¿Te puedes tatuar si eres católico?
Mucha gente se refiere a los versículos del Levítico (Lev 19, 28) para defender que tatuarse es pecado; sin embargo otros libros de la Biblia contradicen esa infundada creencia
De un tiempo a esta parte el tatuaje se ha hecho cada vez más popular, y cada vez más personas se inyectan tinta, generalmente con motivo de alguna vivencia, en honor a un ser querido o algún acontecimiento reseñable. Ante esto hay quienes califican incluso de pecado tatuarse la piel, respaldando sus argumentos en el versículo del Levítico (Lev 19,28): «No haréis incisiones en vuestra carne por los muertos; ni os haréis tatuaje. Yo, Yahveh».
Sin embargo tan solo dos versículos antes y dos después se prohíbe comer carne (Lev 19, 26) y ordena guardar los sábados como día del Señor (Lev 19, 30), y a nadie se le ocurre decir que un católico no puede comer jamón o trabajar en sábado.
Llévame como una marca sobre el brazo
Aludiendo al mismo argumento de que es pecado porque la biblia lo prohíbe, se podría defender lo contrario, que estamos obligados; evidentemente no se trata de ninguna de las dos.
En el libro de Isaías, el profeta proclama el oráculo del Señor en el que expresa que Dios jamás se olvidará de nosotros, en ese sentido expresa (Is 49, 16): «Míralo, en las palmas de mis manos te tengo tatuada, tus muros están ante mí perpetuamente», concretamente se refiere a Jerusalén, al pueblo de Israel, que es imagen de la Iglesia en el Antiguo testamento, imagen del Pueblo de Dios, que somos cada uno de los miembros del cuerpo místico de Cristo.
Por otro lado el cantar de los cantares, en el octavo capítulo, el amado, quien es imagen de Dios, le dice a la amada, imagen de la Iglesia y de cada uno de sus miembros (Cnt 8, 6): «Ponme cual sello sobre tu corazón, como un sello en tu brazo. Porque es fuerte el amor como la Muerte, implacable como el seol la pasión. Saetas de fuego, sus saetas, una llama de Yahveh». Dice explícitamente que le llevemos como sello en el brazo, sin embargo nadie defiende que estemos obligados a tatuarnos un símbolo de la alianza con Dios.
Por tanto no podemos utilizar fragmentos de la Biblia según nos convenga para defender nuestros argumentos arbitrarios pues estaríamos haciendo una interpretación libre y personal de las Escrituras como haría un protestante.
¿Qué dice la Iglesia?
Al tratarse de una cuestión más bien reciente, no hay una doctrina firme de la Iglesia al respecto. El Papa Francisco fue preguntado al respecto durante la reunión presinodial del Sínodo de los Jóvenes de octubre de 2018. Ante la pregunta de un seminarista ucraniano, el Papa respondió: «No se asusten de los tatuajes [...]. Cuando se exagera hay un problema de exageración, pero no del tatuaje [...]. El tatuaje indica pertenencia. Tú, joven, que estás tatuado así, ¿qué cosa buscas? ¿En este tatuaje, a qué pertenencia te refieres?».
La intención
Lo importante entonces es la intención del corazón del que se tatúa y las razones que le motiven. Por ejemplo, si el tatuaje contiene simbología contraria al evangelio o a la Fe, podría considerarse «pecado», no por el hecho de ser un tatuaje si no por el mensaje que transmite. Por otro lado, si lo que motiva el tatuaje es la vanidad o egolatría, podría considerarse negativo.
Al tratarse de una cuestión tan personal, es difícil juzgar si un tatuaje es apropiado o no en un católico, pues depende de la intención que te mueva. Podemos concluir entonces que tatuarse no es pecado, sería pecado si la intención es ofender a Dios, al prójimo o despreciar el propio cuerpo, templo del Espíritu Santo.
Como reza la célebre frase de San Agustín «Ama y haz lo que quieras»; la comunión con Dios, nos hace partícipes de su amor, que es lo verdaderamente importante.