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La Virgen del Apocalipsis de Miguel Cabrera

La Virgen del Apocalipsis, de Miguel Cabrera

Las 10 señales que anunciarán la segunda venida de Cristo

Aunque proliferen los foros de Internet, las películas y las series sobre el final de los tiempos, los evangelios ya recogieron las palabras de Jesús sobre los signos que anunciarán su segunda, gloriosa y definitiva venida

Aunque en su mensaje se encuentren en las antípodas de las teorías milenaristas que pululan por Internet, o que han dado pie a algunas de las novelas, series y películas distópicas de mayor éxito en estos años, el fin de los tiempos es, también, parte nuclear de la fe católica.

Más allá de esos alarmismos ficticios, incluso de esos que dicen apoyarse en las supuestas visiones de Nostradamus o de un falso san Malaquías —que no es el profeta del Antiguo Testamento, sino un eclesiástico renacentista que no fue santo—, la doctrina de la Iglesia sobre este asunto se apoya en las palabras dichas por el propio Jesús.

En concreto, lo que dijo Jesús y quedó recogido en el capítulo 24 del evangelio de san Mateo, en el capítulo 13 de Marcos y en el 21 de san Lucas. Un grupo de textos que forman el llamado «discurso apocalíptico» o «discurso escatológico» de Jesús.

Resulta llamativo, por cierto, que este discurso nace de la curiosidad de los discípulos, que le preguntaron a las claras (como hoy se preguntan tantos en el mundo): «¿Cuál será el signo de tu venida y del fin de los tiempos?».

Las 10 señales

Lejos de ahorrarse una respuesta, Jesús desarrolla una de sus intervenciones más extensas, en la que apunta las 10 señales que se producirán antes de que llegue «el fin de los tiempos» y su segunda y definitiva venida, «con gran poder y gloria»:

1. Guerras y rumor de guerras. Aunque las guerras son constantes a lo largo de la Historia, se multiplicarán antes de su regreso. «Vais a oír hablar de guerras y noticias de guerras (…) Se levantará pueblo contra pueblo y reino contra reino», advierte Jesús. Esto iniciará un período de gran inestabilidad, aunque «aún no será el final».

2. Hambre, pestes y desastres naturales. Jesús preconiza que el mundo se verá sacudido por una concatenación de desastres naturales como terremotos, enfermedades infecciosas y hambruna, que serán «el comienzo de los dolores».

3. Falsos profetas. Este desconsuelo será aprovechado por «falsos profetas» y «falsos Mesías», que «engañarán a muchos».

4. Aumento de la maldad. «Al crecer la maldad, se enfriará el amor en la mayoría», recogen los tres evangelios. Así, habrá un retroceso moral generalizado, muchos cristianos abandonarán la fe, y habrá más violencia y un auge de la egolatría y el paganismo.

5. Persecución a los cristianos. Otro de los signos será la persecución generalizada, por parte de «tribunales, sinagogas, gobernadores y reyes», contra los cristianos: «Os entregarán al suplicio y os matarán, y por mi causa os odiarán todos los pueblos. Muchos se escandalizarán y se traicionarán mutuamente, y se odiarán unos a otros».

6. El Evangelio en todo el mundo. A pesar de todo, la evangelización no se detendrá. De hecho, la expansión del Evangelio será uno de los signos más importantes. Y cuando en toda la tierra se haya anunciado su Palabra, «como testimonio para todas las gentes», «entonces vendrá el fin».

7. Prodigios en el cielo y en la tierra. Lucas y Marcos recogen «señales en el sol, la luna y las estrellas». Mateo apunta que «el sol se oscurecerá, la luna perderá su resplandor, las estrellas caerán del cielo y los astros se tambalearán». Y todo ello provocará que «las naciones estén angustiadas y perplejas».

8. La conversión de Israel. La extraña parábola sobre una higuera que recogen Lucas y Mateo ha sido interpretada como una alegoría de Israel. Cuando la higuera (el pueblo judío) brote de nuevo, es decir, cuando Israel vuelva a Dios o sea restaurada, el tiempo final estará cerca.

9. Una «gran tribulación». Tal vez el signo más perturbador de todos sea «una tribulación como jamás ha sucedido desde el principio de la creación que Dios ha creado, hasta hoy, ni la volverá a haber», y que se producirá «cuando veáis la abominación de la desolación erigida donde no debe».

10. El signo de Jesús en el cielo. Quizás sea una cruz, quizá sea de otro modo, pero Jesús afirma que, por último, «aparecerá en el cielo el signo del Hijo del hombre», el título que el profeta Daniel da al Mesías y que Jesús se atribuye a sí mismo. Visible para todos e inconfundible, en ese momento «todas las razas del mundo harán duelo y verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes del cielo con gran poder y gloria».

¿Cuándo será?

Pero si los discípulos esperaban marcar en su calendario el momento preciso, se quedaron con las ganas. Porque, sin ninguna cortapisa, Jesús mismo —tal vez, el único que podía saberlo a ciencia cierta— reconoce que, «en cuanto al día y la hora, nadie lo conoce, ni los ángeles de los cielos ni el Hijo, sino solo el Padre».

Por eso, concluyó sus advertencias pidiendo a quienes le escuchaban que se mantuviesen cerca de Dios y se dejasen de elucubraciones terrenales: «Tened cuidado de vosotros, no sea que se emboten vuestros corazones con juergas, borracheras y las inquietudes de la vida, y se os eche encima de repente aquel día». «Lo que os digo a vosotros, lo digo a todos: ¡Velad!».

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