Una monja con una barca en el Nilo se enfrenta al terror de la guerra y el éxodo en África
Unos 150.000 refugiados que han escapado de Sudán ya han llegado a Sudán del Sur; 2.000 de ellos gracias a una monja comboniana y un barco en el Nilo
Las Naciones Unidas señalan el infierno de Sudán. Las estadísticas hablan de más de 2,8 millones de desplazados por el conflicto, de los cuales más de 2,2 millones son internos y hay más de 700.000 fuera de sus fronteras. Entre los países más afectados por esta huida, además de Egipto (255 mil) y Chad (más de 230 mil) se encuentra Sudán del Sur, el pequeño y joven país independiente desde 2011 ya lastrado por crisis y conflictos humanitarios.
Casi todos los hospitales están cerrados, no hay agua, comida ni electricidad. El terror reina en un país que asiste a un éxodo desesperado.
Una monja de Comboni
Unos 150.000 refugiados que han escapado de Sudán ya han llegado a Sudán del Sur; 2.000 de ellos gracias a una monja comboniana y un barco en el Nilo.
«En muy poco tiempo ha surgido una enorme emergencia: Nuestra zona», cuenta a la Agencia Fides Sor Elena Balatti, religiosa comboniana y directora de Caritas Malakal, la capital del Estado del Alto Nilo, zona fronteriza y el punto de acceso más inmediato para quienes vienen de Jartum.
«Sobre todo, llegan sudsudaneses que habían huido a Jartum en varias ocasiones, antes de la independencia, durante la guerra civil (2013-18), después de la inestabilidad política y social o de emergencias ambientales recientes. Están regresando a sus zonas de origen pese a que siguen sufriendo problemas ambientales, inundaciones y enfrentamientos interétnicos. La afluencia, tan masiva y repentina, agrava una situación ya muy dura. Desgraciadamente siguen presentes las tensiones de la guerra civil que aún siguen provocando la fuga de muchas personas y desplazamientos internos a los que ahora se suman estos flujos. Hace apenas unos días llegaron unas 3.000 personas de Sudán en muy poco tiempo, es una situación realmente complicada», señala Sor Elena.
Reconstruir de la nada
Sor Elena asegura que la OIM (Organización Internacional para las Migraciones) «está haciendo lo mejor que puede al igual que entidades más pequeñas como nuestra Cáritas diocesana, pero cada día se vuelve más complejo. Además de sudsudaneses, llegan sudaneses y muchos eritreos». La religiosa afirma que «a diferencia de naciones como Egipto o las europeas, cuyas embajadas han facilitado el éxodo de sus compatriotas o han organizado vuelos, para los eritreos es diferente porque nadie quiere volver a Eritrea ni tampoco Asmara ha hecho nada para ayudar. Los sudsudaneses que regresan son en su mayoría personas que llevaban algún tiempo viviendo en Jartum y que habían encontrado allí trabajo, un hogar y estabilidad después de marcharse a toda prisa y sin nada, especialmente durante el conflicto. Y habían comenzado desde cero. Ahora están reviviendo la misma experiencia: lo han vuelto a dejar todo y tienen que reconstruir su vida de la nada».
Por desgracia, hemos visto a personas morir de hambre o sed todos los días, algunas mientras viajan
Nadie esperaba que un conflicto estallara en tan poco tiempo y se convirtiera en una guerra abierta que socava la estabilidad de toda una región.
«Fue todo demasiado rápido y violento, –señala Sor Elena–sabíamos que había tensiones en Sudán desde hace tiempo, pero no imaginábamos una escalada de este tipo. El problema es que cuando hay dos ejércitos en un país (las fuerzas armadas regulares y las Fuerzas de Apoyo Rápido) el equilibrio es precario porque uno de los dos tiende inevitablemente a reclamar la supremacía y lo hace por las armas. Exactamente lo mismo sucedió aquí con la guerra civil librada por el ejército leal al presidente Salva Kiir y las milicias armadas bajo el mando de Rieck Machar. De hecho, la gente aquí dice: 'Aprendieron de nosotros'».
