Del altar al podio: ¿El Vaticano en busca de la gloria Olímpica?

desde que el holandés Rien Schuurhuis participó hace dos años en el mundial de ciclismo en Australia en representación del Vaticano, la pregunta sobre si este estado podía participar en competiciones deportivas suscitó un enorme interés entre los medios de comunicación. Aunque este deportista no terminó la carrera, su historia se hizo viral en redes sociales: su presencia en el mundial fue más bien simbólica y su intención al competir fue, principalmente, representar a la Santa Sede.

Así mismo, el Vaticano tuvo presencia no deportiva en los Juegos de Invierno de 2018 que tuvieron lugar en Corea del Sur, cuando el Comité Olímpico Internacional (COI) remitió al cardenal Gianfranco Ravasi una invitación para enviar una delegación a la sesión olímpica y apertura de los Juegos Olímpicos, aunque en la práctica no se participara en ninguna competición.

El Vaticano, aunque sea un estado independiente, no participa en los Juegos Olímpicos organizados por el COI. Para que un país participe, debe tener un Comité Olímpico Nacional (CON) que sea reconocido por esta entidad internacional. Aunque hay ciudadanos del Vaticano, como los miembros de la Guardia Suiza u otros trabajadores, la Santa Sede no tiene una población significativa o infraestructura deportiva que respalde la formación de un equipo olímpico. Además, su actividad principal se centra en el gobierno de la Iglesia Católica, no en la organización de actividades deportivas a nivel internacional.

«No hacer el ridículo»

Sin embargo, el Papa Francisco y anteriores Pontífices han sido grandes defensores de la cultura del deporte y de como su lenguaje sirve para unir personas y naciones, además de los valores que este transmite, como la fraternidad, la integración y el desarrollo de los individuos.

Por ello, en 2019, se fundó Athletica Vaticana, el primer equipo deportivo oficial del Vaticano creado para promover los valores del deporte y fomentar el diálogo, la paz y la inclusión. El equipo recibió la aprobación oficial del Pontificio Consejo para la Cultura, bajo el liderazgo del Cardenal Gianfranco Ravasi, que ahora ha pasado a fusionarse con el nuevo dicasterio para la Cultura y la Educación.

El sacerdote español Melchor Sánchez de Toca, que fue subsecretario de este consejo pontificio, durante la presentación del congreso internacional 'Deporte para todos. Cohesionado, accesible y adaptado a cada persona', celebrado en 2022, subrayó la relación de la Santa Sede con el Comité Olímpico Internacional como «excelente». Con todo, matizó que si el Vaticano participara en unas Olimpiadas sería con una «función fundamentalmente simbólica»: «No se va a competir por las medallas», afirmó.

Así, con la participación del ciclista holandés Rien John Schuurhuis, declaró que: «Lo del mundial de ciclismo tiene una función testimonial; eso sí, una vez que te admiten en estas competiciones no se puede hacer el ridículo, aunque es una presencia simbólica».

Misa de tregua olímpica

El primer evento oficial tuvo lugar el 19 de julio a las 10:00 de la mañana en la céntrica iglesia de La Madeleine, en París. Fue en este templo donde se celebró la «misa de la tregua olímpica», presidida por monseñor Ulrichen, arzobispo de la ciudad, donde participaron figuras como Thomas Bach, presidente del Comité Olímpico Internacional.

Además de esta ceremonia, los franceses han creado una serie de iniciativas, como los Holy Games, los juegos santos, para que estas Olimpiadas sean un momento en el que los atletas puedan crecer no solo en espíritu deportivo, sino también en espíritu de fe. Sobre todo, lo que se está subrayando en esta competición deportiva mundial es el mensaje de paz entre los países, enfatizado por el Santo Padre en numerosas ocasiones.

Athletica Vaticana, además, publicó ayer, 25 de julio, una carta a todos los deportistas que participarán en las competiciones, recordándoles que las Olimpiadas pueden ser «un antídoto contra los juegos de la guerra».