Ola de calor Por qué somos más felices en verano y primavera
Con un calor excesivo, sin embargo, las personas sufren agotamiento, desgana y pueden llegar a sentirse malhumoradas
Este año el calor extremo se ha adelantado en España. La primera ola de calor se dio en junio, con temperaturas que superaban los 30 grados en la mayor parte del país. La segunda llegó en la primera quincena de julio, y aún no ha cesado. No solo se han adelantado, este año han durado más días de lo que suelen durar.
El profesor del Grado en Psicología de la Universidad CEU San Pablo, Fernando Miralles, explica que «la mayoría de las personas sienten cansancio y apatía durante estas fechas de notable calor. Hay personas denominadas meteorosensibles que, además de lo que viven la mayoría con el calor, agotamiento y desgana, pueden llegar a sentirse malhumoradas».
El doctor Miralles señala que, cuando además del calor existe humedad y viento caliente, los efectos negativos en la conducta aumentan. «Esto se ve reflejado en una mayor falta de atención, un carácter más impaciente e impulsivo y mal humor», subraya el psicólogo.
Las olas de calor provocan a las personas distintos efectos como la vasodilatación, sudoración abundante, pérdida de líquidos y electrolitos a través de la piel, falta de sueño y, en algunas ocasiones, complicaciones para conciliar el sueño. A pesar de esto, al haber más horas de luz y diversas actividades para hacer al aire libre, el verano es la época del año en la que nuestro estado de ánimo es mejor, nos volvemos más extrovertidos y tolerantes.
Las personas meteorosensibles pueden sentirse en otoño e invierno deprimidas por la falta de luz
El doctor Miralles comenta el efecto de las distintas estaciones del año y explica que «las personas meteorosensibles pueden sentirse en otoño e invierno deprimidas por la falta de luz, mientras que en primavera y verano se encuentran más activas y alegres».
El doctor comenta que «podemos comprobar cómo al salir de trabajar en verano con la luz del día, la sensación de alegría aumenta. En el invierno ocurre lo contrario, cuando entramos o salimos de trabajar y no hay luz solar, las personas se sienten menos activas y más alegres».
Además, «en verano las personas meteorosensibles deberían tener cuidado con los efectos negativos que ocasionan las altas temperaturas, cuidarse y, si lo ven necesario, acudir a un centro de Psicología Clínica, donde les enseñarán técnicas para disminuir la ansiedad y ser más conscientes de sus cambios conductuales», apunta el profesional.
Las técnicas que comenta el profesor consisten en comer alimentos con pocas calorías, no ingerir alcohol, descansar más horas de las normales (en especial en las horas de más calor) y echarse la siesta, reducir drásticamente la actividad física, usar ropas de ligeras y, sobra todo, no exponerse directamente al sol y beber muchos líquidos.