdica en Oriente para ratificar el Concilio Ecuménico de Nicea. Habiendo un prelado, además de los que lo sucedieron, se puede entender que hubo un templo donde residiera su cátedra.

Es en el año 599 en el que se documenta la existencia de una catedral, dedicada a la santa Cruz. Las excavaciones han revelado que este templo poseía tres naves que estaban separadas por dos series de columnas de mármol blanco. Tras el paso de Almanzor, el conde de Barcelona, Ramón Berenguer el viejo, junto con el obispo Guislabert iniciaron la construcción de otro templo, una catedral románica.

Fue en el año 1298, bajo el pontificado de Bernardo Pelegri y el reinado de Jaime II de Aragón, que se comenzó a construir la actual catedral gótica, cimentada sobre las anteriores. Las obras finalizaron a mediados del siglo XV. La fachada del templo se realizó a finales del siglo XIX, ideada por el arquitecto Josep O. Mestres, y finalizada en 1913 con la construcción del cimborrio.

La planta de la actual catedral consta de tres naves góticas, unidas por la girola por detrás del altar mayor. Las dimensiones son de 93 metros de largo, 40 de ancho y 28 de altura en la nave central, alcanzando el cimborrio los 70 metros en el exterior. En el interior, las medidas se reducen hasta los 79 metros de largo y 25 de ancho.

En el interior de la catedral descansan los restos de santa Eulalia, titular de la catedral junto a la santa Cruz. La cripta gótica contiene el sarcófago en el que se relata el martirio de la santa niña, coronada por cuatro ángeles y una imagen de la Virgen María. Tras él, se puede apreciar la tumba original, encontrada en el año 878 por el obispo Frodoino en el cementerio de Santa María del Mar.

Cripta de santa EulaliaCatedral de Barcelona

Curiosas costumbres

Varias son las tradiciones que se mantienen en la catedral de Barcelona, algunas de lo más curiosas. Por ejemplo, la de la presencia de ocas en el claustro del templo. Representando la edad a la que santa Eulalia fue martirizada (además del número de torturas que sufrió) trece de estas aves habitan en el estanque de este lugar. Igualmente, la santa niña era pastora de estos animales.

Allí tiene lugar otra costumbre que acontece en el día del Corpus Christi. ‘El huevo como baila’, l’ou com balla en catalán, es una tradición que aparece en 1636, que consiste en poner un huevo sobre el surtidor del estanque de la catedral, adornado con flores, haciéndolo bailar.

Otra de ellas es la del Canto de la Sibila, Cant de la Sibil·la en catalán, en el interior del templo. Este acto se representaba durante la Edad Media, vaticinando el fin de los tiempos y la segunda venida de Cristo. La sibila era una mujer de ricas vestiduras que portaba una espada en la mano. Cada año se canta en la catedral de Barcelona entre los Maitines y la Misa del Gallo de Nochebuena, siguiendo una melodía propia y de la forma tradicional barcelonesa.