El Papa afirma en el Ángelus que la venta de armas contradice «el espíritu de hermandad de los JJ.OO.»
El Sumo Pontífice ha apuntado que el abandono de las personas mayores es, de hecho, «una triste realidad a la que no debemos acostumbrarnos»
El pasado viernes, antes de la inauguración de los Juegos Olímpicos de París 2024, el Papa Francisco denunció que las guerras actuales que asolan el mundo son «un escándalo que la comunidad internacional no debería tolerar».
Este domingo, al término del rezo dominical del Ángelus ante los fieles en la plaza de San Pedro del Vaticano, el Santo Padre ha apuntado que si bien hay «muchas personas en el mundo que sufren desastres y hambre», se siguen «fabricando y vendiendo armas, alimentando guerras grandes y pequeñas». Esto ha aseverado el Sumo Pontífice, es «un escándalo que la comunidad internacional no debería tolerar, y contradice el espíritu de hermandad de los Juegos Olímpicos».
Asimismo, el Papa Francisco ha reiterado que no debemos olvidar que la guerra es «una derrota» que estas últimas semanas apeló «a una tregua en los conflictos que afectan el planeta durante los Juegos Olímpicos».
El Santo Padre también ha apelado a la oración por las víctimas del «gran deslizamiento de tierra que arrasó una aldea del sur de Etiopía», y ha mostrado desde la ventana de su despacho su solidaridad con la población afectada, en una catástrofe que causó la muerte de al menos 257 personas.
Tampoco se ha querido olvidar de los ancianos. En este sentido, el Sumo Pontífice ha afirmado que el abandono de las personas mayores es, de hecho, «una triste realidad a la que no debemos acostumbrarnos». Además, ha agregado, para muchos de ellos, especialmente en estos días de verano, «la soledad corre el riesgo de convertirse en una carga difícil de soportar».
También instó a reforzar «la alianza entre nietos y abuelos, entre jóvenes y mayores», para «decir no a la soledad de los mayores». «Nuestro futuro depende mucho de cómo abuelos y nietos aprendan a convivir», ha concluido. Por último, El Papa Francisco pidió un aplauso para todas las personas mayores del mundo.