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22 de septiembre de 2024

Santuario de Nuestra Señora de P

Santuario de Nuestra Señora de la Misericorida, en la región de Pellevoisin, en Francia

El Vaticano aprueba la devoción a la Virgen de la Misericordia en Francia

Según Estelle Faguette, en febrero de 1876, a la edad de 32 años, comenzó a experimentar apariciones de la Virgen María. Durante la quinta aparición, como prometió la Virgen, Estelle quedó completamente curada de una enfermedad

El dicasterio para la Doctrina de la Fe ha concedido el nihil obstat (sin objeción) para la devoción vinculada al santuario mariano de Nuestra Señora de la Misericordia en Pellevoisin, Francia. Este decreto, autorizado por el Papa Francisco el 22 de agosto de 2024, permite a los fieles adherirse a esta devoción, que se originó en 1876 cuando Estelle Faguette, una humilde doméstica, afirmó haber experimentado varias apariciones de la Virgen María en esta pequeña localidad francesa.

El cardenal Víctor Manuel Fernández, Prefecto del Dicasterio, subrayó que aunque no es común que el organismo se pronuncie sobre la naturaleza sobrenatural de tales eventos, en este caso las expresiones atribuidas a la Virgen María poseen un «valor particular» que sugiere una acción del Espíritu Santo en la experiencia espiritual de Estelle. En su carta al arzobispo de Bourges, Jérôme Daniel Beau, el purpurado afirmó que no solo «no hay objeciones doctrinales, morales o de otra índole a este acontecimiento espiritual», sino que esta devoción es «particularmente recomendable» para aquellos que deseen seguirla, pues ofrece «un camino de sencillez espiritual, de confianza, de amor» que «ciertamente será bueno para toda la Iglesia».

Estelle Faguette nació en una familia muy pobre en 1843 y trabajó como lavandera y doméstica para sostener a sus padres. Gravemente enferma y temiendo por su vida, escribió una carta a la Virgen María, expresando su deseo de recuperarse para seguir cuidando de sus padres. En sus palabras, que sorprendieron al cardenal Fernández por su «sencillez, claridad y humildad», Estelle narraba sus sufrimientos sin alardear de un espíritu de resignación, sino mostrando su resistencia interior ante la enfermedad que había frustrado sus planes de vida. Sin embargo, al final, confiaba en la voluntad de Dios, manifestando su deseo de ayudar a sus padres con las fuerzas que le quedaban. Esta «entrega generosa a los demás» es lo que, según el cardenal, «más ha tocado el corazón de Madre».

«No temas, eres hija mía»

Según Estelle, en febrero de 1876, a la edad de 32 años, comenzó a experimentar apariciones de la Virgen María. Durante la quinta aparición, como prometió la Virgen, Estelle quedó completamente curada. La joven atribuía su curación a Cristo, a través de la intercesión de su madre, la Virgen María. Esta curación fue confirmada como milagrosa por el Arzobispo de Bourges en 1893 con el consentimiento del Santo Oficio.

En los mensajes que Estelle recibió, la Virgen María la confortaba con palabras de cercanía y ternura, como «No temas, eres mi hija» y «Si quieres servirme, sé sencilla». La Virgen también le transmitió palabras de aliento: «Tranquila, hija mía, ten paciencia, tendrás dificultades, pero yo estoy ahí» y expresó su deseo de «calma» para la Iglesia: «En la Iglesia no existe esta calma que yo deseo».

Una de las solicitudes más importantes de la Virgen a Estelle fue la promoción del escapulario con la imagen del Corazón de Cristo. La Virgen le dijo: «Desde hace mucho tiempo los tesoros de mi Hijo están abiertos [...] Amo esta devoción». Estelle aceptó esta misión, dedicándose a difundir la devoción al Corazón de Cristo.

A lo largo de su vida, Estelle Faguette mantuvo una humildad profunda, a pesar de las muchas pruebas y acusaciones que enfrentó. Ingresó en la Tercera Orden Dominicana en 1925 y falleció en Pellevoisin en 1929, a los 86 años. El santuario de Pellevoisin ha sido un lugar de devoción mariana desde entonces, con varios Papas concediendo autorizaciones para actos de devoción.

León XIII, en 1892, concedió indulgencias a los peregrinos que acudían a Pellevoisin y, en 1900, reconoció el escapulario del Sagrado Corazón. Benedicto XV, en 1915, afirmó que «Pellevoisin fue elegido por la Santísima Virgen como lugar especial para difundir sus gracias», y en 1922, se autorizó una misa votiva a la Virgen en la parroquia de Pellevoisin. A lo largo de los años, esta devoción ha generado «muchos y hermosos frutos de fe y caridad» en quienes la han vivido, según el cardenal Fernández.

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