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'Cristo de san Juan de la Cruz' se encuentra actualmente en laGalería de Arte y Museo Kelvingrove, en Glasgow

'Cristo de san Juan de la Cruz' se encuentra actualmente en laGalería de Arte y Museo Kelvingrove, en Glasgow

Las reliquias de la Cruz de Cristo en España

Hay Lignum Crucis repartidos por las catedrales de París, Florencia, Pisa y a España han ido llegando también fragmentos del madero que Jesús llevó a cuestas hasta el Gólgota

La convertida madre del emperador Constantino se propuso una misión. Era el año 327 y santa Elena viajó hasta Tierra Santa con el objetivo de encontrar todas las reliquias de la Pasión que pudiera y llevárselas con ella de vuelta a Roma. A su llegada a Jerusalén, convenció al obispo Macario para excavar en la zona del monte Gólgota, bajo un templo de Venus que Adriano mandó construir allí 200 años antes.

Cuenta la Leyenda áurea de Santiago de la Vorágine, allí hallaron tres cruces: la de Jesús y las de los dos ladrones. Era imposible saber cuál era la de Cristo. La santa, de entonces unos 80 años, mandó traer a una mujer enferma, que al entrar en contacto con la Vera Cruz, quedó curada. En una catequesis, Cirilo de Jerusalén afirmaba que «toda la tierra está llena de reliquias de la Cruz de Cristo». Hay Lignum Crucis repartidos por las catedrales de París, Florencia, Pisa y a España han ido llegando también fragmentos del madero que Jesús llevó a cuestas hasta el Gólgota.

La primera noticia sobre el monasterio aparece en un cartulario del año 825, aunque la tradición dice que ya existía en el siglo VI, cuando otro Toribio, un monje de Palencia, se instala en él con unos compañeros. Pero de esa historia no hay nada escrito, apunta el prior. En el archivo de la catedral de Palencia se conservan documentos de peregrinos del siglo XV que hablan de su experiencia en el camino. «El boca a boca, el conocimiento de que aquí hay una reliquia de la cruz hace que se convierta en un lugar de peregrinaje», explica. Hasta Santo Toribio llegan entonces peregrinos que van a Santiago de Compostela por la ruta del norte, se detienen en San Vicente de la Barquera, desde donde siguen el camino hasta Liébana y luego toman la ruta francesa de Santiago. «Hay otros que vienen de Castilla, atravesando los montes y los puertos, otros de Asturias y otros de León», detalla el padre franciscano. Fue en 1512 cuando el Papa Julio II, a petición del abad del monasterio, nombró una comisión con la misión de estudiar si Santo Toribio podía ser declarado lugar de peregrinaje permanente teniendo en cuenta la tradición, la presencia de la reliquia de la cruz y algún día jubilar que parece que se había celebrado anteriormente. Tres años después, en 1515, su sucesor, el Papa León X, accedió a la petición y desde ese momento empezaron a celebrarse años jubilares. El de 2023 será el número 74. Según el prior, ha habido momentos de mayor presencia de peregrinos y otros de menor afluencia, sobre todo, cuando con la desamortización, el monasterio quedó «vacío y abandonado» pero la reliquia, el Lignum Crucis, siguió allí. «Igual entonces la afluencia fue menor pero ha sido continúa desde la Edad Media», asegura. PEREGRINOS DEL SIGLO XXI ¿Y en pleno siglo XXI? El guardián de la puerta del perdón recurre a un proverbio árabe que ha hecho suyo para explicar que ahora hay tres tipos de peregrinos: los que andan el camino con los pies, pensando en el esfuerzo físico y el reto de superarse cada día, los que peregrinan con los ojos, disfrutando de la cultura, el arte y los paisajes, y los que lo hacen con el corazón, con una motivación espiritual. Para ellos, dice, el peregrinaje «es un encuentro consigo mismos, un momento de reconciliación, el cumplimiento de una promesa...» «A nosotros, como comunidad franciscana que estamos en el monasterio, lo que nos toca es ofrecer hospitalidad a los que lo hacen con los pies, con los ojos o con el corazón, ofrecerles un espacio de acogida consigo mismos y con Dios», añade. El prior no cree que vayan a atravesar la Puerta del Perdón los dos millones de visitantes que espera el Gobierno de Cantabria, pero sí un millón, una cifra que ya se alcanzó en el último Año Santo, el de 2017. Y no teme que el Año Jubilar acabe con la tranquilidad de su comunidad, que no se dedica a la vida contemplativa sino a «estar en el mundo, en contacto con la gente». De hecho, es tan activa en su día a día que entre las misiones de los franciscanos de Santo Toribio está ejercer como párrocos de los 22 núcleos rurales que hay en el entorno del monasterio.«Para nosotros es una buena oportunidad de ofrecer lo que somos y los que nos hace vivir», afirma

