Un obispo de Honduras reconoce un milagro: sangre como la de la Sábana Santa bajo un cáliz de madera
Han confirmado que la muestra aparecida en un paño bajo el copón es del tipo AB con factor Rh positivo, la misma del milagro eucarístico de Lanciano y al igual que la encontrada en la Sábana de Turín
El primer obispo de la Diócesis hondureña de Gracias, Walter Guillén Soto, ha reconocido un nuevo milagro eucarístico acontecido hace ya un año en una parroquia rural del pequeño pueblo de San Juan, de poco más de 57.000 habitantes en el occidente de Honduras.
El milagro
Según informa Aciprensa, en la tarde del 9 de junio de 2022, durante la fiesta de Jesucristo, Eterno Sumo Sacerdote (que se celebra el jueves después de Pentecostés), José Elmer Benítez Machado llegó antes que nadie a la capilla de la comunidad El Espinal para celebrar la Liturgia de la Palabra y distribuir a los fieles las hostias consagradas por los sacerdotes.
Benítez fue nombrado ministro extraordinario de la Comunión hace dos años para atender las necesidades pastorales de la capilla dedicada al Apóstol Santiago.
A las 5 de la tarde, hora local, comenzó la Liturgia de la Palabra. Cuando llegó el momento de repartir la Eucaristía, Benítez abrió el sagrario y notó que el corporal (paño de lino sagrado), debajo y doblado sobre el copón de madera y sobre un cojín de raso blanco, presentaba grandes manchas de sangre humana.
«Me quedé asombrado», dijo. «Mi primera esperanza fue: 'Es la sangre de Cristo'». Sin embargo, en la confusión del momento, y para completar su ministerio, continuó con la celebración.
Antes de concluir, en el momento de hacer los anuncios parroquiales, Benítez preguntó a los presentes si habían visto alguna fuga de agua en la iglesia o si sabían de alguien que hubiera entrado antes. Luego contó lo que había visto.
«Varios de nosotros respondimos que no habíamos visto ninguna fuga de agua, y cuando explicó lo que había pasado, le pedimos que mostrara al cabo», dijo Reginaldo Aguilar Benítez, coordinador parroquial y testigo jurado en el proceso de investigación.
Pedrina García, quien estaba en la capilla en ese momento, dijo que no dudaba de que fuera un milagro. «Esto es algo que Dios ha puesto ahí para nosotros», dijo.
La investigación
Al día siguiente, el padre Marvin Sotelo y el padre Oscar Rodríguez, Misioneros del Sagrado Corazón de Jesús, acudieron a la comunidad de El Espinal para corroborar lo afirmado por la coordinadora parroquial.
Sotelo guardó el corporal en una bolsa de plástico con cierre hermético, la guardó en su rectoría y se la entregó posteriormente al obispo Guillén dos días después.
Guillén se mostró particularmente escéptico y decidió guardarlo en su capilla personal mientras decidía qué hacer. «No soy tan propenso a creer ingenuamente en las cosas. La lógica nos hace prudentes en cuanto a creer las cosas sin tamizarlas y sin analizarlas», reconoció el prelado.
Tres meses después, Guillén ordenó realizar pruebas científicas en el Centro Médico Santa Rosa de Copán para evaluar la oxidación y dilución de la aparente sangre.
Como no se contaba con el material necesario para el análisis, la tela fue enviada al centro toxicológico DISA Test en Tegucigalpa, donde el doctor Héctor Díaz del Valle, doctor en química y farmacia, se encargó de la investigación.
La misma sangre de la Sábana Santa y Lanciano
Se descartó que las manchas fueran de resina de madera o sangre animal. Procedimientos posteriores revelaron que la sangre era humana y era tipo AB con factor Rh positivo, la misma del milagro eucarístico de Lanciano, Italia, así como la encontrada en la Sábana Santa de Turín, también en Italia.
Valle se sorprendió porque la tela «tuvo contacto con el aire, la humedad; se le hicieron pruebas presuntivas a la tela y no se secó correctamente» y hasta la fecha «no presenta deterioro ni hongos».
En las investigaciones forenses, las pruebas presuntivas y confirmatorias son una herramienta útil en el estudio de las manchas de sangre.
Después de realizar las investigaciones y poner bajo juramento notarial las declaraciones de los testigos, el obispo de Gracias confirmó que se trató de un hecho sorpresivo. «No pongo en duda la credibilidad», dijo.
«Creo que esta señal extraordinaria, visible, tangible, perceptible, comprobable de esta manifestación de la sangre del Señor en una comunidad oscura en medio de la ruralidad más extrema de nuestro entorno agrícola dice mucho en este momento», afirmó.
«Hay que pensar que Dios busca los extremos para llamarnos al equilibrio de la sensatez y la verdad. Me parece que esto es un signo extremo de Dios que se manifiesta de nuevo, como lo ha hecho en las Sagradas Escrituras, en la historia de la salvación, por aquellos sencillos a quienes María alaba por su bajeza», dijo el obispo.
Llamada a la conversión
Sobre el posible motivo del milagro, el obispo se permitió intuir que «Dios ama a los marginales, a los escondidos, a los sencillos. En un pueblo oscuro, sin ninguna relevancia social, alejado del casco urbano, el Señor elige manifestarse».
A su juicio, lo ocurrido es un «milagro de sinodalidad», ya que el Señor no decidió mostrarse a un obispo, a un sacerdote o a un religioso sino a un laico.
«Es el tiempo de los laicos», dijo. «Es la fe de los laicos la que ha mantenido viva la vitalidad de la Iglesia en estos rincones del mundo. Para mí y para el clero de la diócesis ha sido un llamado a la conversión para reconocer el llamado de Dios en la voz de los laicos».
Enviado al Vaticano
Por ahora, tanto los sacerdotes de la diócesis como Guillén se han esforzado en ser prudentes. Han difundido información a los fieles sobre lo que es un milagro eucarístico, pero aún no han invitado a los fieles a venerar el corporal ensangrentado, que no ha sido expuesto a los fieles.
Aunque el obispo ha reconocido que se trata de un milagro eucarístico, a pedido del nuncio apostólico en Honduras, monseñor Gábor Pintér, las pruebas científicas y los juramentos notariales de los testigos fueron recopilados y enviados al Vaticano para su posterior investigación.