Por qué los niños deberían comer menos plátanos y yogures, según la ciencia
El consumo en la infancia de algún tipo de fruta, avena y centeno se asocia con un mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 1
La diabetes tipo 1, la forma más común de diabetes en niños, está aumentando en todo el mundo. Se estima que el número de casos en todo el mundo se duplicará en tan solo 20 años, pasando de 8,4 millones en 2021 a 17,4 millones en 2040.
Una nueva investigación, que se presentará en la reunión anual de la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes (EASD, por sus siglas en inglés) que se celebra estos días en Madrid, muestra que el consumo en la infancia de algún tipo de fruta como el plátano, la avena y centeno se asocia con un mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 1 (DT1). Sin embargo, el consumo de bayas como la fresa se asocia con menores probabilidades de desarrollar la enfermedad.
Los expertos explican que la diabetes tipo 1 es una enfermedad autoinmune en la que el sistema inmunitario ataca y destruye las células de los islotes pancreáticos que producen insulina. Esto impide que el cuerpo produzca suficiente cantidad de la hormona insulina para regular adecuadamente los niveles de azúcar en sangre. Se desconoce qué desencadena el ataque del sistema inmunitario, pero se cree que implica una combinación de predisposición genética y un desencadenante ambiental, como un virus o un alimento.
Suvi Virtanen, del Instituto Finlandés de Salud y Bienestar, en Helsinki, (Finlandia), quien dirigió la investigación explica: «La diabetes tipo 1 es una enfermedad grave que requiere tratamiento de por vida y supone una carga considerable para el paciente y su familia», y añade: «Puede provocar complicaciones como problemas oculares, cardíacos, nerviosos y renales, acortar la esperanza de vida y tiene unos costes sanitarios importantes».
«El rápido aumento de la diabetes tipo 1 en niños sugiere que los factores ambientales desempeñan un papel importante en el desarrollo de la enfermedad. Identificar estos factores ofrecerá una oportunidad para desarrollar estrategias para prevenirla y sus complicaciones».
En un comunicado, los investigadores explican que se han vinculado numerosos alimentos con la autoinmunidad de los islotes (el ataque a las células productoras de insulina) y la diabetes tipo 1, pero faltaban estudios prospectivos en profundidad. Para abordar esto, la profesora Virtanen y su equipo analizaron si la dieta en la infancia y la niñez temprana estaba asociada con el desarrollo de diabetes tipo 1.
Se realizó un seguimiento de 5.674 niños (3.010 niños y 2.664 niñas) con susceptibilidad genética a la diabetes tipo 1 desde su nacimiento hasta los seis años. Los registros alimentarios completados por sus padres repetidamente desde los tres meses hasta los seis años de edad proporcionaron información sobre la dieta completa.
A la edad de seis años, 94 de los niños habían desarrollado diabetes tipo 1. Otros 206 desarrollaron autoinmunidad de islotes y, por lo tanto, tenían un riesgo sustancialmente mayor de desarrollar diabetes tipo 1 en los próximos años. Los 34 grupos de alimentos cubrían toda la dieta y, cuando se tuvieron en cuenta todos, varios alimentos se asociaron con un mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 1.
Qué comer y que no
Los resultados muestran que cuanto más fruta, avena o centeno comían los niños, más aumentaba su riesgo de padecer diabetes tipo 1.
Por el contrario, comer fresas, arándanos, arándanos rojos, frambuesas, grosellas negras y otras bayas parecía brindar protección contra la diabetes tipo 1. Cuantas más bayas comía un niño, menos probabilidades tenía de desarrollar diabetes tipo 1.
«Las bayas son especialmente ricas en polifenoles, unos compuestos vegetales que pueden reducir la inflamación asociada al desarrollo de la diabetes tipo 1», afirma el profesor Virtanen. «Por otro lado, las frutas pueden contener sustancias nocivas que no se encuentran en las bayas. Por ejemplo, las bayas pueden estar libres de pesticidas que sí se encuentran en otras frutas».
La avena, los plátanos, los productos lácteos fermentados como los yogures y el trigo se asociaron con un mayor riesgo de autoinmunidad de los islotes, mientras que las verduras crucíferas, como el brócoli, la coliflor y el repollo, se asociaron con un menor riesgo.
«Es importante averiguar qué factores presentes en estos alimentos son responsables de estas asociaciones», afirma el profesor Virtanen. «Si se descubre que las bayas contienen un factor protector particular, por ejemplo, esa sustancia o las bayas mismas podrían usarse para prevenir la diabetes tipo 1».
Sin embargo, es demasiado pronto para hacer recomendaciones dietéticas
El profesor Virtanen afirma: «Muchos de los alimentos que hemos descubierto que están asociados con un mayor riesgo de diabetes tipo 1 y del proceso de la enfermedad se consideran parte de una dieta saludable y es importante que nuestros resultados se repliquen en otros estudios antes de que alguien considere hacer cambios en la dieta de su hijo».