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02 de julio de 2024

Juegos Olímpicos de París 2024

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Juegos Olímpicos de París 2024

'Holy Games' o cómo vivir la fe en tiempo de Olimpiadas

París se prepara para acoger a los atletas de todo el mundo y las diócesis, para acompañarlos espiritualmente

Los Juegos Olímpicos no son solo competiciones deportivas entre más de 200 países del mundo: también pretenden ser una tregua de las diversas guerras y conflictos. Este año, además, los franceses han creado una serie de iniciativas para que este evento sea un momento en el que los atletas puedan crecer no solo en espíritu deportivo, sino también en espíritu de fe.

La idea de la «tregua olímpica» se remonta a la antigua tradición griega y consiste en detener todas las guerras y conflictos para que los atletas y espectadores puedan viajar y participar en los Juegos Olímpicos de manera segura. El Papa Francisco ha sido un defensor de este concepto, cuando afirmó en una audiencia con Athletica Vaticana que «mi esperanza es que, en el momento histórico particularmente oscuro que estamos viviendo, el deporte pueda construir puentes, derribar barreras y fomentar relaciones pacíficas».

Debido a esto, monseñor Emmanuel Gobilliard, obispo delegado del Vaticano para los Juegos Olímpicos de París 2024, quiso aprovechar la llegada de la llama olímpica al puerto de Marsella el pasado 8 de mayo, para hacer un llamamiento a todas las parroquias y diócesis de Francia para rezar por la paz. El paso de la llama por 400 ciudades del país ha sido la oportunidad para numerosas comunidades católicas francesas de fomentar la paz y la cooperación entre diferentes culturas.

«El Evangelio es deporte»

San Juan Pablo II, el «deportista de Dios», ya hablaba de la importancia del deporte, al que definía como «un signo de los tiempos» donde el hombre «ejercita su cuerpo, su inteligencia y su voluntad, reconociendo que estas capacidades son dones de su Creador».

Inspirados no solo por diversos Papas, sino también por la creencia de que el deporte es una herramienta de unión entre personas de diversas culturas, raíces e historias, los Holy Games («Juegos Santos») es una de las iniciativas que la Iglesia francófona ha creado bajo el lema «El Evangelio es deporte». Con este proyecto, pretenden transmitir la «llamada a la santidad en los juegos», como explican en su página oficial.

San Juan Pablo II paseando por los lagos de Covadonga, en Asturias

San Juan Pablo II paseando por los lagos de Covadonga, en AsturiasEFE

Holy Games fue creado en 2022 por la Conferencia de Obispos de Francia y, en particular, por la diócesis de París. Fueron ellos los que decidieron que fuera Isabelle de Chatellus, quien participó en los Juegos Olímpicos de Atlanta en 1996, la directora de este programa.

Tres pilares: espiritualidad, cultura y solidaridad

Un primer plano que quieren atender es el religioso. «Nuestro objetivo», explica Chatellus en una entrevista en Le Figaro Podcasts, «es acompañar espiritualmente los eventos deportivos», y añade: «El Comité Internacional Olímpico nos pidió, como Iglesia católica, pero también a otras religiones, de acoger en la villa olímpica una capellanía». Por ello, habrá un centro multi religioso donde los deportistas se podrán recoger y vivir su fe durante el período de los Juegos. La directora agregó que: «En la villa olímpica no podremos celebrar la misa porque son salas que no están preparadas, por eso hemos localizado una iglesia muy cerca de la villa donde se celebrarán misas en diversas lenguas».

El primer evento oficial tendrá lugar el 19 de julio con una «misa de la tregua olímpica» en la céntrica iglesia de La Madeleine, en París, donde participarán figuras como Thomas Bach, presidente del Comité Olímpico Internacional.

A su vez, Holy Games pretende acompañar en el plano educativo y cultural. Por esta razón, el proyecto, que cuenta con más de 2000 voluntarios, ha organizado diversos eventos para deportistas de todos los niveles y también para aquellos que sufren algún tipo de discapacidad, combinándolos con jornadas de oración y encuentros con comunidades como la de Emmanuel o la Orden de Malta. «Es evidente», explica la directora, «que las personas que vendrán a París por los Juegos […] se pasearán por la ciudad y sería una pena que las iglesias estuvieran cerradas». Por ello, han organizado una red de iglesias que estén abiertas todo el día, con sacerdotes que hablen varios idiomas para poder atender a la gente.

Isabelle de Chatellus señalaba que «nuestro tercer pilar es el de acompañar a las personas frágiles […]. Uno de los grandes retos de estos Juegos es que no sean solamente una fiesta para los que tienen medios, sino una fiesta para el público extranjero». Holy Games trata de promover la solidaridad en el deporte, que trasciende su dimensión competitiva para convertirse en un verdadero agente de cambio social y espiritual.

Iniciativas como esta quieren enfatizar un mensaje claro: no se trata de hacer deporte como un fin en sí mismo, sino de convertirlo en un instrumento de unión entre personas y países, además de ser un medio para encontrarse con Dios.

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