Cerca de 400 personas participan en una misa al alba en la playa de Gerona

El obispo de Gerona, fray Octavi Vilà, presidió el pasado domingo la tradicional Misa de Alba en la playa de Sa Palomera de Blanes, que sirve para despedir el verano y dar el pistoletazo de salida al nuevo curso pastoral de las tres parroquias del municipio gerundense. Participaron un total de 400 personas y una barca hacía de altar.

La eucaristía se inició a las 7 de la mañana, cuando apenas salían los primeros rayos del sol. Esto fue un motivo que aprovechó el obispo en su homilía para definirlo como un «signo de esperanza, un símbolo de la resurrección de Cristo, que cada domingo recordamos y celebramos de forma especial». Invitó a apreciarlo: «La vida, la naturaleza y la luz del sol son regalos; quizá de tanto verlos no nos demos cuenta y ya no los valoremos. Somos a menudo una sociedad acostumbrada a tener de todo y tan sólo cuando lo echamos de menos nos damos cuenta de su importancia».

El obispo comparó a los fieles de la Iglesia con piedras vivas: «Solos no somos nada, acabamos por ser unos granos de arena que quedan a merced del viento o del oleaje; juntos, compactados, somos como una escollera que aguanta el embate de las olas, por más fuertes que sean, y resiste el temporal».

La Misa de Alba se comenzó a organizar en el año 2004 por las tres parroquias de Blanes: Santa María, Sagrada Familia y Santa Teresa. Enric Roura, párroco de la parroquia de Santa María, la define como una «misa diferente, ya que el marco ayuda mucho. La oración y la contemplación se refuerzan con la salida del sol».