Fundado en 1910

El Papa Francisco en uno de sus viajes apostólicosAFP

'Dilexit nos', la encíclica del Papa que propone renovar la devoción de los cristianos por el Sagrado Corazón

El Santo Padre ha dejado claro que volver al Corazón de Cristo es esencial en un mundo en el que «estamos tentados de convertirnos en consumistas insaciables y esclavos de los engranajes de un mercado»

Este jueves, 24 de octubre, el Vaticano ha amanecido con la publicación de la cuarta encíclica del Papa Francisco desde que asumió el pontificado: Dilexit nos, dedicada al amor humano y divino del Corazón de Jesucristo. En este nuevo documento, el Pontífice invita a los fieles a renovar su devoción al Sagrado Corazón, recordando la importancia de la ternura de la fe, el servicio a los demás y el fervor misionero. El Papa subraya que es en el Corazón de Jesús donde los cristianos encuentran el impulso para amar y donde se nos envía a nuestros hermanos.

La Encíclica comienza con una cita de san Pablo: «Él nos ha amado», refiriéndose a Cristo, para hacer descubrir que de este amor nada «podrá separarnos jamás», (Rm 8,39). A partir de esta premisa, el Papa Francisco recuerda que el Corazón de Cristo «va delante de nosotros y nos espera sin condiciones, sin exigir ningún requisito previo para amarnos». El Pontífice destaca que, gracias a Jesús, «hemos conocido y creído el amor que Dios nos tiene» (1 Jn 4, 16).

En un contexto de creciente desconexión espiritual y pérdida de la relación personal con Dios, Francisco señala que el cristianismo muchas veces olvida «la ternura de la fe, la alegría de la entrega al servicio, el fervor de la misión de persona a persona». Por eso, llama a redescubrir el amor de Cristo y subraya que en su Corazón «podemos encontrar todo el Evangelio». Para el Papa, es en este encuentro con el Corazón de Cristo donde «nos reconocemos y aprendemos a amar».

Uno de los elementos clave de Dilexit nos es el vínculo entre el amor de Cristo y las grandes encíclicas sociales de Francisco: Laudato Si' y Fratelli tutti. Al conectar la devoción al Sagrado Corazón con el cuidado de la creación y el compromiso fraterno, el Papa reitera que este amor impulsa a tejer lazos con todos los seres humanos y cuidar la casa común. Además, frente a los desafíos actuales –guerras, desigualdades económicas y el mal uso de la tecnología–, Francisco pide a Cristo que derrame su luz y amor sobre el mundo, recordando que «lo más importante y necesario es el corazón».

La Encíclica fue anunciada durante la audiencia general del pasado 5 de junio, cuando el Papa expresó su deseo de que este documento iluminara tanto la renovación eclesial como la vida de un mundo que, según él, «parece haber perdido el corazón». La publicación coincide con la celebración de los 350 años de la primera manifestación del Sagrado Corazón de Jesús a santa Margarita María Alacoque, aniversario que se clausurará el próximo 27 de junio de 2025.

Dividida en cinco capítulos, la Encíclica retoma el pensamiento magisterial sobre el Sagrado Corazón, recordando cómo este culto se enraíza en las Escrituras y en la larga tradición espiritual de la Iglesia. Francisco subraya que es el corazón lo que «une los fragmentos» y permite superar la división individualista del mundo actual.

Francisco menciona como ejemplos la espiritualidad de santos, como su referente Ignacio de Loyola, quien enseña que la amistad con el Señor se acepta desde el corazón, y san John Henry Newman, que subraya cómo Cristo salva hablando desde su Sagrado Corazón. El Papa recuerda que es ante el Corazón vivo de Jesús donde la mente, iluminada por el Espíritu, comprende verdaderamente sus palabras. Este entendimiento, afirma el Papa, no solo es personal, sino que también tiene un impacto social, ya que el cambio en el mundo comienza «a partir del corazón».

«Volver al Corazón de Cristo»

El primer capítulo, titulado «La importancia del corazón», destaca la necesidad de «volver al corazón» en un mundo consumista y superficial, en el que «estamos tentados de «convertirnos en consumistas insaciables y esclavos de los engranajes de un mercado». Según el Papa, el corazón es el núcleo que revela quiénes somos ante Dios, y es ahí donde surgen las preguntas fundamentales sobre el sentido de la vida.

El segundo capítulo se centra en los gestos y palabras de amor de Cristo, que manifiestan la cercanía y compasión de Dios. Estos gestos, como los encuentros de Jesús con la samaritana o con Nicodemo que narra el Evangelio, muestran a Jesús prestando atención a las preocupaciones y sufrimientos de las personas. En el tercer capítulo, «Este es el Corazón que tanto amó», Francisco hace referencia a la encíclica Haurietis aquas ('Beberéis aguas') de Pío XII, que en 1956 también profundizó sobre la devoción al Sagrado Corazón.

En los últimos dos capítulos, el Papa conecta la devoción personal con el compromiso comunitario y misionero. En el cuarto, «El amor que da de beber», se releen las Sagradas Escrituras para reconocer a Cristo en aquel «a quien traspasaron», recordando que este amor es fuente de transformación. En el quinto y último capítulo, «Amar por amor», Francisco explora la dimensión social y misionera del amor de Cristo, destacando que el Corazón de Jesús «nos lleva al Padre y nos envía a los hermanos».

La encíclica concluye con una oración en la que Francisco pide a Jesús que de su Corazón broten «ríos de agua viva para curar las heridas», fortalecer la capacidad de amar y servir, y guiar a la humanidad hacia un mundo «más justo y fraterno». El Papa cierra el texto recordando que un día todos los fieles celebrarán con Cristo resucitado el banquete celestial, «armonizando donde todas nuestras diferencias con la luz que brota sin cesar de su Corazón abierto».