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Estadio Lusail de Qatar .GTRES

La verdadera pasión de los cristianos de Qatar no es el fútbol, sino el cricket

La victoria de Irak en la Copa Asiática, en 2007, logró unir a chiitas y sunitas por unas horas

La gran presencia de trabajadores de otros países en Qatar no hará de su mundial el más seguido por aquellas tierras. Hay una falta de entusiasmo que en palabras de Paul Hinder, responsable del Vicariato Apostólico del Norte de Arabia a The Pillar, «se debe en parte a que muchos de los cristianos son de países como India, Bangladesh, Sri Lanka, Nepal y Pakistán, que prefieren el cricket».

En muchas partes del mundo musulmán, el fútbol sigue siendo muy popular, sobre todo desde la victoria de Irak en la Copa Asiática en 2007, que logró unir a chiitas y sunitas por unas horas, mientras celebraban el triunfo en las calles.

Poco estusiasmo

Esta edición del Mundial es la primera que se realiza en un país musulmán y la segunda fuera del mundo occidental cristiano, desde el disputado en Corea del Sur y Japón de 2002.

Pero la forma opaca en la que el torneo fue adjudicado a Qatar y su historial contra los derechos humanos del país ha enfriado el entusiasmo de muchos aficionados y de muchos de los trabajadores, que han sufrido en sus carnes la construcción de las infraestructuras.

En 2015, el cardenal Rainer Woelki animó a boicotear a Qatar por las condiciones laborales de los trabajadores migrantes y lamentó ese año que los trabajadores fueran «humillados y deshumanizados como animales».

Obispo Paul Hinder

Obispo Paul HinderPapalvisit.org

El obispo Stefan Oster ha denunciado esta semana que «las mujeres siguen siendo retenidas en Qatar, mientras que a las religiones no islámicas, incluido el cristianismo, solo se les concede una libertad limitada y las minorías sexuales son objeto de enjuiciamiento penal, en un estado y un orden social represivos».

Más cerca de Qatar, el obispo Hinder matiza las denuncias, tal vez debido a las limitadas libertades religiosas de los católicos en Qatar, donde ninguno de los 200.000 - 300.000 católicos en el país son ciudadanos del país.

Hinder no cree que las críticas ayuden mucho. Al final del día, la gente quiere ver fútbol y no siempre son muy consistentes en sus decisiones morales básicas», y recuerda que a pesar de las polémicas con Qatar, «sabemos que no es la primera vez que sucede. En Copas del Mundo anteriores, las cosas no siempre se hacían de acuerdo con las reglas éticas que deben respetarse».

Pequeñas mejoras

Hinder recuerda con esto que el Mundial que «se llevó a cabo en 2018 en Rusia y el proceso de selección también estuvo acompañado de sospechas de sobornos».

El obispo Hinder reconoce la mala del país con su mano de obra extranjera, aunque dijo que, «en su opinión, ha habido algunas mejoras en los últimos años».

«Estamos viviendo en una parte del mundo donde hasta hace unos años las condiciones eran miserables y han mejorado pero aún no en la medida que todos desearíamos», señala.

«Mirando hacia atrás hace 60 o 70 años, las condiciones para los trabajadores inmigrantes en los países europeos no eran mucho mejores de lo que son aquí ahora. Esto no es una excusa, pero explica que a veces estos procesos toman tiempo».

6.500 muertes

El Papa Francisco intervino en la cuestión durante su última visita a Bahrein, cuando pidió el fortalecimiento de los derechos de los trabajadores. Fortalecimiento que Hinder cree muy necesario, que va «mucho más allá de nuestra propia comunidad cristiana», y «que se entendió bien. Lo hizo de una manera muy diplomática; la gente no es tonta. Ellos entendieron.»

La indignación por las condiciones de los trabajadores proviene del informe publicado por The Guardian, que denunciaba la muerte de, al menos, 6.500 trabajadores en Qatar desde que el país fue elegido para la Copa del Mundo de 2022.

El artículo señalaba que esta era la cifra de muertes relacionadas con el trabajo, mientras que el número de personas que murieron trabajando en los estadios fue de 37. Esa cifra sigue siendo un número comparativamente alto, teniendo en cuenta que dos personas murieron construyendo los estadios para la Copa del Mundo de 2010 en Sudáfrica y otras ocho fallecieron trabajando en las sedes deBrasil en 2014, mientras que veintiuna personas murieron preparando los estadios para el Mundial de Rusia 2018.

Opiniones distintas

El obispo Paul Hinder reconoce que la Iglesia local no ha notado un aumento en las muertes durante la construcción de los estadios de la Copa del Mundo; «no creo que haya habido un aumento extraordinario en arreglos funerarios, por ejemplo».

En cuanto a las condiciones laborales, el obispo cree que la opinión local está dividida:

«En cuanto a nuestra gente, a nivel económico fue un paso adelante. Dio trabajo a muchas personas, a veces en condiciones cuestionables. Pero siempre depende del tipo de trabajo», señala.

«Había gente, también cristianos, que tenían un trabajo muy digno sin problemas. Otros tenían que hacer trabajos manuales en el calor del día y, por supuesto, para ellos era diferente. Algunos dicen que es mejor que estar de vuelta en casa. Otros, por supuesto, pueden sufrir y decir que no se les paga a tiempo o lo suficiente. Hay tantas voces que es difícil tener una imagen clara», concluye el obispo.

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