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Luigi Giussani

Luigi Giussani, fundador de Comunión y LiberaciónA.S.

Centenario del nacimiento de Giussani

Benedicto XVI y Luigi Giussani: una «verdadera amistad» anclada en Jesucristo

El cardenal Joseph Ratzinger y el fundador de Comunión y Liberación mantuvieron una relación de cercanía intelectual y espiritual, pero también personal

Cuando el hotelero Graziano Debellini fue invitado en 1985 a una comida con Joseph Ratzinger y Luigi Giussani quedó fascinado. «Asistí al espectáculo de una amistad», señalaba más tarde, recordando el intercambio entre el entonces cardenal y el fundador del movimiento Comunión y Liberación (CL). Junto a la amistad –destaca el testigo–, se respiraba en aquel restaurante de Bressanone «una familiaridad y una cordialidad extraordinarias».

El sacerdote italiano solicitaba consejo al futuro Pontífice, le llamaba «maestro» y le pedía su aprobación sobre algunas de las palabras e ideas más audaces empleadas en su predicación. «No podía imaginar que el cardenal Ratzinger conociera de manera tan profunda, y diría que tan afectuosa, la vida y los escritos de don Giussani», continúa Debellini, según recoge Alberto Savorana en su biografía Luigi Giussani. Su vida. El encuentro se saldó con un profundo abrazo entre los dos hombres de Iglesia.

Juan Miguel Prim, vicario para la Evangelización y la Cultura de la Diócesis de Alcalá de Henares, traía a colación esta anécdota para ilustrar la relación especial que establecieron Benedicto XVI y Giussani. El sacerdote dibujó este vínculo en el marco de las pasadas II Jornadas Internacionales de Estudio sobre el fundador de Comunión y Liberación, celebradas en la Universidad CEU San Pablo.

Entendían el cristianismo como un encuentro con una persona, y no como una doctrina, una teoría o un moralismo

El rasgo fundamental que destacó Prim, y que se desprende de la anécdota de Bressanone, es que entre ambos «no solo hubo mutuo aprecio». «Mi primer pensamiento se dirige a vuestro fundador, que se había convertido en un verdadero amigo», dijo Benedicto XVI en marzo de 2007 –Giussani había fallecido dos años antes–, hablando a un auditorio de 80.000 miembros de CL.

Giussani

El sacerdote italiano GiussaniVatican Media

El cristianismo como encuentro

Los dos hombres tenían mucho en común, señalaba Prim. Coincidían en gustos, como en su pasión compartida por la música o el amor por la liturgia, pero esencialmente lo que les unía era una misma concepción de la fe católica. «Ambos –destacaba el ponente– entendían el cristianismo como un encuentro con una persona, y no como una doctrina, una teoría o un moralismo», y añadía que tanto Benedicto XVI como Giussani ponían el acento «en el acontecimiento de un Dios que ha entrado en la historia y que sigue haciéndolo».

Desde su primer encuentro, a principios de los años 70, conectaron en torno a esta fuerte intuición teológica. «Pasamos juntos un día, y allí veía jóvenes llenos de fervor con la fe, nada que ver con un catolicismo esclerotizado y cansado; veía una fe fresca, profunda, abierta», recordaba Ratzinger de la primera vez que conoció la obra de Giussani. Los encuentros entre ambos se sucedieron regularmente hasta el fallecimiento del italiano.

Giussani –apuntaba Ratzinger más adelante– supo ofrecer a la Iglesia dos criterios «fundamentales»: la gratuidad de la experiencia cristiana y el hecho de que reducir la religión a una acción «olvida la ontología misma del hecho cristiano». El cardenal también celebró la propuesta educativa de Giussani, nacida tras su experiencia como profesor de Religión en un liceo laico, y que partía de la situación concreta de los jóvenes de su época.

Fueron también verdaderos amigos, unidos por la experiencia de un encuentro

Juan Pablo II y Giussani

Juan Pablo II y GiussaniJ.E.I.G.

Ambos personajes coincidieron además, según añadió Prim, en su concepción de la relación entre Iglesia y movimientos, una cuestión central tras el Concilio Vaticano II. Giussani entendía el carisma como una ventana desde la que mirar toda la realidad –«Estamos aquí para construir la Iglesia, no nuestro movimiento»–, mientras que Ratzinger comparaba el ensimismamiento en el propio carisma con un espejo que se refleja a sí mismo y pierde su esencia.

El ponente recordó que Benedicto XVI fue atendido por laicas consagradas de la asociación Memores Domini –nacida en el seno de CL– y reflexionó que los dos protagonistas «han vivido como amigos del esposo y servidores de nuestra alegría». Luigi Giussani y Benedicto XVI, así, no solo fueron dos de las figuras más importantes de la Iglesia en la segunda mitad del siglo XX; fueron también verdaderos amigos, unidos por la experiencia de un encuentro real con Jesucristo.

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