Los bomberos del Papa: desde apagar fuegos hasta preparar la chimenea del Cónclave

Se podría creer que el Servicio Secreto de los Estados Unidos, responsable de proteger al presidente, su familia y otros altos funcionarios del Gobierno, es el más profesional, seguro y competente del mundo. Sin embargo, al otro lado del Atlántico, hay un pequeño Estado, concretamente el más pequeño del mundo, al que tampoco le falta detalle: la Ciudad del Vaticano. En él no solo vive el Papa, el obispo de Roma, sino que además cientos de trabajadores, sacerdotes, religiosos y familias habitan en sus 0,44 kilómetros cuadrados.

Existe además una unidad pequeña, pero vital que forma parte del dispositivo de seguridad de este Estado: los bomberos del Vaticano. Aunque tal vez no sean tan conocidos como la Guardia Suiza, su papel es esencial para proteger no solo a sus habitantes, como el Papa y sus colaboradores, sino también a los millones de visitantes que acuden cada año para admirar sus tesoros históricos, religiosos y artísticos. Este cuerpo especializado, cuyo escudo singular muestra una llama roja sobre las llaves de san Pedro y la tiara papal, está formado por unos 30 bomberos, que deben estar preparados para cualquier emergencia que surja dentro de este diminuto pero simbólico territorio.

Rescates en la cúpula de San Pedro

Los orígenes del Cuerpo de Bomberos del Vaticano se remontan a principios del siglo XIX. Ya bajo el Estado Pontificio existía un Cuerpo de Bomberos, organizado militarmente, armado y equipado con medios contra incendios, con una elegante uniformidad, como lo demuestran las ilustraciones y acuarelas, fechadas alrededor de 1820, que se conservan en los Archivos Vaticanos y en la Biblioteca Nacional. A principios del siglo XX, un servicio de Guardia de Fuego operaba en los Sagrados Palacios Apostólicos.

El Núcleo de Bomberos del Vaticano fue fundado en 1941, durante el pontificado de Pío XII, cuando las tensiones bélicas hicieron evidente la necesidad de un equipo operativo bien entrenado y equipado para responder con rapidez tanto en la Ciudad del Vaticano como en sus zonas extraterritoriales. Hoy en día, estos bomberos reciben su formación en la Escuela Básica de Bomberos de Roma. Para ser parte de este cuerpo, los aspirantes deben cumplir requisitos específicos: ser varones, solteros, de entre 21 y 25 años, practicar la fe católica y adjuntar una carta de recomendación de un sacerdote. El cuartel actual del cuerpo se encuentra en los Palacios Vaticanos, con entrada desde el Patio del Belvedere, donde ha permanecido desde su origen.

Además de sus tareas específicas en caso de incendios, los bomberos desempeñan actividades de intervención rápida y de prevención para proteger a las personas y los bienes. Como organismo institucional, tienen la misión de proteger la vida humana y salvaguardar los bienes y el entorno de los daños y peligros provocados no solo por incendios, sino también por otras situaciones accidentales o malintencionadas, actuando de manera directa e inmediata.

Sucedió, por ejemplo, el pasado mes de junio, que en los Museos Vaticanos, se evitó por poco una tragedia. Un bombero vaticano cayó casi seis metros al suelo mientras intentaba rescatar a unos pájaros atrapados en una grieta entre el techo y el falso techo de una nueva área museal. El bombero sufrió múltiples fracturas tras el desplome de un techo de cartón yeso, pero fue rápidamente atendido y quedó fuera de peligro.

Entre otras tareas, los bomberos también se entrenan para el traslado de personas con posibles ataques de pánico desde lugares elevados, como la cúpula de San Pedro. Además, se encargan de coordinar los aterrizajes de helicópteros provenientes de toda Italia que llegan al Vaticano, así como de gestionar las inundaciones que pueden ocurrir durante lluvias intensas. Una de sus funciones más emblemáticas ocurre durante el Cónclave, ya que son responsables de colocar la parte final de la chimenea en el tejado de la Capilla Sixtina, que muestra al mundo la fumata blanca anunciando la elección del nuevo Papa, lo que les permite mantener un contacto directo con el Santo Padre.

El Papa atrapado en un ascensor

En 2019, el Papa Francisco llegó tarde al Ángelus tras quedar atrapado en un ascensor del Vaticano durante 25 minutos debido a una caída de voltaje. Explicó que fue rescatado por los bomberos, a quienes agradeció públicamente por su intervención. «Gracias a Dios vinieron los bomberos y, después de 25 minutos, consiguieron hacerlo funcionar», dijo, pidiendo un aplauso para ellos antes de comenzar la oración mariana en la Plaza de San Pedro.

También se encargan de controlar el equipo contra incendios instalado en la Ciudad del Vaticano y en algunas zonas extraterritoriales, que incluyen propiedades de la Santa Sede fuera de los límites de la ciudad-estado. Además, dada la enorme importancia religiosa e histórico-artística del Estado de la Ciudad del Vaticano, el Cuerpo de Bomberos tiene una gran y delicada responsabilidad en la prevención y el control. Por este motivo, debido a su actividad especializada y su conocimiento de las alarmas y dispositivos de seguridad, el personal debe estar técnicamente preparado, con la ayuda de cursos de actualización continuos.

Para Francisco, los bomberos son «el buen samaritano»

El Papa Francisco elogió en una audiencia general la labor de los bomberos italianos, describiéndola como una misión de servicio, tanto en emergencias cotidianas como en grandes desastres. En su discurso pronunciado en el aula Pablo VI, el Papa destacó las virtudes de dedicación, audacia y sacrificio que caracterizan esta profesión, comparándola con la actitud del Buen Samaritano, quien «muestra caridad y disponibilidad ayudando a los desafortunados en el momento de mayor necesidad».

El Pontífice subrayó la importancia del papel de los bomberos en la protección de la comunidad, arriesgando su propia seguridad por el bien común. Al igual que el Buen Samaritano, dijo Francisco, los bomberos muestran «la compasión y la ternura de Dios», ayudando a restablecer la normalidad después de situaciones críticas, con una disposición de servicio hacia los más vulnerables y necesitados.