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La hermana Paësie con varios de sus niños por las calles de Puerto Príncipe

La hermana Paësie con varios de sus niños por las calles de Puerto PríncipeFamille Kizito

El Papa llama a la monja que hace de madre para 2.500 niños en Haití: «La gente vive con verdadero terror»

La hermana Paësie, de origen francés, reconoce que una de las cosas que más le impresionó de su conversación fue la voz de Francisco. «Sentí una gran dulzura y amabilidad», confiesa

La hermana Paësie vive en Haití desde 1990, pero el pasado sábado 3 de febrero le ocurrió algo que nunca antes había vivido. Al descolgar el teléfono, la voz que escuchó al otro lado de la línea era la del Papa Francisco. Desde Roma, el Pontífice la llamaba para animarla a continuar con su misión y a ocupar a su pequeño rebaño de más de 2.500 niños de la calle, según recogen los medios vaticanos.

La religiosa se dedica a la atención de los menores de los barrios más desfavorecidos de la capital, como la comuna Cité Soleil de Puerto Príncipe. Su organización Famille Kizito se encarga de estos niños, que si no la tuvieran a ella, no tendrían a nadie.

En una entrevista con Vatican News, la hermana Paësie cuenta: «Cuando sonó mi teléfono, obviamente no esperaba en absoluto que me llamara el Santo Padre. Me envió un mensaje de ánimo y me dio las gracias por estar ahí para los niños. Me aseguró sus oraciones. Eso me conmovió mucho».

La hermana Paësie

La hermana PaësieFamille Kizito

Paësie, de origen francés, reconoce que una de las cosas que más le impresionó de su conversación fue la voz de Francisco. «Sentí una gran dulzura y amabilidad», confiesa. La religiosa ha contado lo que habían hablado con su comunidad y algunos de los niños. «Esto provocó alegría y esperanza en muchas otras personas, porque esta llamada no era solo para mí, era realmente un gesto hacia los niños y las personas más pobres de Haití», continúa.

A continuación, la hermana ha hablado sobre la situación que viven estos niños. «En los barrios populares se producen enfrentamientos entre los grupos armados. Las bandas están presentes en prácticamente todos los distritos de la capital», cuenta. Como consecuencia de ello, ha continuado, «la gente vive con verdadero terror a ser asaltada en cualquier momento. Cuando una banda invade un barrio, todo el mundo tiene que correr».

Los incendios en casas y en las calles paralizan las actividades de la ciudad y, dado que los más pobre dependen en el día a día de los mercados, cuando estos tienen que cerrar, «aumenta aumenta enormemente la pobreza y el hambre», afirma Paësie.

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