Arroz blanco

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Por qué el arroz no debería formar parte del menú de la cena

A la hora de la ingesta de alimentos hay que tener en cuenta otros factores como la actividad física realizada

Los expertos lo tienen claro, ingerir menos calorías de las que se gastan es la clave para bajar de peso pero también es importante la hora a la que se ingieren esas calorías. Según un estudio del Instituto de Salud Global de Barcelona, cenar dos horas antes de irse a dormir no solo es la clave para reducir hasta un 20 % el riesgo de sufrir cáncer de próstata o de mama, sino que influye en el metabolismo. Además, la actividad física realizada a lo largo del día es otro factor que entra en juego.

La nutricionista Deva Camino Monteserín afirma que si no se ha realizado actividad física durante el día no se necesita reponer las reservas de glucógeno, un carbohidrato que almacenamos para cuando se necesita energía de manera rápida: «En esos momentos lo transformamos en glucosa, que nos dará esa energía casi inmediata», y añade: «Para rellenar los depósitos de glucógeno precisamos alimentos ricos en carbohidratos, como los que tienen un alto contenido en azúcar o en almidón, pero si los consumimos en exceso estos se transforman en vez de en glucógeno en grasas».

Así pues, esos alimentos ricos en carbohidratos, como el arroz o la pasta, no deberían formar parte habitual de las cenas, de lo contrario se tenderá a engordar. También hay que descartar los alimentos ricos en grasas, muy perjudiciales para la salud, como quesos semicurados o curados, embutidos o salchichas. Por contra, los vegetales son ligeros y con muchas vitaminas, por tanto deben predominar en la cena, bien sea en forma de hortalizas o verduras.

Cuatro reglas básicas

Dicho esto, los expertos afirman que no se puede demonizar los hidratos de carbono y sí pueden formar parte de una cena saludable si se cumplen cuatro reglas básicas:

  1. Elegir los carbohidratos adecuadamente. La diferencia reside en la velocidad a la que nuestro metabolismo los absorbe. Carbohidratos simples de absorción rápida. Son los que tienen un índice glucémico alto. Por ejemplo, el azúcar simple y todos los derivados (azúcar blanco, moreno, miel, refrescos, zumos comerciales, etc.). Carbohidratos complejos de absorción lenta. Son los que tienen un índice glucémico bajo. Forman parte de la familia de los cereales y derivados, y también en legumbres, tubérculos, verduras y frutas.
  2. Prepararlos bien sin cocer en exceso. Los expertos recomiendan que están al dentes.
  3. Tomar la cantidad adecuada.
  4. Acompañarlos de otros buenos alimentos.
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