Santo Toribio de LiébanaEFE

Santo Toribio de Liébana

Alrededor del siglo VIII, los restos de santo Toribio llegaron al monasterio de Liébana (Cantabria) para protegerlos del avance árabe en la península. Junto a las reliquias del santo llegó también desde Astorga un pedazo de la Cruz que hoy se conserva en el relicario situado en el centro de la capilla.

Las medidas del Leño Santo son de apenas 63 cm el palo vertical y 39 cm el horizontal, si bien, es la reliquia más grande de la Vera Cruz que se conserva. Está incrustada en otra cruz que la recubre elaborada en plata dorada, de estilo gótico. El relicario fue elaborado en un taller vallisoletano en el año 1679.

Cruz de Caravaca

Cruz de Caravaca

Caravaca de la Cruz

En el castillo de la actual localidad murciana de Caravaca de la Cruz, el caudillo almohade Abu Zeit tenía apresados a un grupo de cristianos, entre los que se encontraba el clérigo Ginés Pérez de Chirinos. Un día, por curiosidad, el jefe árabe pidió al sacerdote que dijera Misa en su presencia. Cuenta la leyenda que al comenzar la Eucaristía, Pérez exclamó que faltaba la cruz. En ese momento, dos ángeles descendieron del cielo con un Lignum Crucis que dejaron sobre el altar. Ello hizo que tanto Abu Zeit como su corte se convirtieran al cristianismo.

Otra tradición dice que la cruz de Caravaca pertenecía al primer obispo de Jerusalén y que el patriarca Roberto la llevó en procesión tras la primera Cruzada, en 1099. Todas las historias coinciden en su origen oriental y aunque lo importante es lo que se conserva en el interior del relicario, llama la atención su doble brazo, característico de la Cruz de Caravaca. La localidad murciana, una de las cinco ciudades del mundo con el privilegio que conmemorar el Jubileo Perpetuo, junto con Santiago de Compostela, Santo Toribio de Liébana, Jerusalén y Roma.

Francisco Cerro, en la ceremonia de recepción de la reliquia

Francisco Cerro, en la ceremonia de recepción de la reliquiaArzobispado de Toledo

Ermita de Camuñas

Desde el pasado 3 de febrero, el pequeño municipio de Camuñas guarda entre los muros de su ermita la reliquia que llevan cinco siglos esperando: un trozo de la Cruz de Cristo. Poco se sabe del origen de este Lignum Crucis, tan solo que durante años estuvo incrustada en el pectoral de un obispo cuyo nombre se desconoce, y que después pasó a manos de un coleccionista. Fue rescatada del uso privado en Roma y es ahora el objeto de culto más valorado por los feligreses camuñeses, con cuyos donativos se ha elaborado el relicario más grande de Castilla-La Mancha.

El lignum crucis de la capilla real de Granada

El lignum crucis de la capilla real de Granada

Capilla real de Granada

El último regalo que Boabdil le hizo a Isabel la Católica fue nada menos que un pedazo de la cruz de Cristo que, según le contó a la Reina, sus antepasados guardaban desde el siglo VII. Por deseo de la sierva de Dios, Isabel, la reliquia fue donada a la capilla real, donde todavía hoy se conserva. Además de estos cuatro trozos del madero, en Granada hay otros Lignum Crucis, como el que sujeta entre las manos la Virgen de monumento a la Inmaculada Concepción del Triunfo o la que se resguarda en la abadía del Sacromonte.

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