¿Son los vapeadores igual de perjudiciales que el tabaco tradicional?
El consumo de vapeadores o cigarrillos electrónicos se ha disparado, especialmente entre los jóvenes
El panorama del consumo de tabaco ha experimentado un cambio significativo en los últimos años, dando paso a una nueva era marcada por la popularidad creciente de nuevos dispositivos, como los cigarrillos electrónicos y los vapeadores. Estos han sido diseñados para proporcionar una experiencia similar al acto de fumar, lo que ha conseguido llamar la atención de un amplio grupo de consumidores.
Ante esta situación, las administraciones públicas han tomado conciencia sobre las posibles consecuencias que pueden generar estos aparatos a largo plazo para la salud pública: el Consejo de Ministros ha equiparado la regulación del tabaco calentado a la de los cigarrillos tradicionales y prohíbe los productos con aromatizantes, así como cualquier otra técnica que permita modificar el olor sabor de los productos del tabaco o intensificar el humo a los productos del tabaco calentado. Asimismo, el Ministerio de Sanidad está trabajando en una regulación de los dispositivos de vapeo para mitigar los riesgos asociados a su uso.
Riesgos para la salud
Cabe señalar que los cigarrillos electrónicos y los vápers han emergido en este contexto como una opción moderna y versátil en comparación con el tabaco calentado y los cigarrillos tradicionales. Sin embargo, a pesar de las diferencias en la forma y el mecanismo de entrega, esta alternativa genera ciertos riesgos para la salud.
El Dr. Manuel Callejas, jefe del Servicio de Neumología del Hospital Universitario Sanitas La Zarzuela, explica: «Estos cigarrillos electrónicos liberan vapores que contienen partículas finas y sustancias químicas, las cuales, al ser inhaladas, penetran profundamente en los pulmones. Esta exposición constante suele desencadenar irritación en las vías respiratorias, inflamación y, en casos más graves, contribuir al desarrollo de enfermedades pulmonares crónicas. Además, la presencia de compuestos como formaldehído y acroleína en algunos líquidos de vapeo se ha asociado con daño oxidativo, lo que podría conllevar la aparición de enfermedades respiratorias».
No obstante, su uso no solo tiene implicaciones para la salud respiratoria, sino que también plantea riesgos importantes en relación con la salud bucal. Al aspirar el vapor que generan por sí mismos, diversos componentes químicos entran en contacto con la cavidad bucal.
Lorena Trinidad, odontóloga de Sanitas Dental, añade: «La exposición persistente a estas sustancias puede alterar la composición de la saliva, un elemento clave para la salud bucodental, afectando su capacidad para neutralizar ácidos y mantener un ambiente bucal estable. Asimismo, la figura de ciertos compuestos químicos impacta en la flora bacteriana oral, dando lugar a desequilibrios que favorecen la proliferación de bacterias dañinas. Esto, a su vez, provoca un aumento en el riesgo de enfermedades periodontales, por lo que es recomendable que los usuarios consideren estos aspectos al evaluar el impacto global de su elección de consumo», concluye.