Escuela de Verano
¿Hay evidencias de las diez plagas en Egipto que describe la Biblia?
El pasaje del Éxodo que narra las plagas con las que Dios liberó a Israel de la esclavitud en Egipto tiene, ante todo, un sentido teológico. Pero también cuenta con una base científica e histórica cada vez más consolidada
El relato de las diez plagas de Egipto es uno de los eventos más dramáticos y memorables de la Biblia. Símbolos por excelencia de un castigo divino a través de una acumulación de calamidades, algunas películas como la célebre Los diez mandamientos protagonizada por Charlton Heston y Yul Brynner han intentado trasladar el horror que vivió el pueblo egipcio cuando Dios libró de su yugo a Israel, enviando contra el faraón y sus súbditos diez represalias por su impiedad.
La narración de la multiplicación de los «signos y prodigios» de Dios ante el faraón, por medio de Moisés y Aaron, se describe a lo largo de cinco capítulos del libro del Éxodo, los que van del 7 al 12. Con un objetivo declarado por Dios mismo: que «así, sabrán los egipcios que yo soy el Señor cuando extienda mi mano contra Egipto y saque a los hijos de Israel de en medio de ellos».
Tal y como cuenta este segundo libro del Antiguo Testamento, Dios avisa al faraón –al que se suele identificar como Ramsés II, aunque no haya pruebas concluyentes al respecto– a través del gran profeta de Israel, criado en su misma corte: Moisés. Y el aviso es meridianamente claro: debe liberar a los israelitas de la esclavitud o verá cómo se vuelve contra él la justicia de Dios. La dureza del corazón del faraón va en aumento tras cada plaga, incluso faltando a su palabra de liberar a los esclavos israelitas después de algunas de ellas, aunque finalmente estos castigos divinos culminan con la liberación de Israel y su éxodo hacia la Tierra Prometida.
A lo largo del libro del Éxodo, las referencias históricas son numerosísimas, como el hecho de que los israelitas construyeron con barro y adobe dos ciudades-granero para Egipto, las urbes de Pitón y Ramsés, identificadas hoy sin género de dudas por los arqueólogos. Pero, ¿qué dicen la historia y la ciencia sobre el detalle concreto de las plagas? ¿Hay evidencias que las respalden?
Las diez plagas de Egipto
Por el orden en el que van apareciendo, las diez plagas descritas en el libro del Éxodo son: el agua –primero del Nilo, después incluso de las vasijas y los aljibes– convertida en sangre (Ex. 7, 14-24); ranas en el río y por las ciudades y pueblos (Ex. 8, 1-15); mosquitos que atacaban a hombres y animales (Ex. 8, 12-16); tábanos (Ex. 8, 16;-28); peste contra el ganado de Egipto (Ex. 9, 1-7); lluvia de polvo que provoca úlceras en el ganado y en las personas (Ex 9, 8-12); granizo que mata a plantas, animales y personas (Ex. 9, 13-35); langostas que devoran las cosechas que se salvaron del granizo (Ex. 10, 1-20); tinieblas durante tres días (Ex. 10, 21-29); muerte de los primogénitos de Egipto, incluido el del Faraón (Ex. 11,:1-10, 12, 29-32).
Cada plaga es anunciada al faraón con el objetivo de que deje ir a Israel para dar culto a Dios. Sin embargo, el rey egipcio se obstina una y otra vez en impedírselo, de modo que cada plaga aumenta en severidad de forma progresiva, y parece estar diseñada para demostrar el poder de Yahvé sobre los ídolos y taumaturgos egipcios, y forzar así al faraón a liberar a los israelitas.
El papiro de Ipuwer
En la mayoría de los diferentes hallazgos proporcionados por la egiptología no hay registros de la acumulación de las plagas descritas en los textos bíblicos. Sin embargo, un relevante relato egipcio, el Papiro de Ipuwer, sí describe calamidades y caos en Egipto, con el río y el agua convertidos en sangre, «la tierra maltratada», la muerte de los animales, la rebelión de los esclavos, la muerte de los hijos y «plagas que se propagan por el país».
Las similitudes con el relato del Éxodo son más que evidentes, aunque la mayoría de las interpretaciones -tanto de los egiptólogos como de los exegetas bíblicos- apuntan a que ambos textos son más bien una recopilación de eventos negativos sucedidos a lo largo de los años, incluidos desastres naturales y tensiones sociales.
Explicaciones científicas
Tampoco han faltado en las últimas décadas teorías científicas que han tratado de aportar explicaciones naturales a las plagas, entre las que destaca la investigadora de la Universidad de Princeton Barbara J. Sivertsen en su libro La separación del mar: cómo los volcanes, los terremotos y las plagas influyeron en la historia del Éxodo. Aunque, en rigor, ninguna de estas revisiones científicas excluiría la intervención divina, puesto que esos medios naturales podrían haber sido los empleados por Dios para su actuación sobre-natural.
Así, el agua convertida en sangre podría haberse debido a la presencia de algas rojas tóxicas (dinoflagelados) que habrían contaminado las aguas del Nilo, dándole un color rojizo y matando a los peces. La muerte de peces por toxinas habría expulsado a las ranas del río, y su posterior muerte podría haber provocado una proliferación de insectos como los mosquitos, que infectarían a animales y hombres.
La descomposición de las reses muertas podría haber atraído a moscas y tábanos, y también haber propagado enfermedades como la peste o las úlceras en humanos y animales. Las tormentas de granizo son fenómenos meteorológicos conocidos en la región, y las langostas son una plaga recurrente en el Medio Oriente, a menudo favorecidas por cambios climáticos.
Por último, una intensa tormenta de arena podría haber causado oscuridad durante días, algo no infrecuente en regiones desérticas como Egipto. Incluso podría haberse debido a la erupción del volcán Tera (la llamada Caldera Santorini), una gran explosión volcánica cuyos efectos podrían haber repercutido a regiones del Mediterráneo oriental, como apuntó Bárbara J. Sivertsen en 2009.
La muerte de los primogénitos es la plaga es la más difícil de explicar científicamente, aunque algunas hipótesis sugieren que un brote de enfermedad podría haber afectado desproporcionadamente a los primogénitos debido a prácticas idolátricas específicas, como bañarlos en el Nilo… contaminado por algas tóxicas.
Sentido teológico
Con todo, lo más relevante de este pasaje de las plagas es su explicación teológica, que ensalza la victoria de aquellos que se fían de Dios, como apuntó Benedicto XVI en 2011, durante una catequesis sobre los salmos. «Estamos en el momento originario de la historia de Israel -afirmaba Ratzinger-. Dios intervino poderosamente para llevar a su pueblo a la libertad; a través de Moisés, su enviado, se impuso al faraón revelándose en toda su grandeza y, al final, venció la resistencia de los egipcios con el terrible flagelo de la muerte de los primogénitos. Así Israel pudo dejar el país de la esclavitud, con el oro de sus opresores, 'triunfantes', con el signo exultante de la victoria».
Y concluía: «El poder del Señor vence la peligrosidad de las fuerzas de la naturaleza y de las fuerzas militares puestas en acción por los hombres (…) La mano fuerte y el brazo extendido del Señor se muestran de este modo con toda su fuerza salvífica: el opresor injusto queda vencido, mientras que el pueblo de Dios «pasa en medio» para seguir su camino hacia la libertad».