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El Papa Francisco viajará a Córcega en diciembre

El Papa Francisco saludando a fielesAFP

Francisco insiste en que la Iglesia debe acompañar a los divorciados y parejas convivientes

El Papa subrayó que, a pesar de las experiencias dolorosas, su presencia en la Iglesia es testimonio de su deseo de perseverar en la fe

En una audiencia con la comunidad académica del Pontificio Instituto Teológico Juan Pablo II para las Ciencias del Matrimonio y la Familia, el Papa Francisco recordó que la Iglesia, aunque «promueve la familia dentro del matrimonio», también es necesario el «acompañamiento pastoral a quienes cohabitan aplazando indefinidamente su compromiso conyugal y de los divorciados vueltos a casar».

Francisco destacó que «son bautizados, son hermanos y hermanas, el Espíritu Santo derrama en ellos dones y carismas para el bien de todos», explicó, subrayando que, a pesar de las experiencias dolorosas, su presencia en la Iglesia es testimonio de su deseo de perseverar en la fe.

El Papa subrayó la importancia de la cooperación especial del Instituto en el estudio y la investigación sobre el matrimonio y la familia. En su intervención, destacó que esta entidad debe desarrollar una comprensión crítica de las actitudes sociales y culturales hacia estos temas, lo cual es esencial para la promoción de una «cultura de la vida».

Según lo expresado en su Exhortación Apostólica Summa familiae cura, el Instituto debe prestar atención a los avances de las ciencias humanas y la cultura antropológica, pues son fundamentales para la defensa de los valores de la familia en el mundo actual.

«Abrazar al extranjero, incluso al enemigo»

En su intervención, el Santo Padre reiteró que, sin excluir a nadie, «entrar en la Iglesia significa siempre inaugurar una nueva fraternidad, fundada en el Bautismo, que abraza al extranjero e incluso al enemigo». Además, afirmó que la Iglesia promueve la familia basada en el matrimonio, buscando fortalecer el vínculo conyugal a través del amor, que es «más grande que todo: la caridad».

En este sentido, enfatizó que «la fuerza de la familia reside esencialmente en su capacidad de amar y de enseñar a amar». Aunque una familia esté herida, siempre puede crecer a partir del amor, señaló el Papa.

Por otro lado, denunció las situaciones en las que, en algunos países, las autoridades públicas no respetan la dignidad y libertad fundamentales de las personas, especialmente de las mujeres, quienes a menudo enfrentan limitaciones y son sometidas a posiciones de subordinación.

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