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María San Gil, José Masip, Alfonso Bullón de Mendoza, Monseñor Auza, monseñor Herráez y Marcelino OrejaPaula Argüelles

El Congreso Católicos y Vida Pública plantea los retos y propone soluciones para «estos tiempos recios»

El Congreso, organizado por la ACdP y el CEU, comienza en Madrid con la presencia de nuncio del Papa y cerca de 1.800 inscritos

A pesar de tratarse de la edición número 26, había expectación por escuchar a los ponentes del Congreso Católicos y Vida que ha comenzado esta tarde en Madrid y que se prolongará hasta el domingo. Parece que la fórmula del mismo, pese a haber rebasado el cuarto de siglo de vida, sigue generando un gran interés. Varios minutos antes de dar comienzo, la mitad de las butacas del Aula Magna de la Universidad San Pablo CEU de Madrid ya estaban ocupadas, y pasadas las 16:30 horas, cuando procedió a su inauguración Alfonso Bullón de Mendoza, presidente de la Asociación Católica de Propagandistas y de la Fundación Universitaria San Pablo CEU, no quedaban plazas libres. «Hemos querido habilitar otro auditorio en el mismo edificio para que más personas puedan seguir el congreso a través de las pantallas», explicaron los organizadores. Varios cientos más seguían las ponencias a través de Internet.

En el acto de inauguración del 26 Congreso de Católicos y vida Pública, «cita imprescindible del catolicismo social en España», como expresó el presentador, acompañaron a Bullón de Mendoza José Masip y María San Gil, codirectores del simposio; monseñor Bernardito Auza, nuncio del Papa en España; monseñor Fidel Herráez, Consiliario Nacional de la Asociación Católica de Propagandistas, y Marcelino Oreja, Vicepresidente de la Fundación Universitaria San Pablo CEU.

San Gil procedió a la lectura del manifiesto del congreso, en el que se subraya la necesidad de «que los católicos tomemos conciencia del papel que nos corresponde, convoquemos a una nueva generación y salgamos de un intento de marginación y desprecio de una moda dominante, que parece empeñada en no entender la causa de la crisis».

«Andan los tiempos recios», afirmó monseñor Herráez parafraseando a Santa Teresa de Jesús, asegurando que, los nuestros, precisan de «reciedumbre sin desesperanza». «Lo único que puede cambiar las cosas es ser amigos fuertes de Dios», agregó.

Entre las personalidades que acudieron a la inauguración se encontraban, entre otros muchos, Jaime Mayor Oreja, ex ministro del Interior; Ayaan Harsi, escritora y activista somalí; José María Gallardo, director de Ayuda a la Iglesia Necesitada en España; monseñor José Luis del Palacio, obispo emérito del Callao (Perú), además de decenas de alumnos y profesores de la universidad San Pablo CEU.

El nuncio del Papa, monseñor Bernardito Auza, afirmó que, a lo largo de la Historia, se han dado tres grandes crisis: la primera, que cuestionó quién era Dios, ante la herejía arriana; la segunda, que puso en duda a la Iglesia, formulada por la Reforma Protestante, y la tercera, en la que estamos inmersos, se trata de una crisis antropológica, que busca responder a la pregunta de quién es el hombre. Por eso, el título del congreso -«Quo Vadis. Pensar y actuar en tiempos de incertidumbre»-, resulta tan pertinente, a juicio de monseñor Auza.

Un mensaje del Papa

El nuncio leyó, además, un mensaje del Papa Francisco dedicado a los organizadores y participantes del congreso, donde instaba a «hacer aflorar una actitud de esperanza ante los retos», a «mantenerse fuertes» y a «profundizar en la sólida formación antropológica» de los jóvenes.

Bullón de Mendoza, que fue el organizador e impulsor del primer congreso hace 26 años, dio la bienvenida y agradeció a todos los presentes su asistencia, y deseó que resultara una fructífera experiencia