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El Papa Francisco junto al primer ministro húngaro, Viktor Orbán

El Papa Francisco junto al primer ministro húngaro, Viktor OrbánAFP

El Papa Francisco visita la Hungría de Orbán para afrontar el futuro cristiano de Europa

El primer ministro acogerá al Papa presentándose como defensor de la fe cristiana, en un país en el que el número católicos, calvinistas y protestantes sigue descendiendo de manera acentuada

El Papa Francisco viajará a finales del mes de abril a la Hungría del primer ministro Viktor Orbán para afrontar el futuro del cristianismo en Europa, en medio del estruendo de la cercana guerra de Ucrania, revela el portavoz del episcopado ucraniano.

Se trata de una cuestión central para un país, como Hungría, en el que cada año disminuye significativamente el número de sus cristianos, ya sean católicos, reformados calvinistas o luteranos, a causa no sólo de la secularización galopante, sino también de la falta de nacimientos y de fuerte emigración al extranjero.

Por este motivo, el lema oficial de esta segunda visita de Francisco a Hungría será 'Cristo es nuestro futuro', según ha revelado este martes el sacerdote Csaba Török, párroco de la catedral de Esztergom y responsable de Comunicación de Conferencia Episcopal de Hungría, en un encuentro en línea con corresponsales en el Vaticano organizado por la asociación ISCOM de la Universidad Pontificia de la Santa Cruz de Roma.

Según los datos del último censo de población, el 39 % de los 9,6 millones de húngaros se considera católico, el 12 % reformados calvinistas (como es el caso del mismo Orbán) y el 2 % luteranos. El 18 % de la población se define como «no religioso» y el 27 % «no quiere responder». Estos dos últimos, juntos, constituyen, por tanto, una amplia mayoría, que será aún mas grande en el próximo censo, según reconoció el portavoz episcopal.

Orbán, «defensor del cristianismo»

Del 28 al 30 de abril, para evitar cansancio innecesario, Francisco visitará únicamente la capital, Budapest, donde será acogido por segunda vez por Viktor Orbán. En la otra ocasión, el 12 de septiembre de 2021, el primer ministro hizo al Papa «un regalo muy especial», reveló el portavoz episcopal.

Se trataba de una antigua carta, que se remonta a la invasión mongola, en 1241, tras la cual fue aniquilada la mitad de la población cristiana de Hungría. En la misiva, el rey húngaro pedía la ayuda del Papa Gregorio IX «para salvar y preservar el cristianismo en Hungría y en toda Europa».

«Aquel regalo fue una señal. Viktor Orbán se presenta como protector del cristianismo y busca conscientemente una conexión con el Papa», constató el sacerdote Csaba Török.

El pasado mes de febrero, Orbán pronunció un discurso histórico para hacer balance del último año. Aseguró que, «en Europa, hay exclusivamente dos estados que luchan por la paz en Ucrania y estos estados son el Vaticano y Hungría». El Vaticano, porque el Papa es «el portavoz de la paz», y Hungría, porque es el único Estado de la Unión Europea que está en contra del envío de armas a Ucrania, aunque acoge a sus refugiados.

En pocas palabras, señaló don Török, Orbán quiere dejar este mensaje al Papa: «somos aliados del Vaticano y el único Estado de Europa que protege el cristianismo, en su política interior y exterior, es Hungría. Hacemos todo lo posible por la paz siguiendo la figura del Papa».

La palabra central del Papa será ‘futuro’ y nuestro futuro es CristoCsaba Török

Eco en Rusia

Por razones históricas y geográficas, Hungría tiene una relación de cercanía con la Iglesia ortodoxa rusa, que está apoyando oficialmente la intervención armada de Vladimir Putin en Ucrania. Por el momento, no está previsto que, con motivo de la visita del Papa, visite Hungría el patriarca ortodoxo de Moscú, Kirill, pero sin duda las palabras del Papa en Budapest resonarán más que nunca en Moscú.

El cardenal Péter Erdő, arzobispo de Budapest, «habla perfectamente el ruso y tiene muy buenas relaciones con la jerarquía rusa», constató el portavoz episcopal; ahora bien, no pudo confirman que se dé algún encuentro particular con ortodoxos rusos, en cuyo caso, debería darse también un gesto elocuente con cristianos ucranianos.

Como se puede constatar, explicó el padre Csaba Török, «la Iglesia de Hungría siente fuertemente los cambios sociales y culturales, el desvanecimiento de la religiosidad tradicional, y ahora esperamos de la visita del Papa un mensaje para el futuro. ¿Cómo volver a empezar? ¿Cómo encontrar nuestro futuro? ¿Cómo mostrar que Cristo y la fe son el camino hacia el futuro de nuestro país? La palabra central del Papa será ‘futuro’ y nuestro futuro es Cristo».

El Papa Francisco y el primer ministro de Hungría, Vicktor Orbán

El Papa Francisco y el primer ministro de Hungría, Vicktor OrbánAFP

Ahora Hungría ha cerrado la frontera y oficialmente los que entran en el país son inmigrantes ‘ilegales’

La inmigración, el tema más espinoso

El tema más espinoso de la visita del Papa será la cuestión migratoria, pues en años pasados el gobierno de Orbán se había opuesto a la acogida de inmigrantes no europeos.

El portavoz episcopal constató que los obispos del país no pueden hacer mucho en este sentido, pues dependen al cien por ciento, en todas sus instituciones, del financiamiento público (hospitales, escuelas, diócesis...) y si alzan la voz podrían poner en peligro toda la obra asistencial y espiritual de la Iglesia.

«La Iglesia es la sierva del Estado. Y un gobierno, si se convierte en enemigo de la iglesia, en pocos meses puede llevar a la iglesia a la bancarrota», constató. «La Iglesia de Hungría, a nivel de los obispos y de la conferencia episcopal, se atiene a las directrices del gobierno e intenta adaptarse a la situación. Pero si hablamos de la Iglesia como comunidad de fieles, hay muchas iniciativas que intentan dar una respuesta evangélica a esta situación», en particular, subrayó el gran trabajo de acogida que realizan Cáritas y la Orden de Malta.

El sacerdote informó sobre el trabajo que han realizado asociaciones caritativas de la Iglesia «en la frontera con Serbia», sobre todo en la pasada crisis migratoria. «Ahora Hungría ha cerrado la frontera y oficialmente los que entran en el país son inmigrantes ‘ilegales’ y, como tales, si son detenidos en su camino hacia Alemania o Austria, deben someterse a un proceso judicial al final del cual son devueltos a Serbia».

«Como muchas carreteras hacia Europa pasan por Hungría, hay un tráfico muy intenso de personas», pero el gobierno prefiere no verlo. Les deja pasar para evitarse el problema. En este frente, muchos católicos intentan ayudar «fuera de los límites visibles de la iglesia institucional».

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