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Fieles musulmanes rezan en una mezquita en Estambul

Fieles musulmanes rezan en una mezquita en EstambulUnsplash

'Ananie', el servicio a las parroquias francesas para acoger a los conversos del Islam

La diócesis de París impulsa desde hace tres años un programa para recibir y acompañar a los musulmanes que abrazan la fe católica

«Nos enfrentamos a una situación sin precedentes: cada vez más musulmanes experimentan claramente a Cristo y acuden a nuestras parroquias con peticiones de apoyo». Así se presenta Ananie, un programa pastoral de la diócesis de París que nació en 2020 para ayudar a las parroquias a acoger y acompañar a las personas que abandonan el Islam y abrazan la fe católica.

«Muchos de los problemas en este proceso vienen por parte de los cristianos», lamenta el responsable de Ananie en la capital francesa, un sacerdote que prefiere no revelar su nombre. En concreto, identifica tres momentos críticos en el camino del Islam al catolicismo que –a su juicio– requieren de un cambio de actitud por parte de los cristianos: el anuncio del Evangelio, la acogida por parte de la comunidad y el proceso de entrada en la Iglesia.

Un ejemplar del Corán

Un ejemplar del CoránUnsplash

¿El mismo Dios?

La primera etapa estará marcada por las dudas y las preguntas, y es un proceso que –señala el responsable de Ananie– puede durar entre cinco y siete años. En este momento, añade, es importante no huir de la tensión. «A los occidentales no nos gusta, hacemos formaciones sobre comunicación no violenta, sobre cómo reformular lo que el otro dice para estar de acuerdo… es una cultura de diálogo, pero para los orientales la tensión en una discusión es buena; significa que lo que se debate es interesante». Y añade: «Podemos pensar diferente y aún así amarnos».

En concreto, señala que uno de los principales puntos de tensión es la concepción de Dios. «No sé cómo será en España, pero en Francia lo primero que le dice un cristiano a un musulmán es: ‘Tenemos el mismo Dios’, y entonces él entiende que no hay nada ver en la fe cristiana… pero ¡hay una diferencia colosal entre ambas religiones!». Para este sacerdote, no es que haya dos dioses, sino que la percepción de Dios es muy distinta: «Ellos tienen miedo de Dios, pero para nosotros la revelación es que Él es amor; lo más importante que hay que decirle a un musulmán es ‘Dios te ama como eres’», insiste.

Bajando al detalle, el responsable de Ananie también señala que otro punto de debate es la relación con Jesús y María, porque son figuras también presentes, de alguna manera, en el islam. «El problema es que no son las mismas personas que para los católicos: para ellos Jesús no era Hijo de Dios ni murió en la Cruz, y María no tenía libertad para decir su ‘Sí’», comenta, y añade: «Es importante mostrarles las diferencias entre el Islam y la fe cristiana, para suscitarles curiosidad y preguntas».

Acogida en las parroquias

Pasado este periodo de dudas, el siguiente paso es la acogida en la comunidad cristiana, en la parroquia: un momento que a menudo –señalan desde Ananie– genera fricciones y dificultades. En su página web recogen testimonios como el de un musulmán que acudió a una parroquia y preguntó al sacerdote cómo podía ser cristiano. La respuesta: «No es necesario, profundiza en el Corán». O el de otra persona a la que dijeron: «Aquí no bautizamos a los musulmanes».

Para el responsable de Ananie, esto es fruto de una mentalidad errónea. «Es importante -dice- distinguir entre persona y religión, porque no estamos obligados a estar de acuerdo con el Islam para respetar a un musulmán», y añade que «nuestra obligación y misión es amar a la persona, pero si realmente la amamos no podemos mentirle… ¡máxime cuando esa persona viene a nosotros buscando!».

El responsable de Ananie apunta otro error, ya durante el proceso oficial de entrada en la Iglesia: considerar a la persona aún como musulmana, haciendo referencias constantes al Islam durante la catequesis, por ejemplo. «A ellos les da la impresión de que no queremos que sean cristianos», señala. «Han pasado tres años desde que me bauticé y la gente de mi parroquia sigue llamándome 'el musulmán'», lamenta un testimonio.

Otra distinción importante es diferenciar entre religión y cultura. «Una persona musulmana que se convierte al cristianismo tendrá muchos combates, porque habrá momentos en los que pensará que está rechazando su tradición, a sus abuelos», explica el responsable. Por eso, en Ananie celebran misa en árabe, para mostrar a los conversos que lo único que han dejado atrás es «su conocimiento erróneo de Dios, no sus tradiciones».

La labor de Ananie está centrada en las parroquias parisinas, pero su responsable se muestra abierto a colaborar con todas aquellas que les pidan ayuda. En su web ofrecen gratuitamente una serie de recursos, como vademécums de acogida y acompañamiento en los que se profundiza en los errores más comunes. «Dios –concluye el responsable– convierte los corazones, pero nosotros cerramos la puerta: ese es el problema».

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