Los médicos apuntan la causa que está detrás del aumento de casos de Parkinson en los jóvenes
Una reducción en la contaminación del aire puede ayudar a reducir el riesgo de enfermedad
La enfermedad de Parkinson (EP) es una condición degenerativa, progresiva y crónica del sistema nervioso que se caracteriza por causar daños neurológicos severos. Sus síntomas más característicos son el temblor y la rigidez postural.
Según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN), en España más de 150.000 personas están afectadas por esta enfermedad neurológica crónica que suele aparecer a partir de los 50 años pero puede afectar incluso a menores de esta edad. De hecho, los expertos estiman que el número de casos se triplicará en los próximos 20 años.
Los científicos han formulado varias teorías para explicar el aumento progresivo en su incidencia. A lo largo de los años se han reportado interacciones complejas entre factores ambientales, predisposición genética y factores de riesgo conocidos como posibles causas.
Entre las exposiciones ambientales, los estudios han sugerido que la contaminación del aire, en forma de partículas en suspensión en aerosol con un diámetro de 2,5 µm o menos (PM 2,5 ), se asocia con un mayor riesgo de Parkinson. La explicación sería que estas partículas ultrafinas (≤0,1 µm) pueden atravesar la barrera hematoencefálica en humanos, lo que conduce a inflamación, estrés oxidativo y activación de la microglía, que son mecanismos patogénicos potenciales para el desarrollo del Parkinson.
En un estudio estadounidense, publicado en JAMA, los científicos trabajaron con 346 enfermos de Parkinson en Minnesota, que fueron diagnosticados con la enfermedad entre 1991 y 2015, y fueron divididos en dos subgrupos: aquellos con un deterioro cognitivo más rápido y movimientos más lentos, y aquellos con temblor.
Los investigadores calcularon los niveles medios anuales de PM2,5 en la atmósfera entre 1998 y 2019 y los niveles de dióxido de nitrógeno entre 2000 y 2014. También estudiaron los niveles de contaminación en los domicilios de los participantes dentro de un área de 1 km.
Los datos sugieren que niveles más altos de este tipo de contaminación están asociados con Parkinson, en comparación con niveles más bajos de exposición.
Los investigadores también encontraron que había un riesgo 36 % mayor de presentación de la enfermedad de Parkinson rígida acinética, lo que causa un deterioro cognitivo más rápido en la memoria.
Además, niveles más elevados de PM2.5 y NO2 se asociaron con un mayor riesgo de desarrollar discinesia, un efecto secundario del Parkinson que causa movimientos musculares involuntarios o incontrolados.
Los autores del estudio advierten que los hallazgos de este trabajo sugieren que una reducción en la contaminación del aire puede ayudar a reducir el riesgo de enfermedad.