Una gran emergencia
La presencia de grupos armados distintos al ejército, como explica Sor Elena, es sin duda un problema que genera grandes tensiones. Esto también se vio en Rusia con el intento de golpe de las tropas wagnerianas de Yevgeny Prigozhin. La poderosa milicia mercenaria tiene una presencia notoria en África y, según muchos observadores, también está implicada en el conflicto sudanés: es muy probable que apoye a las RSF con armas y hombres. Pero hay quienes no excluyen que también pueda ayudar al ejército. «En el desierto de Darfur (una de las zonas más afectadas por el conflicto) no hay armas sofisticadas, ciertamente vienen de alguna otra fuente, alguien más las adquirió. Ya es muy difícil mediar entre dos partes en conflicto, y mucho menos si hay más actores involucrados», señala la religiosa.
El poco de ayuda para las decenas de miles de refugiados que llegan a Sudán del Sur es gracias al trabajo de organismos internacionales, así como por el de realidades más pequeñas como la diocesana Cáritas o Cáritas Sudán del Sur.
«Afortunadamente recibimos apoyo internacional. Hace poco vinieron algunos miembros de Cáritas Austria y decidieron ayudar. Lo hacen con extrema generosidad. Ayudamos en lo que podemos de una manera concreta. Por ejemplo, hemos puesto a disposición un barco que transporta personas desde la frontera hasta aquí viajando por el Nilo. Han llegado ya unos 2000. También distribuimos artículos de primera necesidad en los campos de tránsito. Por desgracia, hemos visto a personas morir de hambre o sed todos los días, algunas mientras viajan. Por eso, también quiero hacer un llamamiento para que nos ayuden a través de los canales de Cáritas habilitados para los desplazados por la emergencia de Sudán, Upper Nile South Sudan»,concluye Sor Elena Balatti.
Caritas en Sudán
A pesar de la gran inseguridad y los saqueos de bienes y oficinas humanitarias, que han comprometido el acceso de la ayuda humanitaria a lugares clave, Caritas Internationalis y sus organizaciones miembro mantienen su compromiso de ayudar a los más vulnerables. Están trabajando activamente para mitigar los efectos del conflicto dentro de Sudán y en los países vecinos.
«Desde el estallido de la guerra, CRS-Sudán se ha adaptado para mantener nuestra presencia en el país, y estamos decididos a permanecer en Sudán y ayudar a la gente durante el mayor tiempo posible», afirma Paul Emes, representante de CRS en Sudán (uno de los miembros de CI activos en el país), en una entrevista con Crux.
El deterioro de la situación es también evidente a lo largo de las fronteras de Sudán, con varios países vecinos que afrontan sus propias crisis prolongadas. Caritas está respondiendo activamente y ajustando sus programas para hacer frente a la inestable situación de seguridad en las fronteras.
Chad:
En Chad, el ACNUR ha documentado una afluencia de 155.00 recién llegados de Sudán a las provincias de Ouaddaï, Sila y Wadi Fira. Se suman a una población de 407.000 refugiados sudaneses que ya viven en 14 campamentos.
Caritas está adoptando medidas para proteger a los refugiados y garantizar la disponibilidad de espacios seguros para las mujeres y las niñas. Las necesidades son enormes y faltan recursos para los refugiados en los lugares de tránsito/llegada, que se encuentran en zonas remotas de difícil acceso y con la temporada de lluvias que empezó a finales de mayo. Urge reubicar al máximo número de refugiados, con el fin de que no queden aislados al otro lado por los fuertes torrentes de agua de lluvia.
Egipto:
Más de 210.000 sudaneses han huido a Egipto, según los datos facilitados por el Ministerio de Asuntos Exteriores, a primeros de junio. Además, según la última información disponible, han llegado 5565 nacionales de terceros países.
Etiopía:
Más de 45.600 personas han llegado a Etiopía a través de múltiples pasos fronterizos en las regiones de Amhara, Benishangul Gumuz y Gambella.
República Centroafricana
Un total de 13.824 personas, incluyendo 3456 repatriados centroafricanos, han cruzado preventivamente la frontera desde Sudán.
En la República Centroafricana la malaria está muy extendida, por lo que una de las actividades de Caritas es ofrecer mosquiteras a los refugiados. (Fuente: https://reliefweb.int/report/sudan/sudan-emergency-regional-refugee-response-june-2023-progress-report)
Sudán del Sur:
Más de 115.000 personas han cruzado a Sudán del Sur, la mayoría de los cuales son refugiados que retornan.