
La Cruz más grande del mundo, desde la explanada posterior
El Gobierno destinará 30 millones en «resignificar» el Valle de los Caídos mientras la base de la Cruz lleva dos décadas cerrada
El dinero presupuestado se destinará al centro de interpretación, a los jardines y hasta a un «estudio de gestión de residuos», pero no se contempla restaurar la parte principal del monumento
Se van a invertir más de 30 millones de euros para «resignificar» el Valle de los Caídos, pero no está contemplado específicamente que haya que restaurar la Cruz monumental que domina todo el complejo y que es la más grande del mundo, con 152 metros de altura. Según el pliego de condiciones de 56 folios que ha preparado el ministerio de Vivienda y Agenda Urbana que estipula los requisitos para presentarse al concurso para «resignificar» «el Memorial de Cuelgamuros», se intervendrá en la basílica, la exedra y la explanada, las zonas verdes e incluso en la señalética y la cartelería, además de construir un gran centro de interpretación, pero sobre el futuro de la gran Cruz se cierne un pesado silencio.

Atardece en el Valle de los Caídos
En las páginas 23 a 26 del citado pliego de condiciones se da una explicación técnica de la Cruz que incluye los planos originales de su creador, el arquitecto Diego Méndez, pero no estipula que sea necesario proceder a su restauración integral. Simplemente, la describe. Más adelante, en la página 40, dentro del apartado «Objeto y ámbito de actuación», se habla del futuro centro de interpretación, de la basílica, del aparcamiento, accesos, recepción de visitante, zonas verdes, la gran explanada, el destacamento penal Banús, «los Vía Crucis» (lo pone en plural) y hasta de las rutas naturales, pero no aparece una sola mención a la monumental Cruz como «objeto de actuación». Ese apartado termina refiriéndose a «la propuesta de restauración y adecuación arquitectónica de los elementos del conjunto monumental que vayan a ser utilizados», sin especificar cuáles son esos elementos, que deberán «garantizar las condiciones de seguridad en caso de uso».
¿Se van a «usar», por tanto, la Cruz y su entorno, para que puedan ser incluidos en «la propuesta de restauración y adecuación arquitectónica de los elementos del conjunto monumental que vayan a ser utilizados»? No se sabe. El documento especifica que se debe acometer «la ordenación de espacios (aparcamiento, accesos, recepción de visitante, circulaciones, etc.) y zonas verdes». Se refiere incluso a la creación de «zonas de descanso» y la obligatoriedad de elaborar «un estudio de Seguridad y Salud y del estudio de Gestión de Residuos». Pero no dice ni una palabra sobre el futuro de la Cruz.
La Cruz, a la espera de una restauración integral
Cuando el pliego describe la Cruz y los conjuntos escultóricos que hay en su base, se limita a señalar que dos de los tres ascensores de su interior y del risco de la Nava «no se encuentran operativos en la actualidad y convendría su sustitución o reparación». Es la única recomendación.
Las gigantescas esculturas de los evangelistas, obra de Juan de Ávalos
Conviene apuntar que, desde hace más de 20 años, la base de la Cruz no es accesible al público por los desprendimientos provenientes de las colosales esculturas que Juan de Ávalos esculpió de los cuatro evangelistas. Efectivamente, hace más de dos décadas, la piedra de Calatorao con la que están labradas comenzó a cuartearse. Durante su construcción, se estimaba que era un tipo de piedra que resistiría bien el clima extremo de la sierra de Guadarrama, pero resulto ser justo lo contrario. Patrimonio Nacional, que depende del ministerio de la Presidencia, nunca llevó a cabo el necesario mantenimiento, y grandes trozos de las gigantescas esculturas (una persona de tamaño medio apenas le llega al evangelista a la altura del tobillo) comenzaron a desprenderse.
Ante el evidente peligro, se prohibió el acceso a la base de la Cruz –uno de los hitos para los centenares de miles de turistas que visitaban el Valle de los Caídos cada año–, se valló todo el perímetro y se suspendió el servicio de funicular que llevaba hasta la cima del risco de la Nava. Más adelante, los rentables y concurridos bares y restaurantes que había dentro del complejo fueron cerrando, o Patrimonio Nacional les negó la renovación de licencia, y lo mismo ocurrió con las tiendas de recuerdos. En la actualidad, la hospedería de la Santa Cruz del Valle de los Caídos, gestionada por los monjes benedictinos, es la única que presta servicio de restauración en el entorno.
El caso de la basílica

La basílica mide 262 metros de largo, lo que la convierte en la más larga del planeta
La basílica ha sido uno de los puntos de mayor fricción entre el Gobierno y la Iglesia. En la página 43 del pliego de condiciones se afirma que «el pasado 4 de marzo de 2025 se suscribió un acuerdo entre los representantes de la Iglesia católica y del Gobierno de España, representado este último por el ministro de la Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, por el que se estableció el alcance de los proyectos». Este «alcance» deberá «respetar» unos «grados de intensidad de la intervención» que, en el caso del «interior de la basílica», se garantiza que «el altar y las bancadas adyacentes se conservarán como espacios destinados al culto religioso. Por ello, las intervenciones para la resignificación de carácter artístico y museográfico no alcanzarán dichos espacios». Es decir, el Gobierno se compromete a respetar íntegramente el espacio empleado en la actualidad por los monjes para la celebración de la misa.

El plano de la basílica, la exedra y la explanada donde el Gobierno marca «el ámbito del proyecto de resignificación y musealización»
Es cierto que, en el plano del interior de la basílica que aparece en el pliego de condiciones del Ministerio de Vivienda, «el ámbito del proyecto de resignificación y musealización» incluye la basílica en su totalidad pero, inmediatamente después, especifica claramente lo apuntado más arriba: que «el altar y las bancadas adyacentes se conservarán como espacios destinados al culto religioso. Por ello, las intervenciones para la resignificación de carácter artístico y museográfico no alcanzarán dichos espacios».
Sí que queda al albur del proyecto de «resignificación» todo el resto de la basílica, incluidas las capillas laterales donde están enterrados los más de 33.800 caídos de ambos bandos de la Guerra Civil española, entre ellos, más de un centenar de mártires ya reconocidos por la Iglesia católica. Lo mismo ocurre con la inmensa cúpula del presbiterio con su mosaico elaborado con más de seis millones de teselas y las capillas del Santo Sepulcro y del Santísimo, situadas en los extremos del crucero, donde también hay enterrados excombatientes. Se da la circunstancia, además, de que en esta última capilla se encuentra la sacristía de los monjes que, según el plan del Gobierno, podría ser «musealizada» y quedaría fuera de su control.

La magnífica cúpula sobre el presbiterio de la basílica
Finalmente, el pliego de condiciones establece que «la abadía, el noviciado, la escolanía, el Centro de Estudios Sociales y la hospedería» «no forman parte del ámbito de actuación», y no deberían sufrir, por tanto, modificación alguna.