Luz verde a las apariciones de la Virgen María presentada como Rosa Mística

En 1946, 1947 y 1966 una monja italiana proveniente del norte de Italia, concretamente de la ciudad de Montichiari, afirmó haber recibido mensajes de la Virgen María que se reconocía como Rosa Mística.

Esta italiana, nacida en una familia de campesinos, nunca pudo realizar sus votos en las Siervas de la Caridad debido a problemas de salud. En 1946 experimentó la primera aparición de Santa Ma­ría Crucificada de Rosa «que venía a pedirle 'oraciones, sacrificios y sufrimientos' para reparar los pecados de tres categorías de almas consagradas a Dios: para las almas religiosas que traicionan su vocación, para reparar el pecado mortal de estas almas y para reparar la traición de los sacerdotes que se hacen indignos del sagrado ministerio», como explica el santuario diocesano Rosa Mística.

La segunda aparición tuvo lugar en 1947 cuando la Virgen se le apareció «vestida toda de blanco con tres rosas en el pecho» que representaban la oración, el sacrificio y la penitencia. La tercera y última aparición sucedió en la festividad del Corpus Christi en 1966 en la que «Rosa Mística se habría aparecido a Pierina entre los campos de trigo maduro, y habría pedido que aquel trigo fuera molido para convertirse en Pan Eucarístico para muchas Comuniones reparadoras», según afirma el santuario.

Comunicado de Doctrina de Fe

El dicasterio para la Doctrina de la Fe ha publicado una carta el pasado 8 de julio sobre la devoción a estas apariciones, que se envió anteriormente a monseñor Pierantonio Tremolada, obispo de Brescia, localidad donde sucedieron los acontecimientos. El dicasterio «no ha encontrado en los mensajes difundidos por Pierina Gilli, elementos que contradigan directamente la enseñanza de la Iglesia católica sobre la fe y la moral».

A raíz del documento publicado el pasado 4 de mayo sobre las Normas para proceder en el Discernimiento de presuntos fenómenos sobrenaturales, la carta publicada no tiene como objetivo reconocer la naturaleza sobrenatural de las apariciones sino dar el nihil obstat sobre el culto y los mensajes difundidos por estas, aunque algunos, como reconoce la carta, «merecerían algún tipo de aclaración, a fin de evitar malentendidos».

Así, la carta afirma que en estas apariciones «no se encuentran tampoco aspectos morales negativos, ni otros elementos merecedores de crítica alguna», sino que «se pueden hallar diversos aspectos positivos que sobresalen en el conjunto de mensajes, como también otros que, siendo igualmente positivos».

Por otra parte, en la misiva enviada al obispo de Brescia, se afirma que hay mensajes que cabría interpretar, como la imagen de María como «mediadora 'pararrayos', utilizada con frecuencia en otros tiempos y heredada también por Pierina», añadiendo que «en ese caso – como sugieren las Normas para el discernimiento de presuntos fenómenos sobrenaturales – hay que tener en cuenta que los auténticos frutos del Espíritu Santo 'a veces aparecen relacionados con experiencias humanas confusas, expresiones teológicamente imprecisas' o a 'elementos puramente humanos'».

Sin embargo, la carta afirma como conclusión que «si se interpreta a la luz de cuanto se ha expuesto, podemos sostener que le propuesta espiritual que se desprende de las experiencias narradas por Pierina Gilli en relación con María Rosa Mística, no contiene elementos teológicos o morales, contrarios a la doctrina de la Iglesia».