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Pablo VI advirtió en 'Humanae Vitae' sobre los riesgos de la regulación artificial de la natalidad

Hoy se conocerá la nueva encíclica de Francisco

Las tres encíclicas que supusieron un antes y un después en la historia de la Iglesia

El Papa publica este jueves, 24 de octubre, su cuarta encíclica desde que asumió el pontificado: Dilexit Nos, sobre la devoción al Sagrado Corazón de Jesús

Los Pontífices a lo largo de la historia han hecho mucho más que rezar el Ángelus en la Plaza de San Pedro, predicar audiencias en el Vaticano o recibir a autoridades y diplomáticos en el Palacio Apostólico. Trabajan para custodiar la tradición de la fe y guiar al rebaño de Dios, la Iglesia, que fue encomendado desde el momento en que respondieron afirmativamente a la pregunta que el cardenal les dirigió en el cónclave: Acceptasne electionem de te canonice factam in Summum Pontificem? (¿Aceptas tu elección canónica como Sumo Pontífice?).

Los documentos pontificios, emitidos por el Papa, son clave para la vida de la Iglesia, no por su clasificación en sí, sino por el mensaje que transmiten. Encíclicas, constituciones apostólicas, cartas y exhortaciones son algunas de las formas que el Pontífice utiliza para guiar, enseñar y animar a los fieles sobre las verdades de la fe. Aunque el Papa no se dirige de modo infalible a través de estos documentos, cada documento tiene su propósito, desde enseñar sobre doctrina hasta incluso advertir sobre amenazas para la fe.

Las encíclicas son cartas solemnes emitidas por el Papa, enfocadas en temas relacionados con la Iglesia o aspectos específicos de la doctrina católica. Están dirigidas tanto a los obispos como a los fieles de todo el mundo, con el objetivo de orientar y esclarecer cuestiones de importancia para la comunidad eclesial.

El término 'encíclica' proviene del griego egkyklios, que significa 'circular', lo cual refleja su naturaleza de ser una carta dirigida a los obispos, abarcando temas que afectan a la Iglesia. Según la enciclopedia católica, las encíclicas «condenan errores prevalentes, advierten sobre peligros para la fe o la moral, exhortan a la perseverancia y proponen soluciones a problemas presentes o futuros». De las muchas encíclicas que marcaron un hito en la vida de la Iglesia, analizamos tres de las más importantes.

'Rerum Novarum', de León XIII

Publicada en 1891 por el Papa León XIII, Rerum novarum marcó el inicio de la Doctrina Social de la Iglesia y fue el primer documento dedicado íntegramente a la cuestión social. En un contexto de grandes transformaciones impulsadas por la Revolución Industrial, el Papa expresó su preocupación por las condiciones de los obreros en las fábricas, que enfrentaban difíciles situaciones laborales. La encíclica abordó los efectos de estos cambios, en un tiempo en que la tecnología impulsada por el vapor revolucionaba la movilidad, y millones de personas emigraron hacia nuevos continentes.

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Rerum novarum («De las cosas nuevas» o «De los cambios políticos») fue dirigida a obispos y académicos, y planteaba la necesidad de mejorar las condiciones de los trabajadores. En este documento, León XIII apoyó el derecho de estos a formar sindicatos, mientras reafirmó el valor de la propiedad privada. Asimismo, discutió las interacciones entre gobierno, empresas, operarios e Iglesia, proponiendo una organización socioeconómica que más tarde sería conocida como corporativismo, destacando la importancia de equilibrar los derechos laborales con los principios de justicia social.

'Pacem in terris', de Juan XXIII

Años duros: Guerra Fría, crisis de los misiles en Cuba, y un planeta al borde del abismo nuclear. En este clima de tensión mundial, el 11 de abril de 1963, Jueves Santo, el Papa Juan XXIII firmó una de las encíclicas más trascendentales del siglo XX: Pacem in terris («Paz en la Tierra»). Era un llamado urgente a la paz, fundamentada en «la verdad, la justicia, el amor y la libertad». Lo que hizo única a esta encíclica fue que, por primera vez en la historia, no se dirigía solo a los católicos, sino «a todos los hombres de buena voluntad». Apenas unos meses antes, el mundo estuvo al borde de un desastre durante la crisis de los misiles en Cuba, un evento que coincidió con la apertura del Concilio Vaticano II, que buscaba nuevas formas de interacción entre la Iglesia y el mundo moderno.

