La culpa de la depresión por el estrés está en un grupo de neuronas

La hipocondría se basa en un miedo excesivo e irracional a padecer enfermedades físicas o mentales.GTRES

¿Eres hipocondríaco? Una psicóloga analiza los síntomas que te delatan

Beatriz Berjón explica las claves de un problema que puede llegar a ser incapacitante

Frases como «me duele el pecho, no se si me está dando un infarto» o «me noto un bulto, seguro que es un cáncer» denotan una preocupación por desarrollar alguna enfermedad potencialmente mortal y, si bien ser precavido y consultar con el médico no está de más, cuando el miedo a enfermar se vuelve excesivo e irracional puede ocasionar un trastorno de ansiedad. La psicóloga especializada en hipocondría, Beatriz Berjón, del Instituto Psicológico Cláritas, explica las claves para diferenciar si existe un problema que puede llegar a ser incapacitante dependiendo de la gravedad.

–¿Cómo saber si soy hipocondríaco o simplemente me preocupo por mi salud?

–La principal diferencia entre la hipocondría (o trastorno de ansiedad por enfermedad) y una preocupación sana por nuestra salud radica en la actitud con la que la persona enfrenta los síntomas que nota o enfermedades en general. Se convierte en un problema psicológico cuando el miedo que sentimos por contraer ciertas enfermedades te lleva a obsesionarte por contraer una enfermedad debido a la malinterpretación de las sensaciones corporales corporales y los pensamientos catastrofistas. Por ejemplo, una persona con este trastorno puede estar convencida de que un aumento en el ritmo cardíaco significa que están en riesgo de sufrir un infarto o de padecer una insuficiencia cardíaca; una tos persistente podría malinterpretarse para estas personas como un claro signo de cáncer de pulmón, etc. En casos más graves, los pensamientos catastrofistas que tiene la persona le pueden llevar a experimentar un intenso miedo a la muerte.

Otras pistas que nos ayudan a confirmar que podríamos tener este trastorno son la búsqueda constante de información al respecto; quejas y temas de conversación dirigidos a los síntomas; fijación con la sensación corporal (que suele empeorar la situación); problemas para dormir y mantener relaciones sexual; comportamientos preventivos y restrictivos; aislamiento, etc.

–¿Hay distintos tipos de hipocondría?

–Según el DSM-V (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales) no hay diferencias entre distintos tipos de hipocondría. De hecho, no incluye la hipocondría como un trastorno, hace referencia a ella a través de dos nuevos conceptos: Trastornos de síntomas somáticos y Trastorno de ansiedad por enfermedad.

Sin embargo, existen expertos como el Dr. Brian Fallon (psiquiatra de la Universidad de Columbia) que diferencia tres tipos de hipocondría:

  1. Hipocondría obsesivo-ansiosa: la más común. La persona se obsesiona con la aparición de síntomas y tiene un pensamiento rígido. No suele tener síntomas físicos, o no son peligrosos.
  2. Hipocondría depresiva: se diferencia por la aparición de síntomas de depresión debido al miedo desbordante de contraer la enfermedad. También aparece la culpa, llegando a interpretar sus síntomas como un castigo. Puede haber riesgo de suicidio.
  3. Hipocondría somatoforme: existen síntomas físicos que informan a la persona de una enfermedad real, solo que no tiene la gravedad que el paciente considera.

–¿Se puede superar ese miedo constante a enfermar?

–Sin duda alguna, sí. En casos leves podemos contar con la ayuda de nuestro entorno para ayudar a calmarnos en situaciones de miedo e inseguridad antes de acudir a un médico. En caso de empeorar, esta ayuda tiene que ir de la mano con la atención psicológica para profundizar en el origen del miedo y de los pensamientos obsesivos. En casos más graves, este apoyo se podría complementar con medicación en casos con una sintomatología ansioso-depresiva significativa.

–Cómo puede afectar en mi vida el ser hipocondríaco y qué hacer para intentar salir de ahí.

–Como se ha comentado anteriormente, el trastorno de ansiedad por enfermedad puede llegar a ser muy limitante para la persona que lo padece. Su calidad de vida puede verse tan afectada que el trastorno podría evolucionar a otras psicopatologías y causar la muerte en los casos más extremos. Esto sucede porque más allá de las sensaciones corporales que se interpretan como peligrosas, la persona hipocondríaca toma todo tipo de medidas posibles para mitigarlas y auto-tranquilizarse, como por ejemplo: visitas constantes al médico o evitar esto mismo por miedo a encontrar un problema grave; dificultad para hacer vida normal (salir de casa, ir al trabajo, salir con amigos…) por miedo a que le pase algo estando fuera de casa, pasar la mayor parte del tiempo buscando información y preocupándose por sus síntomas, etc. Todo esto puede afectar seriamente a las relaciones sociales del paciente, el ámbito familiar y laboral.

Es importante que no busquemos información en internet sobre nuestros síntomas

Para empezar a solucionar este problema es importante que la persona tenga claro que los pensamientos no son hechos, son solo pensamientos. Por lo tanto, no tenemos por qué creer todo lo que pensamos. También es importante que no busquemos información en internet sobre nuestros síntomas ya que podría empeorar nuestra preocupación. Si tenemos dudas seriamente lo más importante es consultar a un médico, sobre todo si no somos profesionales de la salud, para no caer en asociaciones precipitadas. Teniendo en cuenta estas pequeñas claves, si la persona nota que sus sensaciones corporales o síntomas le preocupan a menudo y le generan un estrés que repercute en su vida diaria, lo más recomendable es comenzar una terapia psicológica para trabajar con distintas técnicas, dependiendo del profesional. Lo ideal en este espacio sería trabajar con técnicas de exposición, relajación, y sobre todo, trabajar en el origen y los factores de mantenimiento de sus miedos. También es importante en este espacio preguntarse cómo sus cuidadores principales se han llevado con las enfermedades (ajenas y propias) y cómo reaccionaban ellos ante los síntomas del paciente en edades tempranas.

  • Beatriz Berjón Martínez. Psicóloga especializada en Terapia Focalizada en la Emoción en adultos y adolescentes
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