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Fieles y turistas hacen cola este martes para visitar la capilla ardiente de Benedicto XVIJosé Ramón Pérez

Testigo directo

El último adiós a Benedicto XVI, en primera persona

El Debate visita la capilla ardiente del Papa emérito. Más de 135.000 personas ya le han presentado sus respetos

La parada de metro de Ottaviano, en el noroeste de Roma, tiene estos días un mayor trasiego del habitual. Del subsuelo de la capital italiana emergen cada pocos minutos un reguero de personas que se dirigen a los accesos a la Ciudad del Vaticano. El país más pequeño del mundo se ha convertido esta semana en punto de peregrinación obligada para fieles y turistas de las más diversas procedencias.

El motivo, dar el último adiós al Papa Benedicto XVI, fallecido el pasado 31 de diciembre en el Monasterio Mater Ecclesiae a los 95 años de edad, casi una década después de su sorprendente renuncia.

En la tarde del martes 3 de enero, segundo día de capilla ardiente del Papa emérito, cientos de personas se agolpan en la entrada de Porta Angelica para acceder a la Plaza de San Pedro. Primero tienen que pasar por el exhaustivo control de seguridad de la Policía italiana, atravesando los arcos detectores instalados en la columnata.

Un rápido vistazo a la maravilla arquitectónica de Bernini permite advertir lo excepcional del momento. Por un lado, un grandioso árbol de Navidad adorna el centro de la plaza y recuerda el periodo festivo; por otro, el mar de sillas colocadas revela la inminencia de la celebración del funeral por la muerte del Papa emérito, que tendrá lugar este mismo jueves.

Sillas colocadas en la Plaza de San Pedro por el funeral de Benedicto XVI

Expectación y emoción en los visitantes

Una multitud de fieles espera su turno para entrar en la basílica de San Pedro, donde se encuentra instalada la capilla ardiente de Benedicto XVI. La mayoría de los que hacen fila hablan en italiano, aunque el inglés y el español también se escuchan con frecuencia.

Algunos vienen de España, como Cristina, residente en Abenójar (Ciudad Real), que había acudido a Roma a visitar a un familiar y no ha querido perder la oportunidad de despedirse de Joseph Ratzinger.

En el acceso al templo, los visitantes reciben estampas con la imagen del Papa emérito, y aprovechan para tomar fotos y vídeos con sus teléfonos móviles. Todos quieren quedarse con un recuerdo de este momento histórico. El interior de la basílica, repleto de esculturas de mármol y de las tumbas de otros Papas, se convierte en un marco incomparable.

Tras una hora y media de espera, los asistentes a la capilla ardiente tan solo disponen de unos segundos para presentar sus respetos a Benedicto XVI, cuyo cuerpo inerte reposa sobre una mesa frente al altar mayor, custodiado por dos miembros de la Guardia Suiza y velado por un grupo de religiosos.

Capilla ardiente de Benedicto XVI en la Basílica de San Pedro

Algunos de los fieles se santiguan, otros rezan en voz baja y también hay quienes acaban con lágrimas en los ojos. El personal de seguridad los exhorta a dejar paso rápidamente a las personas que los siguen en esta fila que no parece tener fin.

Este miércoles será el último día en el que el público general podrá visitar el cuerpo del Pontífice emérito, que seguirá expuesto en San Pedro desde las 7 a las 19 horas. Hasta el momento, 135.000 personas ya han presentado sus respetos a Benedicto XVI, un número muy superior al que esperaban las autoridades de la ciudad de Roma.