Djokovic, fuera de la pista: un comedor para pobres y colegios gratis para niños
Es un campeón en el campo y fuera de él: miles de compatriotas suyos se benefician de la generosidad del tenista serbio
Su gesto mostrando la cruz que lleva colgada al cuello durante un partido de tenis en los Juegos Olímpicos de París ha dado la vuelta al mundo. Era, según consideraron muchos, su respuesta a los ataques gratuitos vertidos contra los cristianos en la celebración inaugural de los mismos. Que Novak Djokovic es cristiano ortodoxo es de sobra conocido. Y que le gusta profesar su fe públicamente, también. Lo que pasa más desapercibido es la ingente labor de caridad que realiza el tenista serbio a favor de los más necesitados de su país.
Novak es millonario y no le duelen prendas reconocerlo. «El dinero no es un problema para mí. He ganado lo suficiente como para alimentar a toda Serbia. Creo que se lo merecen después del apoyo que recibí por su parte», declaró hace unos meses. No se trataba de una boutade sin fundamento: se estima que su fortuna sobrepasa los 220 millones de dólares. Y creciendo: Tras derrotar el pasado domingo a Carlos Alcaraz en la final de los Juegos, el Gobierno serbio le asignó 200.000€ por la victoria.
¿Qué hace Djokovic con su inmensa fortuna? Por supuesto, disfrutarla. Pero, además, la comparte. Según Aleteia, la Novak Djokovic Foundation, de la que es uno de los principales benefactores, financió la renovación de una escuela en Požega (Serbia) con 94.000 euros. Los niños son unos de los principales beneficiarios del tenista. Ya en 2015, su fundación se comprometió con el Banco Mundial a promover el acceso de los jóvenes serbios a la educación y la atención sanitaria. Como reconocimiento, UNICEF le designó Embajador de Buena Voluntad en Serbia. «Novak Djokovic es un auténtico defensor de los niños en todo el mundo. Ha demostrado que una voz potente, junto a acciones potentes, pueden marcar una gran diferencia para los niños, especialmente cuando son muy pequeños», afirmó en ese momento Yoka Brandt, directora adjunta de la organización mundial.
En octubre de 2017 abrió además un restaurante para los sin techo de Serbia, donde se da de comer gratis a todas las personas que lo solicitan.
El motor que mueve al tenista serbio a realizar estos actos de caridad no es el mero altruismo, sino la fe. «El título más importante de mi vida es ser cristiano, porque antes que deportista, soy cristiano ortodoxo», enfatizó en abril de 2011 tras recibir de manos de Ireneo, patriarca de la Iglesia ortodoxa serbia, la Orden de San Sava, su más alta distinción, por haber ayudado económicamente a la renovación de numerosos monasterios en su país natal.