Un grupo de personas bebe alcohol

Un grupo de personas bebe alcoholFreepik

Comprobado: el consumo de alcohol envejece

Una bebida adicional al día aumenta la discrepancia entre la edad biológica y cronológica en casi un año

El consumo excesivo de alcohol es perjudicial para la salud, pero incluso la ingesta de pequeñas cantidades también puede ocasionar enfermedades hepáticas y distintos tipos de cáncer, por lo que su consumo debe limitarse el máximo posible.

Más allá de los efectos sobre la salud, el consumo de esta droga socialmente aceptada y permitida, tiene una consecuencia clara sobre el envejecimiento.

En su nuevo estudio, investigadores de la Universidad de Boston descubrieron que un mayor consumo de alcohol a largo plazo se asociaba significativamente con la aceleración de la edad biológica. Así pues, el consumo de alcohol envejece.

En esta investigación, publicada en Aging, los científicos utilizaron dos tipos de relojes epigenéticos –GrimAge y PhenoAge–, para evaluar el impacto del consumo de alcohol en la aceleración de la edad biológica: la diferencia entre las edades biológica y cronológica de una persona.

Los investigadores analizaron los patrones de bebida de 3.823 participantes de diferentes tramos de edad, así como por niveles promedio de consumo de alcohol autoinformados durante un largo período de tiempo.

El informe concluye que el consumo promedio de alcohol a largo plazo se asoció significativamente con una mayor aceleración de la edad biológica en las cohortes de mediana edad y mayores, pero no en la cohorte joven.

Según el reloj epigenéticos de PhenoAge, una bebida adicional al día aumentó la discrepancia entre la edad biológica y cronológica en 0,71 años en personas de mediana edad y en 0,6 años en personas mayores. El segundo reloj, el de GrimAge mostró efectos ligeramente menores, 0,43 y 0,37, años respectivamente. El modelo se ajustó por sexo, actividad física, nivel educativo, índice de masa corporal, tabaquismo y edad cronológica.

Respecto a los tipos de alcohol, los licores fuertes resultaron los más dañinos con diferencia, mientras que el segundo lugar lo disputaron la cerveza y el vino.

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