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Consciente de que le quedaba poco tiempo de vida –fallecería de cáncer en junio de 1963–, Juan XXIII dejó claro a los redactores de su encíclica que esta debía ser más que un documento doctrinal; debía hablar al corazón. Inspirado en La Ciudad de Dios de san Agustín, obra que había leído durante la Segunda Guerra Mundial, el Papa quería que su mensaje de paz resonara universalmente. No solo se trataba de argumentos racionales, sino de un llamado sincero que pudiera entenderse y sentirse en lo más profundo por todos, católicos o no, en medio de un mundo fracturado por tensiones y conflictos.

'Humanae Vitae', de Pablo VI

Probablemente el documento más polémico del pontificado de Pablo VI, publicado en 1968, un año convulsionado por la revolución cultural y la llamada 'revolución sexual'. Esta encíclica aborda temas fundamentales como la transmisión de la vida y la paternidad responsable, defendiendo la naturaleza humana frente a la creciente tendencia del control de natalidad, basándose en el magisterio y en la enseñanza del Concilio Vaticano II. Pablo VI promulgó el documento tras una profunda reflexión y oración, consciente de que su mensaje generaría una gran controversia, tanto en el ámbito secular como dentro de la propia Iglesia.

Imagen de las revueltas de Mayo del 68 en París

La polémica no se hizo esperar. Presentada en conferencias de prensa alrededor del mundo, la encíclica fue recibida con críticas tanto en círculos laicos como eclesiásticos, donde incluso algunos teólogos y obispos no captaron plenamente su trasfondo. Sin embargo, Pablo VI dejó claro que la Iglesia no puede ceder a las presiones de los tiempos, sino que tiene la misión de proclamar con humildad y firmeza la ley moral y natural, que no ha creado, pero de la cual es su depositaria e intérprete. Humanae Vitae, aunque incomprendida por algunos, sigue siendo un pilar doctrinal en la enseñanza sobre el amor y la responsabilidad en el matrimonio, recordando que la verdad sobre la vida y la dignidad del ser humano no puede ser modificada por las modas culturales del momento.

Una encíclica para «un mundo que parece haber perdido el corazón»

La nueva encíclica del Papa Francisco titulada «Carta encíclica sobre el amor humano y divino del Corazón de Jesucristo», se publica este jueves, 24 de octubre. Este documento está completamente dedicado al culto del Sagrado Corazón de Jesús, una devoción que el Papa Francisco recordó durante la audiencia general del pasado 5 de junio. En esa ocasión, el Pontífice expresó su deseo de que la encíclica sirviera para reflexionar sobre el amor del Señor, iluminando tanto la renovación de la Iglesia como la vida de un mundo que «parece haber perdido el corazón». Francisco destacó que el texto recogerá enseñanzas de antiguos textos magistrales, así como de la historia de esta devoción, para proponerla nuevamente a la Iglesia actual.

La publicación de la encíclica coincide con la conmemoración de los 350 años de la primera aparición del Sagrado Corazón de Jesús a santa Margarita María Alacoque, que tuvo lugar en 1673. Este aniversario se celebró desde el 27 de diciembre de 2023 y se prolongó hasta el 27 de junio de 2025. Según la tradición, Jesús se manifestó a esta humilde monja en el convento de Paray-le-Monial, en Francia, para encargarle la misión de difundir su amor, especialmente hacia los pecadores.

Las apariciones, que continuaron por 17 años, mostraban el Corazón de Jesús rodeado de llamas y una corona de espinas, simbolizando las heridas causadas por los pecados del mundo. Cristo también pidió a la religiosa que se instaurara la fiesta del Sagrado Corazón el viernes después de la celebración del Corpus Christi.

El Papa Francisco ha mantenido siempre una profunda devoción con el Sagrado Corazón, viéndolo como fundamental en la misión de los sacerdotes. En 2016, la clausura del Jubileo de los Sacerdotes se celebró en la Solemnidad del Corazón de Jesús. Durante la homilía, el Pontífice instó a los sacerdotes presentes en Roma a dirigir sus corazones hacia las «ovejas descarriadas», en lugar de centrarse en uno mismo.

En el marco del Jubileo, el Papa también recomendó a obispos y sacerdotes que releerán la encíclica Haurietis Aquas, ('Beberéis aguas'), del Papa Pío XII, subrayando que el corazón de Cristo es el núcleo de la misericordia. Francisco destacó que la verdadera misericordia implica un compromiso tangible con los demás, invitando a los sacerdotes a ensuciarse las manos, tocar y relacionarse con las heridas de las personas que sufren.