Víctor Fernández ha recibido «amenazas» tras aprobar las bendiciones a parejas homosexuales: «Te destruiremos»

El cardenal Víctor Manuel Fernández, prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, ha revelado en su última entrevista que ha recibido en tres ocasiones «mensajes amenazadores», como «te destruiremos», ha contado. Esto estaría sucediendo desde que el pasado 18 de diciembre el Papa Francisco diera luz verde a la declaración Fiducia Supplicans, que permite la bendición no litúrgica de parejas en situación irregular, como los divorciados vueltos a casar o las parejas homosexuales.

«Sentirse odiado no es agradable. Sobre todo porque no hay elementos tan terribles que justifiquen esta dureza. Sin embargo, me las arreglo», ha contado el cardenal Fernández en una entrevista con el diario italiano La Stampa. «El problema es que se está hiriendo la unidad y la armonía de la Iglesia. En cualquier caso, no es que estos documentos provoquen divisiones, simplemente las sacan a la luz, aportan »sinceridad", ha continuado.

En la última semana, el prefecto para la Doctrina de la Fe ha sido el centro de la diana de una campaña de desprestigio al hacerse público un libro que escribió cuando era un joven sacerdote, titulado La pasión mística: Espiritualidad y sensualidad, que él mismo pidió en su día a la editorial que descatalogara. Tras su nombramiento como prefecto, ya ocurrió algo similar: otro de sus libros antiguos (también descatalogado a petición suya), titulado Cúrame con la boca. El arte de besar, desató entonces el escándalo. El cardenal argentino ha defendido de estas páginas que no contienen «errores teológicos». «Hoy lo escribiría de otra manera, porque algunos pasajes, leídos fuera de contexto, podrían generar malentendidos», ha señalado.

Ni sacrílegas ni blasfemas

Por otro lado, el prefecto para la Doctrina de la Fe ha defendido que las bendiciones a parejas homosexuales son un gesto que permite «redescubrir otro modo de ser sacerdote, más allá de los ritos litúrgicos, que tienen su belleza, pero que no pueden expresar ni contener toda la realidad concreta de las personas». Así, esta bendición «es siempre una ocasión para anunciar a Cristo, su ternura infinita». «No encuentro ningún argumento para decir que estas cosas no son evangélicas», ha zanjado al respecto.

El Vaticano ha reiterado que estas bendiciones respetan la doctrina católica y están exentas de llevar a cabo cualquier rito que las asemeje al sacramento del matrimonio. Para el cardenal, estas en el sentido de «bendiciones pastorales», no litúrgicas, no son «sacrílegas ni blasfemas, porque está bien aclarado que no sancionan, ni califican, ni autorizan, ni reconocen nada». «Son independientes de la situación del individuo o de las dos personas o grupos que se acercan a pedirla. Quizá haya que insistir en este punto», ha añadido.

En el lado contrario, sí que sería «un sacrilegio o una blasfemia» comulgar «con odio en el corazón, o aceptar que un ser humano sea encarcelado o asesinado sólo por su orientación sexual, o vivir en paz con Dios mientras otros sufren hasta la muerte». «Estas actitudes son una grave ofensa al Dios del amor. Son blasfemas», ha concluido.