Más de 2.500 velas católicas vendidas en nueve meses: «Queremos llevar la luz de Cristo a todos los hogares»
La comunidad Decrux, que acaba de lanzar su campaña navideña sobre los Reyes Magos, destina lo que recauda con la venta de sus velas de oración a distintas causas sociales, como a los enfermos de Lourdes, niños con autismo o discapacitados
hace apenas nueves meses, Borja Pérez de Brea quedó tan impactado con lo que vivió durante la procesión mariana de las antorchas en el santuario de Lourdes que volvió a Madrid pensando en cómo los enfermos, a través de la luz, piden por su sanación a la Virgen de los Milagros. Un día, rezando en el Santísimo, le vino la inspiración: «Tengo que hacer algo con la luz», se dijo; así nace Decrux, su proyecto de evangelización a través de velas católicas de decoración en las que cada uno puede personalizar con su propia petición.
Cada una es manipulada en el taller de la fundación Prodis, donde trabajan personas con discapacidad intelectual. En este tiempo, y gracias a una comunidad de más de 60 voluntarios (o servidores, como Pérez de Brea los llama), han conseguido llevar la luz de Cristo a más de 2.500 hogares y han superado ya los 10.000 euros de donativos.
Con sencillez y elegancia, esta iniciativa ha desplegado sus alas y ya está presente también en México y Guatemala, aportando con sus donativos a distintas realidades sociales. Todo lo que recaudan tiene fines solidarios, tanto en España como al otro lado del Atlántico. En Guatemala, por ejemplo, están financiando la electrificación de las casas de los más desfavorecidos del país.
Devolver a la sociedad los valores cristianos
Además de su parte social, la misión de Decrux es «llevar la luz de Dios a todos los hogares», evangelizando en la familia «para devolver los valores cristianos que tan perseguidos y tan dañados están siendo». Cada vela está bendecida simbólica y gratuitamente por una entidad religiosa a la que donan sus beneficios para obras sociales concretas.
Cada detalle en Decrux está cargado de simbología, como su logotipo: la fusión de las tres cruces del calvario y que son a la vez una vela encendida. «En latín Decrux, significa abrazando tu cruz. Todos tenemos una cruz por la que pedimos y pedimos a través de una vela de oración», explica el fundador. Además, sus pulseras miden 33 centímetros (la edad de Cristo cuando fue crucificado), su tapa es de madera para recordar la cruz y las cerillas son fósforos negros, en alusión a los clavos de la cruz.
Al principio era él mismo quien, en su casa, hacía cada petición a mano, pero al recibir tantas comenzaron a contar con la ayuda de la fundación Prodis, que aboga por la inclusión laboral de personas con discapacidad intelectual. «Manipulan cada una de estas velas con todo su cariño y amor», explica el fundador del proyecto, quien también ha quedado sorprendido por su rápido crecimiento, que atribuye al Espíritu Santo.
Borja Pérez de Brea compagina en su tiempo libre este proyecto de evangelización con su trabajo en una multinacional. Además, recientemente Decrux ha lanzado su última edición de Navidad inspirada en los Reyes Magos para bendecir todos los hogares. Bajo la inscripción C+M+B, que evoca al nombre de los de Oriente en latín —Caspar, Melchior et Baltassar—, recuerdan una tradición navideña alemana. Allí, los niños salen disfrazados de los Magos para pedir el aguinaldo para los más necesitados y a quien se lo daba escribían esas iniciales en el dintel de la puerta de su casa con una tiza bendecida, que también coinciden con «Christus Mansionem Benedicat», en castellano: «Cristo bendice esta casa».