Los permisos del Gobierno para el vino de misa y los problemas de ser sacerdote en Qatar
«No es posible predicar u otorgar el sacramento del bautismo a los descendientes de no cristianos o convertirse de una religión a otra», señala el sacerdote católico Charbel Mhanna
El sacerdote católico Padre Charbel Mhanna necesita una tarjeta especial del gobierno de Qatar para conseguir vino de misa en un país como Qatar, en el que la venta de alcohol está prohibida.
Tanto es así que en los estadios de la Copa Mundial de la FIFA 2022 no hay cerveza; hecho que ha irritado a los hinchas de sus selecciones de fútbol que han viajado a la Península Arábiga.
Sin embargo, las leyes sobre el alcohol en Qatar son solo un problema menor comparado con las circunstancias en las que los sacerdotes católicos hacen su labor pastoral en un país de mayoría musulmana, donde los gestos públicos de la religión cristiana están prohibidos.
Sin campana ni cruz
El padre Mhanna, de origen libanés, vive en Qatar desde hace nueve años; atiende a los católicos maronitas que viven en Qatar, así como a las comunidades de habla italiana y francesa en la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario en Doha.
En declaraciones a ACI Mena, Mhanna explica que no hay campanas ni cruces en los edificios de las iglesias en Qatar, que «son consideradas embajadas» que tratan formalmente con el Ministerio de Relaciones Exteriores.
Sin visibilidad pública
«No es posible predicar u otorgar el sacramento del bautismo a los descendientes de no cristianos o convertirse de una religión a otra», señala Mhanna.
Las procesiones religiosas solo pueden tener lugar dentro de los muros del Complejo Religioso de Qatar, un complejo inaugurado en 2008 que alberga seis iglesias diferentes: católica romana, anglicana, ortodoxa siria, ortodoxa griega, ortodoxa copta y un grupo interconfesional para cristianos expatriados indios.
Sin matrimonios mixtos
En cuanto a la Biblia, solo «pueden distribuirse dentro del complejo de la iglesia», reconoce el sacerdote.
Por otro lado, el sacerdote también reconoce que no se ha enfrentado a ninguna censura en sus homilías y es libre de salir a acompañar como pastor a los católicos en Qatar, muchos de los cuales son trabajadores extranjeros:
«Damos la Comunión eucarística a los pacientes en los hospitales sin ningún problema y podemos rezar en los cementerios, ya que hay tumbas para los no musulmanes», dice.
En este sentido, aclara que también tiene «toda la libertad para predicar. Nadie interfirió nunca con mis sermones. Recitamos nuestras palabras espirituales sin restricciones», añade.
Sin embargo, cuando se trata de matrimonios, el sacerdote solo puede celebrar una boda entre dos cristianos. Por eso, «si un cristiano quiere casarse con un musulmán, no puede casarse en nuestra iglesia. Normalmente los invitamos a casarse en otro país».
El sacerdote fue invitado al partido inaugural del torneo de fútbol junto con los otros líderes cristianos que hacen su labor pastoral en el Complejo Religioso de Qatar.
«Nos sentamos cerca de los asientos designados para el Ministerio de Relaciones Exteriores y los representantes de la iglesia portaban cruces pectorales sin ningún problema», finaliza su testimonio el padre Charbel.