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Joseph Tobji, obispo maronita de Alepo

Joseph Tobji, obispo maronita de AlepoACN

Obispo maronita de Alepo: «Somos llamados a repetir que el mal no es absoluto, Dios quiere nuestro bien»

Joseph Tobji testimonia la certeza de la fe en medio de la oscuridad que marca el presente y el futuro de su pueblo, tras el terremoto que ha asolado su país

Diez días después del terremoto que ha sembrado la muerte y la destrucción en Siria y Turquía, Joseph Tobji, obispo maronita de Alepo, cuenta a la Agencia Fides las muchas oscuridades y las pocas luces que marcan el presente y el futuro de su pueblo.

«Después de la conmoción y el terror, ahora estamos empezando a asumir la magnitud de la ruina material y espiritual que el terremoto ha dejado en nuestras vidas. Comienza un tiempo duro, en el que estaremos llamados a confesar y testimoniar aún en esta situación que Nuestro Padre que está en los cielos nos ama y quiere nuestra salvación». Ante la nueva tragedia que también ha sobrecogido a la población de Alepo, el Obispo se hace cargo de las muchas preguntas que cuestionan de igual modo la fe. Y expresa su escepticismo ante los rumores del anunciado ‘suavizamiento’ de las sanciones económicas occidentales que desde hace más de una década ensombrecen la vida de millones de sirios. «Parece que circulan muchas mentiras sobre este tema», afirma.

En ruinas

Mientras continúa el trágico recuento de víctimas del terremoto, para quienes viven ahora en las ruinas de Alepo la mayor emergencia a la que deben hacer frente es el alojamiento. La población se está reuniendo en refugios, incluidas las iglesias menos dañadas. En ellas se han organizado servicios de distribución de alimentos, mantas y medicinas. «Pero no se puede vivir así demasiado tiempo, y ahora se está diciendo a la gente que intente volver a sus casas, si han sufrido pocos daños». En las vastas zonas de Alepo más afectadas por la ocupación ilegal, el terremoto ha arrasado edificios enteros. «En los barrios donde se concentra la población cristiana –informa Tobji– los mayores daños se han producido en edificios antiguos, construidos con piedras y sin hormigón armado».

Ciento cinco equipos de ingenieros y obreros de la superintendencia de la construcción están supervisando los daños y la hermeticidad de los edificios de cada barrio, haciendo desalojar a las personas de los bloques de apartamentos con riesgo de derrumbe y recopilando una primera estimación de los diversos grados de daños sufridos por las casas particulares. Se espera que en los próximos meses se inicien las obras de restauración y adecuación de las viviendas para que puedan volver a ser habitables.

«Las Iglesias y las comunidades eclesiásticas de Alepo –señala el obispo Tobji– también han creado una comisión única con 15 ingenieros para comprobar el estado de los lugares de culto y de los edificios habitados por familias cristianas». «Los trabajos de restauración deben comenzar lo antes posible, porque la gente no puede vivir fuera de sus casas».

Es el pueblo de los pobres el que sufreJoseph Tobji

Tiempo de prueba

El obispo Tobji informa de que desde todo el mundo, diócesis, congregaciones religiosas, parroquias individuales e instituciones eclesiásticas han mostrado inmediatamente su afecto y cercanía concreta a las personas afectadas por el terremoto, buscando la forma de hacer llegar ayuda material a Siria y también a Alepo. Otras ayudas se ven llegar de países de la zona (Irak, Irán, Emiratos Árabes).

Joseph Tobji hace notar que el terremoto abre también un nuevo tiempo de prueba para muchos cristianos. «Para los que no tienen el don de la fe –reconoce el obispo, sin reprochar nada a nadie– lo que ha sucedido puede aumentar el resentimiento por el destino que les ha tocado. Hay quien no deja de preguntarse: ¿ cuál será el próximo mal que caerá sobre nuestras vidas? Hemos sufrido la guerra, el embargo, la pandemia, ahora el terremoto... ¿Por qué nos pasa esto? ¿Qué hemos hecho mal?». En cambio, otros encuentran consuelo en las historias de tantos peligros de los que han escapado misteriosamente, historias que corren de boca en boca, para consuelo mutuo. Como la historia de la familia que, durante los temblores más tremendos, no pudo salir de casa y entrar en su coche para escapar, porque la llave se había roto en la cerradura de la puerta. «La casa –cuenta el obispo Tobji– resistió al terremoto. Cuando rompieron la puerta y consiguieron salir, encontraron su coche aplastado por un balcón derrumbado. Ahora cuentan su historia a todo el mundo, y dan gracias al Señor por aquella puerta que no se abrió, y los salvó de una muerte segura». «Ante la nueva tragedia que envuelve al pueblo –añade el Obispo–, estamos llamados a repetir que el mal no es absoluto, y que Dios quiere nuestro bien. Estamos convocando también a cada familia, a cada persona, a que pida lo que necesita. Las obras de caridad que nos llegan, incluso de amigos lejanos, son un signo de luz y de esperanza. Durante la Cuaresma, pondremos en marcha cenáculos bíblicos en casas y edificios, invitando a las familias a reunirse para encontrar consuelo en la Palabra de Dios, con la ayuda de un sacerdote y un catequista».

Siria no existe

Sobre una cosa el obispo Joseph Tobiji expresa su desconfianza sin vacilar: considera que los rumores sobre la suavización de las sanciones a Siria que hacen circular los actores geopolíticos internacionales son una especie de farsa que se vende a los medios de comunicación. «Durante años nos han estado diciendo que las sanciones sólo afectan a ciertas personas y a ciertos grupos limitados, y en cambio vemos que es el pueblo de los pobres el que sufre. Todo el mundo puede comprobar por sí mismo lo que significan y cómo funcionan las sanciones contra Siria. Si pido a alguien que me envíe un donativo de 10 euros a la cuenta de la diócesis para apoyar obras de caridad, ve inmediatamente que la operación es imposible, porque Siria está sencillamente aislada de los sistemas internacionales que utilizan online las instituciones bancarias y las empresas de transferencia de dinero. Si buscas Siria en las aplicaciones digitales para realizar estas sencillas transacciones, te das cuenta de que Siria, en esas aplicaciones, sencillamente no existe».

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