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04 de julio de 2024

Matteo Zuppi en el Meeting de Rímini

Matteo Zuppi en el Meeting de Rímini

Zuppi muestra su decepción con Europa y recuerda que «el agresor es Rusia, el agredido es Ucrania»

El cardenal Matteo Zuppi, encargado por el Papa de encontrar una vía de mediación entre Rusia y Ucrania, no contiene su decepción por la inacción de Europa en la guerra de Ucrania

El Vaticano empieza a impacientarse. Se encuentra luchando solo –o casi solo– para intentar un proceso de paz muy difícil entre Rusia y Ucrania. La cooperación de Europa en este camino es mínima, por no decir nula. Y esta vez el cardenal Matteo Zuppi, encargado por el Papa de encontrar una vía de mediación entre Rusia y Ucrania, no contiene su decepción. Lo hizo en el encuentro anual de Rímini organizado por Comunión y Liberación, movimiento católico fundado por el sacerdote milanés Luigi Giussani.

La Europa ausente

En cuanto al proceso de paz, Zuppi declaró: «Europa hace demasiado poco, debería hacer mucho más. Debe intentar por todos los medios ayudar a las iniciativas de paz, siguiendo el llamamiento del Papa Francisco a una paz creativa».

El cardenal instó a todos los que quieren trabajar por una salida al conflicto a no olvidar el punto de partida: «Hay un agresor y un agredido. El agresor es Rusia, el agredido es Ucrania. Por eso, si quieres la paz, prepara la paz: éste es el gran compromiso que con conciencia y responsabilidad debemos buscar», exhorta el enviado del Papa al frente de guerra. «La paz no significa traición. Ni de las razones, ni de la seguridad. La paz debe ser justa, también porque de lo contrario crearía las bases para más odio», fue el pensamiento de Zuppi, dirigido a los líderes europeos.

Europa es un gran don, fruto de tantos sufrimientos, fruto de tantos sueños que han implicado también a los cristianosMatteo Zuppi

Las lágrimas del Papa

«Me conmovió la emoción del Papa Francisco en la Plaza de España el 8 de diciembre», continuó el cardenal, «allí estaba todo el desgarro del sufrimiento del pueblo ucraniano afectado por la guerra. Debemos seguir teniendo el mismo anhelo. Existe el riesgo de que aparezca una guerra mundial. La misión se deriva de esto».

Unos días más tarde, el 26 de agosto, Zuppi volvió a reprender a una Europa que sigue colaborando demasiado poco con el Vaticano para ayudar al proceso de paz.

«Europa es un gran don, fruto de tantos sufrimientos, fruto de tantos sueños que han implicado también a los cristianos», fue la premisa del cardenal, hablando en Azione Cattolica Italiana.

«Con Europa nos hemos liberado de antagonismos, que han marcado a nuestros países durante siglos, y no podemos disiparlo, darlo por descontado. Si no crece, si no se impulsan respuestas adecuadas, será un condominio que pondrá en cuestión algo constitutivo y fundacional».

El cardenal, al igual que el Papa Francisco, temen que el «viejo Continente» se esté casi acostumbrando a «vivir con» la presencia de una guerra sangrienta como la que está en curso entre Rusia y Ucrania. El temor del Vaticano es que se está 'acostumbrando' cada vez más a escuchar los dramáticos boletines que llegan a diario desde Europa del Este. Y esto disuade a la mayoría de los líderes europeos de actuar por la paz.

Gente que muere

En la última Jornada Mundial de la Juventud de Lisboa, Zuppi había conversado con los obispos ucranianos de la Iglesia greco–católica, monseñor Ivan Kulyk y monseñor Maksym Ryabukha, y de la Iglesia católica de rito latino, monseñor Oleksandr Yazlovetskiy (auxiliar de Kyiv–Zhytomyr), que habían acompañado a 500 jóvenes venidos de toda Ucrania a la JMJ. Y fue a los obispos ucranianos a quienes el cardenal había expresado sus temores de un «desentendimiento por la paz»: «No se puede vivir con la guerra. Aunque los hombres se acostumbren a todo. La guerra apaga la vida y la vida no se reanuda automáticamente con el fin de la guerra». El Papa Francisco habló de una «ofensiva por la paz». ¿Qué significa esto concretamente? «No acostumbrarse a la guerra. Porque, cuando oímos noticias de muerte, de violencia, de enfrentamientos, debemos pensar siempre que hay gente que muere», expuso Zuppi a los líderes con los que se reunió durante la primera misión de paz a Rusia y Ucrania, pero con resultados diferentes.

Sin acuerdos

El embajador de Ucrania ante la Santa Sede, Andrii Yurash, había comentado positivamente el viaje de paz del enviado del Papa. «Si alguien afirma que las relaciones entre la Santa Sede y Ucrania están marcadas por malentendidos o disputas diplomáticas, está diciendo algo incorrecto. El Papa y el presidente Zelenski mantienen una relación personal muy positiva y una fructífera cooperación. Prueba de ello–recalcó Yurash– es que en menos de un mes nuestro Presidente se reunió con el Pontífice en Roma y después recibió en Kiev a su enviado, el cardenal Matteo Zuppi, que realiza una misión que nuestro país considera extremadamente importante y muy útil».

Desde el frente ruso llegaron palabras muy distintas. Ni el presidente Putin ni el ministro de Asuntos Exteriores Lavrov recibieron a Zuppi en Moscú. No se había alcanzado «ningún acuerdo concreto» entre el Kremlin y el diplomático vaticano. «Si es necesario, el diálogo continuará», se había limitado a decir el portavoz presidencial ruso, Dmitri Peskov, comentando con palabras poco alentadoras el resultado de la reunión más importante de la misión, la mantenida con Yuri Ushakov, asesor de Putin en política exterior.

Ni siquiera en las cuestiones humanitarias en las que se centró la visita de Zuppi se llegó a ningún acuerdo. Y el distanciamiento de Europa de este proceso no hace sino agravar sus dificultades para salir adelante.

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