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Tener un perro o un gato en casa puede provocar noches más inquietas

La tenencia de mascotas tiene un impacto negativo sobre la calidad del sueño

En España se estima que hay unos 29 millones de mascotas, según el censo de ANFAAC. Entre ellas, perros (con 9.313.098) y gatos (5.858.649) son las más numerosas. Canes y felinos aportan compañía y alegría a una casa, pero cuidado, que su presencia en el hogar puede tener efectos no deseados.

Un nuevo estudio publicado en la revista 'Human-Animal Interactions', de la organización internacional sin fines de lucro CABI, ha comprobado que tener un perro o un gato en casa puede llevar a tener noches más inquietas.

Mascotas y calidad de sueño

La Dra. Wisnieski, autora principal, descubrió que tener un perro se asociaba a mayores probabilidades de padecer un trastorno del sueño y tener problemas para dormir, mientras que tener un gato se asociaba a mayores probabilidades de sufrir el síndrome de piernas inquietas, que también afecta a la calidad del sueño.

Aunque no se pudo establecer la naturaleza causal de la tenencia de mascotas sobre la calidad del sueño y los trastornos del sueño, los resultados del estudio concuerdan con trabajos anteriores que constataron que la tenencia de mascotas tiene un impacto negativo sobre la calidad del sueño.

Según los científicos, por un lado, los perros y los gatos pueden ser beneficiosos para la calidad del sueño de sus dueños debido al apoyo social que proporcionan: las mascotas ofrecen una sensación de seguridad y compañía que puede mejorar los niveles de ansiedad, estrés y depresión. Sin embargo, por otro lado, las mascotas pueden alterar el sueño de sus dueños.

La investigación analizó variables como la sensación de falta de sueño de las personas, la somnolencia durante el día, no dormir lo suficiente, tardar más de 15 minutos en dormirse y dormir menos de seis horas de media.

El estudio sugiere que las diferencias entre la calidad del sueño y la tenencia de gatos y perros puede deberse a que los gatos tienden a ser más activos por la noche. Además, descubrió que había menos diferencias en los indicadores de calidad del sueño entre los propietarios de gatos y los que no lo eran, en comparación con los propietarios de perros y los que no lo eran.