Fundado en 1910

Monjes benedictinos de la abadía de Sainte-Marie de la GardeABIKER SIMON

Celebran en latín y fomentan el gregoriano

La Garde: la abadía francesa que se ha quedado pequeña por el auge de sus vocaciones

Los monjes benedictinos construyen, muchas veces con técnicas medievales, un nuevo cenobio propio del siglo XXI

En medio de la campiña francesa, en la región de Lot-et-Garonne, se erige la abadía Sainte-Marie de la Garde, una comunidad benedictina que está llevando a cabo un ambicioso proyecto de expansión. Este esfuerzo también busca revivir la tradición de los 'monjes constructores', una práctica que data de la Edad Media y que dejó una huella indeleble en la arquitectura europea.

La iniciativa, de la que informa National Catholic Register (NCR), conocida como el «Gran proyecto de esperanza», comenzó en mayo de 2023 con la construcción de un claustro, una torre campanario y las viviendas para los monjes. Las siguientes fases contemplan la edificación de una iglesia abacial, una cripta, un complejo hotelero, una sala de conferencias y una enfermería.

El plan emprendido por los monjes benedictinos se inspira en modelos arquitectónicos clásicos, especialmente del románico y la tradición cluniacense, es decir, de la Orden de Cluny, orden monástica católica reformada que quiso volver a la forma de vida original de la Orden de San Benito. ¿El objetivo? Crear una «abadía para el siglo XXI» que perdure en el tiempo.

Un éxito providencial

El proyecto no solo responde a una necesidad de espacio y funcionalidad para la comunidad, sino que también refleja un renacimiento de la vida monástica en Francia. A diferencia de otras regiones de Europa, donde la secularización ha afectado profundamente, la abadía Sainte-Marie de la Garde y su comunidad madre, la abadía Sainte-Madeleine de Barroux, ha experimentado un espectacular crecimiento de vocaciones y fieles.

Esta última, fundada en 1970 por Dom Gérard Calvet, ha sido un referente en la celebración de la misa tradicional en latín y en la preservación del canto gregoriano. En 2001, el aumento del número de monjes de Le Barroux llevó a una expansión: parte de la comunidad se trasladó a la diócesis de Agen para poder acoger nuevas vocaciones y más fieles.

El hermano Ambroise, prior de Sainte-Marie de la Garde, explica para NCR que este traslado fue providencial. En ese momento, el obispo de Agen, Jean-Charles Descubes, deseaba una comunidad contemplativa en su diócesis y trabajó arduamente para facilitar su llegada.

Sin embargo, debido a la falta de abadías o prioratos en la zona, los monjes tuvieron que adquirir una propiedad, restaurarla y transformar un antiguo aprisco en lo que sería su nueva capilla. El trabajo de restauración no fue fácil, pero la comunidad creció y, en 2021, el priorato de Sainte-Marie de la Garde se convirtió en abadía, eligiendo a su primer abad en un momento crucial para su desarrollo y futuro.

Prioridad: acoger vocaciones y fieles

Hasta ahora, la comunidad alberga a 19 monjes con una edad media de 47 años, enfrenta una falta de espacio en su estructura, que apenas puede acoger a 20 o 25 miembros. El crecimiento constante de las vocaciones, con una o dos nuevas incorporaciones cada año, hace que la necesidad de más espacio sea urgente.

Sin embargo, para ellos la prioridad sigue siendo la acogida de los fieles para la misa. La capilla, que solo tiene capacidad para unos 100, se queda pequeña los domingos y en las festividades, especialmente en verano, cuando deben instalar una pantalla exterior para permitir que los fieles puedan seguir las celebraciones y oficios.

Desde el principio, la comunidad sabía que necesitarían construir su propia abadía, pero nunca lo vieron como una carga. Las obras comenzaron en mayo de 2023 y actualmente están enfocadas en renovar las tres alas principales del claustro, el refectorio, la biblioteca, el campanario y las celdas. En la segunda fase del proyecto, que finalizará en 2027, se prevé construir una cuarta ala con una iglesia abacial y una cripta. Para la década de 2030, se proyectan un hotel, cocina, salas de visita, portería y enfermería.

Los monjes cuentan con un taller de fabricación de alpargatas

El coste total de la construcción es de unos 25 millones de euros, financiado exclusivamente por el mecenazgo privado debido a la ley de 1905 que prohíbe la financiación pública para proyectos religiosos. Actualmente, la comunidad necesita aún unos 6 millones de dólares para completar la primera fase de este proyecto.

Reconstruir un ideal monástico

Para apoyar la construcción de su nueva abadía, los monjes de Sainte-Marie de la Garde han activado varias plataformas de recaudación de fondos, contando con el apoyo estratégico de Stéphane Abrial, un experto en mecenazgo que fue comandante del Comando Aliado de Transformación de la OTAN. Según el hermano Ambroise, «es un proyecto ambicioso, pero razonable», ya que destaca que el papel de los monasterios será cada vez más relevante en el futuro.

«Nos corresponde a nosotros mostrar una audacia totalmente cristiana para reavivar la esperanza en los corazones. ¡No tenemos pretensiones, pero sí una convicción profunda!», declara para el Register. El objetivo principal de esta construcción no es solo el crecimiento físico de la comunidad, sino también un recordatorio al mundo sobre la primacía de Dios en medio de la vida humana y sus inquietudes temporales.

La comunidad de Sainte-Marie de la Garde tiene la mirada puesta no solo en la construcción de su abadía, sino también en el apoyo a las poblaciones locales, especialmente aquellas que, al estar alejadas de los grandes centros urbanos, enfrentan dificultades económicas. Con una serie de iniciativas, particularmente en el campo de la formación, buscan ayudar a las familias que luchan por su futuro.

El proyecto final ideado para la futura abadía

El impacto ya comienza a notarse: familias enteras están adquiriendo propiedades en los alrededores de la abadía, convencidas de que la presencia de la comunidad transformará la dinámica local. El «Gran proyecto de esperanza» refleja una profunda confianza en el futuro y destaca el papel esencial que los cristianos están llamados a desempeñar en tiempos de crisis. Con un mensaje arraigado en una herencia atemporal, la construcción del complejo sigue el espíritu milenario de la arquitectura monástica europea, para asegurar su legado duradero.