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Alejandro Carrara Navas, el día de su ordenación diaconal, en junio de 2018

Alejandro Carrara Navas, el día de su ordenación diaconal, en junio de 2018Seminario Conciliar de Madrid

De director de banco a formador de los sacerdotes de Madrid: «La muerte de mi padre me acercó a Dios»

«Fui con pocas ganas y me encontré con la Cruz, con la Iglesia y con la figura el sacerdote», cuenta sobre el Cursillo de Cristiandad que le devolvió la esperanza tras el fallecimiento de su padre

Un viaje familiar a Roma (y todo lo que vino después) cambió la vida de Alejandro Carrara Navas. Hacía poco que Juan Pablo II había fallecido y su padre le animó a confesarse en la basílica de San Pedro. Poco tiempo antes, le habían diagnosticado un cáncer a su padre y en un descanso de la quimioterapia habían decidido visitar la Ciudad Eterna. «Fue mi primer encuentro con el Señor [...], un punto de inflexión. Me encontré con Cristo por primera vez y me di cuenta de que me quería, me abrazaba y me amaba como era», recordaba Carrara pocos días antes de su ordenación sacerdotal, en 2019 para Alfa & Omega.

El madrileño había dedicado su vida a la banca, donde había logrado un reconocimiento como director de una entidad bancaria. Tras el diagnóstico de su padre, comenzó a acompañarle a él y a su madre a la iglesia, pero tras el fallecimiento de la cabeza de la familia, ocho meses después de aquel viaje a Roma, se alejó. «Me rebelé contra Dios y contra todo», recordaba.

Un cursillo y un secreto

Tras dos años distanciado del Señor, un Cursillo de Cristiandad le devolvió la esperanza y la fe que tenía olvidada. «Fui con pocas ganas y me encontré con la Cruz, con la Iglesia y con la figura el sacerdote», cuenta. Así es como empezó a contar con un sacerdote para dirigirle espiritualmente. «Mi vida cambió por completo», contaba, pero le faltaba algo más. «Me planteé ser sacerdote. Después me asusté mucho porque laboralmente, a mis 40 años, me parecía muy complicado, así que comencé a huir de la vocación», explicaba.

No obstante, fue creciendo un «vacío que no se llenaba». Después de darse un tiempo para discernir su vocación, Alejandro Carrara comenzó en secreto el curso introductorio en el seminario de Madrid. «Estaba muy aferrado al mundo material, me dije que no podía ser así, que tenía que dar una oportunidad y que fuera lo que Dios quisiera», detallaba.

Así las cosas, en septiembre de 2012 entró en el seminario, del que ahora ha sido nombrado formador por el cardenal y arzobispo de Madrid, José Cobo. Mirando hacia el pasado, Carrara considera que la enfermedad de su padre le salvó de vivir en un mundo egoísta. Afirmaba: "No sé qué me habría deparado la vida si yo hubiese seguido ese camino… Pero la enfermedad y la muerte de mi padre me acercaron a Dios».

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