El arzobispo héroe de Ucrania que Putin no consigue tachar de su lista negra
El jefe más joven de la historia de la Iglesia greco-católica, se ha convertido en la voz de la conciencia cristiana de este país. El Debate revela su apasionante aventura vital
El nombre de Sviatoslav Shevchuk aparecía en la «lista negra» elaborada por Vladímir Putin, de personalidades ucranianas que debían desaparecer en la primera semana de «operación militar especial». Hoy, el jefe más joven de la historia de la Iglesia greco-católica, se ha convertido en la voz de la conciencia cristiana de este país.
Cuando hace doce meses, Vladimir Putin preparaba su «operación militar especial» en Ucrania, sus generales recibían una «lista negra» de personalidades ucranianas que había que hacer desaparecer. En ella, destacaba el nombre de Sviatoslav Shevchuk.
Destinado a desaparecer
Se trataba del hombre que había llegado a ser el más joven primado de la Iglesia greco-católica ucraniana, la comunidad religiosa de cinco millones y medio de fieles, que sufrió la mayor represión durante las persecuciones religiosas de tiempos de la Unión Soviética.
La inteligencia rusa creía que podría decapitar al Gobierno ucraniano en tres días. Pero las fuerzas de Putin sabían que muchos exponentes de la sociedad civil se opondrían a la invasión. Había que silenciarlas, exiliarlas o asesinarlas.
Entre los primeros de la lista negra estaba el nombre del «uniata», término respectivo con el que los rusos se refieren a los católicos ucranianos de rito oriental, que mantienen la misma tradición litúrgica que los ortodoxos rusos, pero que son fieles («unidos») al Papa.
Nadie estaba preparado
«Había gente infiltrada, un grupo preparaba un asalto a la catedral. Tenían nombres, apellidos, direcciones», ha asegurado en días pasados el arzobispo Shevchuk, en declaraciones que ha podido recoger El Debate.
El asalto fracasó por la desorganización que demostró el ejército ruso en los primeros de intervención en la capital ucraniana.
El arzobispo Shevchuk revela que en esa «lista negra» había otras autoridades y representantes de credos religiosos que «no son bienvenidos» por las autoridades del Kremlin.
«Nadie está preparado para la guerra, excepto el criminal que la planea y luego la lleva a cabo –confiesa Shevchuk–. Ninguno de nosotros podría imaginar que esto podría suceder. Pero esta invasión fue bien planificada».
De la Ucrania soviética a Buenos Aires
La historia del «jefe y padre» de la Iglesia greco-católica ucraniana, de 52 años, como es conocido por sus fieles, el arzobispo mayor de Kiev y toda la Rus, es un fiel reflejo de lo que su pueblo ha tenido que sufrir en las últimas décadas.
Sviatoslav Shevchuk, nació en 1970, en Stryi, cuando la ciudad pertenecía a la República Socialista Soviética de Ucrania. Estudió medicina, pero fue llamado para sumarse a las fuerzas militares soviéticas, de las que formó parte dos años.
Descubrió así su vocación al sacerdocio, entrando primero en un seminario clandestino y después estudió en Roma. Una vez ordenado sacerdote, con tan solo 38 años, el papa Benedicto XVI aceptó su nombramiento como obispo de la diócesis de los católicos ucranianos de Buenos Aires, en Argentina.
Al igual que su presidente, Volodímir Zelenski, tuvo que emitir sus vídeos desde un lugar secreto
En Buenos Aires estableció un vínculo de amistad con el cardenal Jorge Mario Bergoglio, entonces arzobispo de la capital porteña.
Solo dos años después, ante la sorpresa general, en marzo de 2011, el Sínodo de la Iglesia greco-católica elegía a Su Beatitud Shevchuk como arzobispo primado. Tenía tan solo 40 años, todo un récord. Dos años después, contaría con un gran apoyo en Roma, cuando su amigo Bergoglio se convertiría en sucesor del apóstol Pedro.
La voz de la conciencia ucraniana
Desde el inicio de la guerra, se ha comprometido a acercarse a cada uno de sus fieles con un videomensaje diario. En las primeras semanas, dado que su nombre aparecía en la «lista negra», al igual que su presidente, Volodímir Zelenski, tuvo que emitir sus vídeos desde un lugar secreto.
Al principio, sus vídeos sirvieron para que sus fieles pudieran ver que estaba vivo. Luego, se convirtieron en píldoras de esperanza para los cristianos ucranianos. Cada uno de sus mensajes tiene un esquema similar: dar gracias a Dios por haber podido ver la luz un nuevo día, ofrecer información actualizada sobre cómo la guerra afecta a la población civil, compartir una breve meditación espiritual.
Shevchuk es la primera fuente de información del Papa Francisco, tanto por teléfono como personalmente
Además, el arzobispo Shevchuk realiza viajes por todo el país, en la medida en que su seguridad se lo permite. Visita parroquias, habla con sus sacerdotes y su pueblo. Se ha movido sobre todo en el oeste de Ucrania, la zona donde puede moverse con más libertad.
Shevchuk es la primera fuente de información sobre el terreno del Papa Francisco, tanto por teléfono como personalmente. Ha visitado el Vaticano un par de veces desde el estallido del conflicto. En particular, ha proporcionado al Papa listas de prisioneros de guerra que han servido a Francisco para pedir el intercambio con prisioneros rusos a través de canales diplomáticos.
«Hoy les hablo desde Kiev, es un milagro», concluye el arzobispo mayor de los ucranianos. «Perdón por las lágrimas, con ustedes puedo permitírmelas, pero con mi gente tengo que ser un predicador de la esperanza».