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El priamdo húngaro, Péter Erdö.

Péter Erdö, el cardenal papable y conservador que acoge al Papa en Hungría

El primado húngaro, de 70 años, destaca por su profunda cultura y capacidad de diálogo, talentos que el pontífice aprovechará y reconocerá en la visita apostólica

Presente en las listas periodísticas de posibles sucesores de Francisco, el primado húngaro, de 70 años, destaca por su profunda cultura y capacidad de diálogo, talentos que el pontífice aprovechará y reconocerá en la visita apostólica que emprende este fin de semana al país.

La visita del Papa Francisco a Hungría, que comienza este viernes y concluirá el domingo con una histórica celebración eucarística, dará una visibilidad particular a uno de los poquísimos papables conservadores, el cardenal Péter Erdö, de 70 años, arzobispo de Esztergom-Budapest.

La edición italiana de la revista Vanity Fair, en una investigación sobre los cardenales que podrían suceder a Francisco en un eventual cónclave, invita a prestar atención a los gestos y la relación que se dará este fin de semana entre el Papa argentino y el primado de Hungría, pues podría determinar el futuro de la Iglesia.

La revista recuerda el viaje que realizó el Papa Pablo VI a Venecia, el 16 de septiembre de 1972, en el que ante la sorpresa de la muchedumbre, se quitó la estola y la puso en los hombros del patriarca de esa ciudad, Albino Luciani. El gesto quedaría grabado en la mente de los cardenales que en el cónclave sucesivo escogieron Papa a Luciani, quien asumió el nombre de Juan Pablo I.

Exponente conservador

En estos momentos, el 65 por ciento de los cardenales que podrían participar en un cónclave (con menos de 80 años) ha sido creado por Francisco (27 % por Benedicto y 8 % por Juan Pablo II). Si tenemos en cuenta, además, que el Papa Francisco ha introducido sus propios criterios en la selección del colegio cardenalicio, como la representatividad de diócesis que nunca tuvieron un cardenal o la sintonía pastoral con este pontificado, entonces se comprende que el número de candidatos conservadores a la sucesión del apóstol Pedro es sumamente reducido y que nunca podrían contar con la mayoría necesaria.

Entre los así llamados «conservadores», el cardenal Erdö es el mejor situado, como lo demuestran las listas de «papables» que han comenzado a producir corresponsales en el Vaticano: la última ha sido publicada en días pasados por el experto vaticanista del diario italiano Domani.

Capacidad de diálogo

Erdö, que se dio a conocer en España en 2011 al recibir el doctorado Honoris Causa por la Universidad de Navarra, es conocido como un conservador con capacidad de diálogo y gran cultura.

Diálogo del que ha dado muestras sorprendentes. Gracias a su paciencia y capacidad para tender puentes, la relación entre Francisco, de 86 años, y Viktor Orbán, de 59, ha dado un giro de 180 grados. Hace tan solo tres años, el pontífice había declarado en círculos discretos su oposición a encontrarse en público con el primer ministro húngaro para evitar cualquier tipo de complicidad con las políticas húngaras sobre inmigración.

Ahora, gracias al buen hacer de Erdö, el Papa vuelve a Hungría en dos años (algo excepcional que también hay que atribuir al purpurado) y será recibido con todos los honores por Orbán. Una proeza diplomática de Erdö, que en ocasiones ha expresado posiciones en materia de inmigración cercanas a las del primer ministro, de confesión calvinista.

La prueba de fuego

Pero la capacidad de diálogo del cardenal Erdö fue puesta a una prueba aún más dura cuando en los dos Sínodos de obispos sobre la Familia, que se celebraron en 2014 y 2015, desempeñó el decisivo papel de relator general, es decir, de síntesis de las propuestas de todos los obispos participantes.

Las propuestas que presentó en su relación final no siempre estaban de acuerdo con la visión pastoral de Francisco en materia de pastoral con las personas divorciadas y vueltas a casar. La exhortación apostólica de conclusión de ese Sínodo, Amoris laetitia, firmada por el Papa como conclusión de esos Sínodos, el 19 de marzo de 2016, planteaba aperturas contra las que había luchado el cardenal Erdö durante el Sínodo.

Ahora bien, el purpurado húngaro evitó en todo momento oponerse a la propuesta del Papa Francisco, y en sus intervenciones posteriores a la publicación destacó los puntos positivos que introduce este documento para la vida de la Iglesia.

Bajo la represión comunista

Nacido en Budapest, en 1952, su infancia en el seno de una familia cristiana quedó marcada por la represión comunista y por el ejemplo del cardenal József Mindszenty, figura central de la resistencia húngara al comunismo, que fue torturado y condenado a cadena perpetua por el régimen. Al ser elegido obispo, Erdö heredaría la cruz pectoral que Pablo VI había regalado al cardenal Mindszenty, una «reliquia» que afirma llevar en cada aniversario de su muerte.

Considerado uno de los mayores expertos en Derecho Canónico de la Historia de Hungría, ha sido rector del Instituto Pontificio Húngaro de Roma y profesor en la Universidad Gregoriana, una de las universidades pontificias más prestigiosas del mundo.

San Juan Pablo II, que por razones biográficas sentía una particular cercanía por Erdö, le nombró en 2002 arzobispo de la capital húngara con tan solo 50 años y al año siguiente le convertía en el cardenal más joven en ese momento de la Iglesia católica.

Puentes con Europa y Rusia

Políglota, que habla con propiedad siete idiomas, entre ellos el ruso, ha sido presidente del Consejo de Conferencias Episcopales de Europa (2006-2016), entablando relaciones con cardenales del viejo continente, quienes han podido apreciar personalmente sus muchos talentos. Talentos que también ha puesto al servicio del entendimiento entre los cristianos del viejo continente: protestantes, calvinistas y anglicanos, pero sobre todo ortodoxos.

Péter Erdö tiene línea directa con el patriarca de Moscú, Kirill, el religioso que más influencia tiene sobre Vladimir Putin (y viceversa), una auténtica oportunidad para los esfuerzos del Papa Francisco por tratar de hacer callar las armas en Ucrania. La voz del Papa desde Budapest resonará en el Kremlin este fin de semana, pero esto no hubiera sido posible sin Péter Erdö.