¿Qué es la Comunión espiritual y cómo se recibe?
«Tu deseo de recibirme ha tocado tan dulcemente mi corazón, que si yo no hubiera instituido ya este Sacramento, lo hubiera hecho en este momento, para unirme a ti», le dijo Jesucristo a santa Margarita María Alacoque
ya el Concilio de Trento recordaba que existen tres modos de recibir el sacramento de la Eucaristía instaurado por Cristo, así en el capítulo VIII dice: «Han distinguido nuestros Padres respecto del uso de este Sacramento tres modos de recibirlo. Enseñaron, pues, que algunos lo reciben sólo sacramentalmente, como son los pecadores; otros sólo espiritualmente, es a saber, aquellos que recibiendo con el deseo este celeste pan, perciben con la viveza de su fe, que obra por amor, su fruto y utilidades; los terceros son los que le reciben sacramental y espiritualmente a un mismo tiempo».
Cuando no es posible recibir la Comunión sacramentalmente, cabe la posibilidad de recibirla de forma espiritual. Y por supuesto, como dice el Concilio de Trento, también se pueden recibir simultáneamente de ambas formas.
Santo Tomás de Aquino
Santo Tomas de Aquino, en su Suma Teológica, distingue dos modos de recibir a Cristo: «Se puede recibir el efecto del sacramento si se desea recibir el sacramento, aunque no se reciba de hecho». De igual forma que «algunos son bautizados con el bautismo de deseo por el ansia que tienen del bautismo antes de recibir el bautismo de agua, así también algunos reciben espiritualmente este sacramento antes de recibirlo sacramentalmente».
Continúa diciendo que «esto acontece de dos maneras. Una, por el deseo de recibir el sacramento mismo. Y de este modo se bautizan y comulgan espiritualmente, y no sacramentalmente, los que desean recibir estos sacramentos después de su institución. Otra, figurativamente».
Finaliza destacando que «no es inútil la comunión sacramental, porque la recepción del sacramento produce más plenamente el efecto del mismo que el solo deseo».
Comulgar en pecado mortal
Respecto a recibir sacramentalmente el cuerpo de Cristo en pecado mortal, santo Tomás deja claro que «quienquiera que recibe este sacramento, por el mero hecho de hacerlo, significa que está unido a Cristo e incorporado a sus miembros», y continúa: «Pero esto se realiza a través de una fe formada, fe que nadie que esté en pecado mortal tiene».
Por tanto «es claro, pues, que quienquiera que reciba este sacramento en pecado mortal, comete una falsedad con él. Por lo que incurre en sacrilegio como violador del sacramento y, consiguientemente, peca mortalmente».
«El bautismo y la penitencia son como medicinas purgativas, que se suministran para quitar la fiebre del pecado. Mientras que este sacramento (la Eucaristía) es una medicina reconfortante, que no debe suministrarse más que a los que se han librado del pecado».
Cómo recibir la comunión espiritual
Aunque existen fórmulas (oraciones), para recibir la comunión espiritualmente no son necesarias. Con el simple acto de desear profundamente recibir la Eucaristía y entrar en comunión con Cristo basta para recibir la comunión espiritual.
Sin embargo, es aconsejable, para recibir espiritual y sacramentalmente a Cristo, realizar un acto de Fe reafirmando la convicción de la presencia real de Jesucristo en el sacramento eucarístico.
Como ya se ha dicho, es preciso realizar este acto de deseo de recibir sacramentalmente a Cristo, de unirse íntimamente con Él. Así como la petición de que esta unión espiritual nos otorgue los mismos frutos que una comunión recibida materialmente.
Además si uno se encuentra en pecado mortal, antes de recibir la comunión espiritual debe realizar un acto de contrición, pues si no no sería de provecho, además de suponer una irreverencia.
Oraciones para recibir la comunión espiritual
- Oración de San Alfonso María de Ligorio:
Creo, Jesús mío, que estáis realmente presente en el Santísimo Sacramento del Altar. Os amo sobre todas las cosas y deseo recibiros en mi alma. Pero como ahora no puedo recibiros sacramentado, venid a lo menos espiritualmente a mi corazón. Y como si ya os hubiese recibido, os abrazo y me uno del todo a Ti. Señor, no permitas que jamás me aparte de Ti. Amén.
- Oración del Cardenal Rafael Merry del Val:
A vuestros pies, ¡oh mi Jesús!, me postro y os ofrezco
el arrepentimiento de mi corazón contrito, que se hunde en la nada ante vuestra santísima presencia. Yo os adoro en el Sacramento de vuestro amor, la inefable Eucaristía,
y deseo recibiros en la pobre morada que os ofrece el alma mía. Esperando la felicidad de la comunión sacramental, yo quiero poseeros en espíritu. Venid a mí, puesto que yo voy a Vos, ¡oh Jesús mío!, y que vuestro amor inflame todo mi ser en la vida y en la muerte. Creo en Vos y espero en Vos. Amén.